Raúl Castro, ¿el dictador favorito de EEUU a cambio de unos cuantos
negocios con Cuba?
FABIOLA SANTIAGO
Yo me atrevería a decir que Raúl Castro todavía tiembla en sus botas
militares por el histórico discurso del presidente Barack Obama en La
Habana, uno de los mejores momentos de su presidencia y aplaudido por el
mundo libre. Pero el octogenario comandante estos días calza los zapatos
de vestir y trajes a la medida de la diplomacia moderna.
Pero sigue siendo el mismo déspota despiadado y tal parece que no hay
nada que el carismático Obama pueda hacer para sacar a Castro de la
mentalidad de búnker, no importa lo generoso que sea el presidente con
su bolígrafo presidencial para emitir directivas, como hizo el viernes 14.
Una de esas directivas es de inspiración tercermundista: Obama eliminó
las restricciones sobre cuántos puros y botellas de ron cubanos pueden
traer los estadounidenses que regresen de viajes a la isla o a otros
países. Y de inmediato, porque aparentemente esto es cosa importante,
pueden traer todo lo que quieran para consumo personal y regalos.
Resulta difícil entender que el mismo presidente que pronunció en La
Habana un discurso elocuente y sin precedentes en defensa de la
democracia –que le ganó dentro y fuera de la isla respeto para sus
políticas impulsadas por los derechos humanos– ahora echa mano... a la
estrategia del tabaco y el ron para ganarse a Castro.
Raúl, tranquilo. ¡Nos fumaremos tus tabacos y nos beberemos tu ron!
La represión de los disidentes –golpizas, detenciones, vigilancia– sigue
aumentando, en algunos casos frente a turistas norteamericanos y medios
noticiosos internacionales. Así las cosas, una vez más, tengo que
preguntar: ¿Se está convirtiendo Raúl Castro en el nuevo Fulgencio
Batista? ¿Está dando el gobierno estadounidense oxígeno una vez más a su
dictador favorito a cambio de que algunas empresas norteamericanas hagan
negocios con la isla y se regrese a los vicios de los años 1950?
Esto da para pensar, especialmente porque ni siquiera la perspectiva de
un consumo rampante de puros Romeo y Julieta, y Cohíba, puede dar un
empujoncito al gobierno cubano para que tome el camino correcto. Por el
contrario, este Castro, un llamado "reformista", respondió prontamente a
los nuevos favores de Obama tomando medidas drásticas contra los cubanos
más alentados por la presencia estadounidense, la supuesta nueva clase
de emprendedores.
SE ESTÁ CONVIRTIENDO RAÚL CASTRO EN EL NUEVO FULGENCIO BATISTA? ¿ESTÁ
DANDO EL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE OXÍGENO UNA VEZ MÁS A SU DICTADOR
FAVORITO A CAMBIO DE QUE ALGUNAS EMPRESAS NORTEAMERICANAS HAGAN NEGOCIOS
CON LA ISLA Y SE REGRESE A LOS VICIOS DE LOS AÑOS 1950?
La respuesta de Castro a la decisión de Obama de hacer menos estrictas
las normas estadounidenses sobre viajes y comercio fue suspender la
emisión de nuevas licencias para las paladares que los norteamericanos
han encontrado tan encantadoras. También anunció que se controlaría de
cerca a las que ya operan, como aquella donde comieron Obama y su
familia. Los propietarios de las paladares han sido citados a reuniones,
donde les advirtieron no se toleraría ninguna infracción a las estrictas
normas que el gobierno cubano les impone para operar. Las leyes cubanas,
por ejemplo, obligan a estos emprendedores a comprar los insumos en
tiendas estatales que venden a precios elevados. Y les advirtieron que
habrá controles más estrictos.
Pero no estamos en los años 1950, y es posible que Castro vea pronto la
rapidez con que Cuba puede perder todo lo que ha ganado en casi dos años
de acercamiento con Washington.
Por una parte, los cacareados vuelos comerciales diarios a ciudades en
toda la isla están saliendo de Miami medio vacíos. Una aerolínea está
tan desesperada por llenar sus asientos que planea filmar una
sentimentalona reunión familiar de cubanoamericanos de varias
generaciones para un comercial.
Casi todos los viajeros estadounidenses a la isla que he entrevistado
han expresado una versión de esta frase, a la vez que alaban la calidez
de los cubanos y la belleza del paisaje: "La represión es muy palpable".
Qué pena. Resulta que a los viajeros estadounidenses no les preocupan
tanto las dictaduras como las habitaciones de los hoteles malos.
Y sobre los cubanoamericanos, una vez que el gobierno de la isla
advirtió en medio de la estampida por regresar a la patria –y la
embajada estadounidense confirmó– que no les reconoce la ciudadanía
norteamericana y están sujetos al mismo trato opresivo que sus paisanos
en el país, el deseo nostálgico por caminar por el barrio se evaporó.
Qué pena. Ahora resulta que las fotos de carros clásicos y el romántico
deterioro arquitectónico –y claro, todas esas banderas norteamericanas–
y carnadas, ya no resultan tan atractivos.
Así que ahora les toca a los tabacos y el ron, y la rama de olivo más
indignante: el presidente Obama dijo en su Directiva de Política que con
este levantamiento unilateral de restricciones Estados Unidos "no busca
un cambio de régimen".
¿Está diciendo acaso que esas libertades básicas de las que habló en La
Habana –entre ellas el derecho de personas que han resistido una
dictadura durante casi 58 años a elegir sus líderes políticos– ya no es
una meta?
Hace falta una buena aclaración.
Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, no perdió tiempo
en aprovechar la peligrosa decisión de Obama. Hillary Clinton marcha
adelante en las encuestas, pero que no tenga a la Florida en el saco.
"Los últimos dos años de normalización de relaciones sólo han alentado
al régimen a costa del pueblo cubano", expresó Ryan el martes en un
comunicado. Y muchos otros cubanoamericanos como yo que hemos apoyado la
política de acercamiento del presidente concordamos con el republicano
por Wisconsin.
Es posible que el presidente Obama esté impulsado por buenas
intenciones. Pero llegó al complejo problema del tema cubano tarde en su
presidencia, y su apuro por hacer que parte de su legado sea entregar,
sino exactamente democracia, al menos prosperidad para el pueblo cubano,
le puede salir mal. Es posible que muy pronto se entere de lo que todos
los demás mandatarios que lo precedieron conocieron de primera mano: que
la dictadura de los Castro no cede en su represión. Ni la distensión, ni
quizás el acercamiento, parecen cambiar esa realidad.
El presidente Obama el menos puede alegar que tomó el camino honorable y
de principios en La Habana.
Aunque en este momento parece que hay más humo de tabaco que legado, y
ese ron no es bueno para un Cuba Libre.
Fabiola Santiago: fsantiago@miamiherald.com, @fabiolasantiago
Source: Raúl Castro, ¿el dictador favorito de EEUU a cambio de unos
cuantos negocios con Cuba? | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/fabiola-santiago-es/article110145272.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario