La demonización del Estado y la inviabilidad del Partido
La práctica histórica del "socialismo real" cubano, demoniza por sí
misma las funciones del Estado y del partido político
Marlene Azor Hernández, México DF | 20/06/2016 8:53 am
La pobreza endémica y el vaciamiento del consenso político en Cuba
responden al tipo de instituciones copiadas de la experiencia soviética
y asumida como el "socialismo nacional".
Si sustituimos el nombre del PCUS por el de PCC, tenemos la misma
estructura vertical y los mismos mecanismos institucionales de la
exURSS. Si sustituimos el nombre del Soviet Supremo, por el del Poder
Popular, tenemos los mismos ordenamientos, leyes y funciones del aparato
estatal y del Parlamento. Si sustituimos el nombre de "las
organizaciones de masas" cubanas por sus similares soviéticas sólo
encontramos un nuevo peldaño de control político a nivel de cuadra, los
CDR, que refuerzan el carácter totalitario del Gobierno cubano frente al
régimen soviético. Si revisamos al sistema judicial, las mismas figuras
penales aparecen en los dos códigos. Si revisamos la Constitución, ambas
consignan los mismos derechos y niegan los económicos, culturales,
jurídicos, civiles y políticos de acuerdo a la Carta Universal de
Derechos Humanos de la ONU. Si revisamos el criterio sobre la propiedad
y las estructuras verticales de la planificación centralizada y de la
propiedad estatal, estamos frente al GOSPLAN soviético y sus similares
mecanismos económicos. Aludir a la similitud de estos dos sistemas y
demostrar su inviabilidad política, económica y social —no militar[1]—
es un deslinde para el gobierno cubano entre "los amigos" y "los
enemigos". Discutir este tema es tabú en Cuba y me costó, en lo
personal, un doctorado en la Universidad de la Habana que me expulsó al
exilio.
Algún tiempo después, la Revista Temas publicó un amago de debate sobre
el derrumbe del "socialismo real" en la URSS, en la que se fijó esta
postura de anatema oficial, es decir, el PCC prohíbe las comparaciones
con el socialismo real europeo. Se puede hablar del tema siempre que el
enfoque diga que es una experiencia "histórica específica" y queda
terminantemente prohibido hablar de la copia que se hizo y se mantiene
hasta la actualidad en Cuba[2]. En este enfoque "histórico" queda
prohibido hablar de modelo económico y político soviético y todo se
diluye en la reseña de los acontecimientos y las personalidades a lo
largo de los 73 años de la URSS.
Más recientemente, el economista José Luis Rodríguez publicó en Ruth
Casa Editorial, su libro El derrumbe del socialismo real, donde respeta
los límites de la censura del PCC, mantiene el enfoque "histórico" de
una experiencia "específica" con personajes, eventos y debates, sin
establecer la comparación entre Cuba y la experiencia soviética con
plena conciencia de su sesgo: El tema sigue siendo tabú hoy.
La aberración intelectual, económica y política de amordazar las
similitudes estructurales
La primera aberración intelectual de este ocultamiento, es la
imposibilidad inducida de hacer un diagnóstico serio de la situación
real de Cuba y por lo mismo las soluciones "no aparecen" y se reciclan,
42 años después, los mismos disparates, y las mismas incompetencias
—como lo demuestra los documentos del VII Congreso del Partido. Un
"círculo vicioso" que impone- por la fuerza de la represión y el
secretismo- la élite política cubana.
Todos los diagnósticos sobre los problemas reales del país se trasladan
a los problemas periféricos, a los resultados nunca alcanzados de las
políticas públicas sectoriales y puntuales. Los economistas hacen
demandas puntuales —que no son escuchadas por el poder— y algunos
intelectuales "teorizan" sobre el "socialismo" sobre la base de los
sueños y deseos de cada uno de los que deciden tratar el tema y sin
rigor teórico-conceptual[3]. Los que demuestran la inviabilidad del
sistema político y económico actual soviético son considerados
opositores políticos aunque la "terca" realidad demuestre al sentido
común y a nivel académico que el modelo soviético de economía y de la
política es inviable porque empobrece y brutaliza endémicamente a los
ciudadanos.
Ni la discusión intelectual es medianamente seria por sus abismales
ausencias y sesgos —nadie habla de porqué hay que hacer cambios
estructurales y qué tipo de instituciones y reglas hay que crear y por
qué— y todo se resume a que hay que hacer "cambios" siempre puntuales,
sea con relación a la economía, la asistencia social o el parlamento,
una supuesta democratización del partido que nadie explica su
viabilidad, y nadie asume que la crisis es sistémica por la deficiencia
funcional permanente de las mismas instituciones existentes tanto en la
economía como en la política y las fallidas políticas públicas que
arrastran esas mismas instituciones disfuncionales.
La indigencia teórica, conceptual y práctica de los documentos recién
aprobados en el VII Congreso del PCC demuestran que aun auxiliándose de
especialistas de "alto nivel", los resultados no son mejores que si se
prescindiera de ellos. Sean burócratas o "especialistas" el resultado
anodino es el mismo. No hay una pizca de sentido común, ni de análisis
teórico ni de precisión conceptual que valga medio centavo. Los "altos
especialistas" revisitaron durante cinco años- en secreto- el sistema de
dirección y planificación de la economía de 1975 y lo copiaron en limpio
salpicado de algunas palabritas nuevas. Un redivivo burocrático
soviético —en español—en 2016. Esta es la consecuencia de la mordaza
política e intelectual del Partido sobre la sociedad. Precisamente por
esta mordaza y la antidemocrática naturaleza del PCC, luego de diez años
en el poder, Raúl Castro muestra un país "organizado en el borde del
abismo".
La brutalización de la población y de la opinión pública cubana
La mordaza y la censura que prohíbe discutir la incompetencia política
del partido en el poder —demostrada en sus resultados prácticos—, tiene
la consecuencia de brutalizar a la población y vaciar a la opinión
pública de alternativas posibles. La mediocridad y la ausencia de
soluciones a los problemas que se arrastran por más de medio siglo,
desarman a los ciudadanos ante la posibilidad de comprender y adherirse
a soluciones viables. Los intelectuales, economistas y periodistas
oficiales son responsables, aunque la causa sea la represión física,
económica y moral a todo pensamiento independiente por un PCC inviable
que sigue consignado —por la fuerza y disuasión de sus órganos
represivos— como la "vanguardia" de la sociedad.
El modelo cubano reafirma el aprendizaje histórico de la humanidad sobre
la inviabilidad política y económica de un sistema monopartidista sea en
África, Medio Oriente, Europa, o Cuba, incluyendo los 836 millones de
pobres en China luego de 38 años de reformas económicas y según datos de
la ONU. El asunto no es hacer crecer el PIB bajo cualquier condición. El
problema central es democratizar la sociedad en lo económico, político y
social; y sí, el modelo nórdico tiene mucho que enseñar a Cuba para
alejarse de la pobreza endémica que la asfixia, porque el problema no es
la "cultura" ni "la geografía" ni siquiera "la historia"[4], sino las
instituciones y los derechos que se respaldan y se llevan a la práctica
como política de Estado[5].
Frente a cada acontecimiento histórico del último medio siglo cubano es
pertinente plantearse si los "políticos" decidieron la mejor alternativa
posible o si por el contrario impusieron sus intereses personales o
corporativos a los intereses de la nación. Este ejercicio de análisis
histórico real, y no de profecía autocumplida, eliminaría la ignorancia
supina de "políticos" e intelectuales enraizada en Cuba, para los cuales
todos los problemas son compulsivamente "muy complejos" para ocultar que
no hay voluntad política de cambio. Políticos, funcionarios e
intelectuales a todos los niveles sufren de una "perplejidad infantil"
inducida y permanente cuando repiten, cual papagayos, las órdenes del
Partido y no proponen alternativas, cada problema "necesita mucho tiempo
de meditación profunda" y la solución a cada problema aparece como algo
inédito por propia ignorancia "asumida". No creo que Cuba, como Nación,
merezca una mediocridad e incompetencia tan ampliamente generalizada,
que nos conduce del "organizado borde del abismo" de los resultados de
las anodinas reformas, al abismo tout court.
[1] Los militares y los órganos de seguridad del sistema soviético y
cubano son el sector más privilegiado del sistema porque ellos
garantizan "la estabilidad social" por la fuerza represiva.
[2] En la segunda parte de la década de los 80s, Fidel Castro aludió en
sus discursos públicos y en varias ocasiones a que Cuba había copiado el
modelo soviético y que había que investigar los resultados de esa copia.
[3] Precisamente por la mordaza y la represión en que ha transitado todo
"el socialismo real" incluyendo el cubano, la indigencia teórica de la
izquierda cubana es supina en dos direcciones fundamentales: conocer y
utilizar el acervo de la experiencia acumulada por todos los académicos
que han analizado "el socialismo real" y no quedarse en Marx, Lenin y
Stalin, y como consecuencia, la inconsistencia práctica y la mediocridad
teórica sobre "el socialismo posible".
[4]Los que juzgan la historia como resultados inevitables, no son
historiadores. Son narradores de profecías autocumplidas, y de eso a los
pitonisos no hay más que un paso. Los políticos espurios utilizan el
determinismo histórico, geográfico, y hasta "cultural" para justificar
su propia incompetencia y robar el erario público. Siempre existen
varias alternativas para transformar las instituciones y las reglas del
juego, de lo que se trata es de que exista la voluntad política para
hacerlo.
[5] Daron Acemoglu y James A. Robison Por qué fracasan los países,
Ediciones Culturales Paidós. S.A de C.V, México 2013.
Source: La demonización del Estado y la inviabilidad del Partido -
Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-demonizacion-del-estado-y-la-inviabilidad-del-partido-325818
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