lunes, 4 de julio de 2016

El enfoque no es el correcto ministro

El enfoque no es el correcto ministro
[03-07-2016 23:41:17]
Elías Amor
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).- Se celebra estos días en el Palacio de
convenciones de La Habana un congreso internacional sobre gestión
empresarial y administración pública. No deja de llamar la atención la
notable variedad de congresos que se organizan por el régimen castrista
últimamente. No es mala idea. Proyectar la isla a nivel internacional
como sede de congresos es una apuesta interesante, pero luego, como
sucede casi siempre, está lo que se dice en los congresos y sobre todo,
cómo se dice.
Aceptando que los demócratas no tenemos otro límite para la libertad del
otro que el estricto respeto a la nuestra, cualquier cosa que se diga en
esos congresos organizados por el régimen castrista se tiene que situar
en la perspectiva del monolito de partido e ideología única que impera
en la Isla desde 1959. No conviene esperar mucho del debate, porque si
se sale de este guión castrista, simplemente no existe, se elimina. Por
ello, este congreso de educación tiene algún interés y los comentarios
que pueda realizar sobre el mismo, lógicamente, se apartan de ese
pensamiento único y obviamente, por ello, no tendrían cabida en las
sesiones del mismo.

La educación cubana en la actualidad se encuentra inmersa, como la del
resto del mundo, en la necesidad urgente de acometer cambios que
permitan afrontar los retos del entorno. Nada nuevo, por tanto.

Sin embargo, una nota en Granma recoge algunas de las frases
pronunciadas por el doctor Rodolfo Alarcón Ortiz, ministro de educación
superior del régimen en su conferencia inaugural. Y a ellas propongo
dirigirme.

Coincido con Alarcón en "la im­portancia ascendente del conocimiento, y
de la capacidad de una sociedad para producir, seleccionar, adaptar y
usar esos saberes (no solo los científico-técnicos), en aras de lograr
un crecimiento económico sostenido y mejorar los estándares de vida de
la población". Cierto. El conocimiento es necesario. Pero, la capacidad
de una sociedad depende de la que tengan sus individuos y de la que
puedan alcanzar con el esfuerzo, el trabajo, la dedicación y la asunción
de riesgos y sacrificios. Nada en la vida es gratis. Además no existe la
"capacidad de una sociedad" propiamente dicha, sino la de miles de
voluntades, proyectos personales, ilusiones que se ponen en común, y de
ahí surgen las capacidades y su adaptación, que está en el origen del
crecimiento.

El ministro debería saber que cuando alguien, que se cree imbuido de un
"don superior", trata de canalizar o controlar esas capacidades
individuales para dirigirlas en una determinada dirección, se percata
que, al cabo de un tiempo, su objetivo lejos de conseguirse, no se
cumple. Si analizamos la experiencia de países del mundo que han
realizado un tránsito exitoso en sus niveles de renta y desarrollo en
las últimas décadas, se observa la apuesta por la educación, la
formación y la cualificación de sus habitantes como determinante del
resultado. Ninguno de esos países ha apostado por desplegar "capacidades
de la sociedad", sino por introducir e incorporar estímulos y valores
individuales que permitan a las personas alcanzar sus proyectos de vida.
Los que se han embarcado en costosos "proyectos de capacitación social",
han acabado muy mal. Ejemplos, sobran.

Es por ello que el ministro también se equivoca cuando pretende atribuir
a los docentes, a los educadores, a los responsables de la construcción
del capital humano individual, funciones que no están bien definidas en
su agenda profesional. Por ejemplo, le pregunto en abierto al ministro,
qué tiene que hacer, como el dice, "un docente en el campo de la ciencia
de la dirección para enfrentarse al hecho de que la distribución de la
renta es desigual". Desde luego, no dedicarse ni un minuto a lo que él
plantea. Si lo hace, estará perdiendo el tiempo.

Pues claro ministro que la distribución de los activos de cualquier
sociedad es desigual, y cuando no existe la propiedad privada como base
de referencia, porque es abolida, como en el régimen castrista, surgen
otros elementos que apuntan a la desigualdad. Los docentes en el campo
de la ciencia de la dirección deben ayudar con sus enseñanzas,
actualizadas, a que las sociedades avancen, construyan riqueza, la
acumulen y a resultas de ello, alcancen una dimensión mayor, con más
empleo y bienestar para todos. En la sociedad del conocimiento y la
información, ese proceso es más necesario que nunca, y está suponiendo,
en la mayor parte de las escuelas de negocios de todo el mundo, una
revisión en profundidad de los planes de estudio y los curricula de la
educación del siglo pasado, en la que algunos países se encuentran
instalados.

Ojalá que la ciencia de la dirección en Cuba vaya por estos derroteros.
Durante décadas, el rechazo ideológico del régimen a los principios de
la gestión empresarial moderna, han hecho un gran daño a la estructura
económica y productiva. Ha llegado el momento de practicar un giro de
180º y dejar atrás procedimientos y métodos de trabajo constreñidos por
la penosa intervención estatal y el peso de la ideologia comunista sobre
la economía. Cuando las empresas cubanas se libren de ese lastre y
puedan funcionar como en cualquier otro país del mundo, el embargo o el
bloqueo interno, ese que practica el régimen con sus ciudadanos, habrá
llegado a su fin. Ánimo.

Source: El enfoque no es el correcto ministro - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5779867d3a682e09b4b3ce48#.V3pCFLh95h0

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