lunes, 20 de junio de 2016

Tres meses después, los habaneros aún recuerdan a Obama

Tres meses después, los habaneros aún recuerdan a Obama
Iván García Quintero

Un repaso por La Habana, tras 90 días de la histórica visita del
presidente de EEUU, Barack Obama, a Cuba.
El parque de Galiano y San Rafael es un hervidero de gente. En un
extremo, varios adolescentes juegan fútbol, utilizando un pupitre
colegial como portería, mientras medio centenar de mujeres y hombres se
conectan a internet sentados en bancos de madera o en el piso.

Las conversaciones con parientes o amigos se entrecruzan. Aquí el wifi
se circunscribe exclusivamente a charlar con familiares mediante IMO o
chatear por Facebook, la nueva droga virtual en la Isla.

Desde luego, también se usa para ligar a un extranjero, ejercer
prostitución camuflada o pedirle dinero a un primo de Hialeah. Darío, un
anciano de edad indefinida, entre el bullicio y el calor, vende maní
salado a peso el cucurucho. El manisero recuerda que tres meses atrás,
el martes 22 de marzo, un desproporcionado despliegue policial ahuyentó
del parque a los buscavidas, jineteras y marginales.

"Ya se conocía que Obama iba a ofrecer un discurso en el Gran Teatro de
La Habana, en Prado entre San Rafael y San José, al lado del Capitolio.
Toda esa zona fue tomada, nunca vi tantos segurosos juntos. En el barrio
se decía que Obama iba a caminar por el boulevard de San Rafael y
conversar con la gente. La policía solo dejaba pasar a quienes
residieran en los alrededores. Orientaron que las personas se quedaran
en sus casas", rememora Darío.

Erasmo, revendedor de tarjetas de internet, comenta que "ese día los
bisneros estaban 'quieto en base'. Por Centro Habana no había ni una
matadora de jugada (prostituta), ni borrachos o mendigos recogiendo
comida en latones de basura. Junto con un amigo subí a una azotea y con
mi teléfono móvil grabé cuando La Bestia -el Cadillac One- llegó a la
paladar San Cristóbal, en San Rafael entre Campanario y Lealtad",
comenta, y muestra un video como evidencia.

"Esto no lo voy a borrar nunca del móvil. Para mí fue el día más
importante de mi vida", agrega Erasmo.

Después de cruzar Galiano, las calles abigarradas y estrechas de San
Rafael son menos agitadas. Edificios descascarados y ruinosos, mujeres
siempre vendiendo algo y un enjambre de timbiriches particulares.

Roger, apodado El Pali, es un tipo extrovertido y locuaz que vende
plátanos y viandas en un agromercado estatal en la esquina de San Rafael
y Campanario. Confiesa que es un 'excluible'.

"Estuve preso en la yuma. Luego salí en libertad, pero volví pa'l tanque
por un facho (robo) en New Jersey. De cualquier manera, soy más
americano que cubano. Antes de que me enviaran pa' Cuba estuve veintidós
años en la United. Tengo hasta un hijo regado por allá. El día que vino
mi presidente -sus compañeros de trabajo ríen a carcajadas- me planté en
el balcón de la casa de un socio con una bandera americana y me puse a
gritar en inglés. No sé si Obama me oyó, pero antes de entrar a la
paladar me pareció que miró pa'l balcón", señala El Pali.

En la misma cuadra donde se encuentra el restaurant privado San
Cristóbal, existen siete pequeños negocios familiares. Bárbara renta
habitaciones y en un apartamento angosto que da a la calle, Sara, una
anciana jubilada, vende café recién colado. Justo en una casa al lado de
la paladar, un cartel señala que allí reside la presidenta del CDR.

"Pero la tipa no está en ná. Ella también estuvo con la gente del barrio
en la cumbancha, agasajando a los Obama", dice una rubia con un short de
mezclilla y chancletas de goma.

En la puerta de la paladar San Cristóbal, en San Rafael 469 entre
Lealtad y Campanario, el portero, un negro corpulento que viste camisa
roja y pantalón oscuro, está a la caza de clientes con un menú en sus manos.

Pero sus precios excesivos espantan al habanero común. Un plato cuesta
alrededor de treinta dólares. Y un mojito ronda los seis. "Allí se come
de infarto. Pero hace falta ir con una maleta de dinero", expresa una
vecina.

El portero, amable y distendido, repasa aquella noche del domingo 20 de
marzo, cuando el matrimonio Obama, sus dos hijas y la suegra fueron a
cenar a San Cristóbal.

"Había tremenda intriga en el barrio. La zona estaba llena de policías.
Por la mañana vinieron unos gringos y le dijeron a Raisa y Cristóbal,
los dueños, que reservaran todas las mesas, que esa noche iban a cenar
unos funcionarios estadounidenses. Nadie se podía imaginar que era
Obama. Yo lo vi a la distancia con la que estoy hablando contigo. El
presidente y su esposa me dieron la mano. Estuve como una semana sin
lavármela", apunta sonriente.

Noventa días después de la visita de Obama, el negocio de Carlos
Cristóbal Márquez Valdés, se ha beneficiado. "Un montón de extranjeros
quieren sentarse en la misma mesa y comer lo mismo que Obama. Gracias a
San Obama, la paladar siempre está full", afirma el portero.

Caminando en línea recta por San Rafael y luego de dejar atrás el
boulevard, bajando por la concurrida calle Obispo hasta llegar a
Oficios, en un pequeño jardín al fondo de la biblioteca municipal Rubén
Martínez Villena, Michelle Obama, sus hijas Sasha y Malia y su madre
Marian, plantaron dos retoños de magnolia.

"La magnolia es un arbusto que sobrevivió a la época de los dinosaurios.
Un estadounidense me dijo que la variedad sembrada pertenece a la
Magnolia virginiana. En la mañana del martes 22 tuve la suerte de ver a
la Primera Dama y sus hijas cuando se dirigían a plantar las flores. Me
dio gran alegría pues al atardecer del domingo 20 llovía mucho y no pude
ver a los Obama por la Plaza de Armas y la Catedral", cuenta Alberto,
vendedor de libros de uso en la Habana Vieja.

Michelle Obama, patrocinadora del proyecto Let Girls Learn, el lunes 21
de marzo se reunió con una decena de estudiantes en la Fábrica de Arte
Cubano, en Calle 26 esquina a 11, Vedado. El encuentro apenas tuvo
repercusión en la prensa cubana y no fue posible localizar a ninguna de
las jóvenes participantes.

Aunque las trivialidades y el sensacionalismo provocados por los
desplazamientos del presidente Barack Obama por el mundo también calaron
entre los habaneros, la mayoría considera que lo más impactante de su
visita fue el discurso que pronunció en el Gran Teatro de La Habana. Y
aseguran que después del 20 de marzo de 2016, Cuba no volvió a ser la misma.

Source: Tres meses después, los habaneros aún recuerdan a Obama -
http://www.martinoticias.com/a/tres-meses-despues-habaneros-recuerdan-obama/124432.html

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