Piratería comercial, el 'deporte' cotidiano de Cuba
CARLOS BATISTA/AFP
09/26/2014 7:41 AM 09/26/2014 8:48 AM
LA HABANA
Transmisiones televisivas extranjeras, soportes digitales con música,
seriales, películas y programas infantiles, frascos de perfumes,
botellas de ron y paquetes de café falsificados, la piratería comercial
es cotidiana en Cuba, a veces reprimida, a veces tolerada, según el caso.
"Aquí todo cuesta un cuc" (peso convertible igual a un dólar) dice
Jorge, 28 años, escoltado por tres estantes llenos de discos donde
priman películas y series infantiles extranjeras, música latina, entre
ellos uno de Descemer Bueno con el video de "Bailando", el éxito musical
que comparte con Enrique Iglesias y Gente de Zona, con cuatro
nominaciones para los Grammy Latinos.
Jorge paga 60 pesos cubanos (2,50 dólares) el mes por una licencia de
vendedor-comprador de discos, uno de los casi 200 oficios aprobados por
las reformas de Raúl Castro para ampliar el trabajo privado, que ya
ocupa a unas 480,000 personas, de los cinco millones de trabajadores
cubanos.
"Yo pago mi licencia en tiempo y nadie interfiere mi trabajo", subraya
Jorge sentado ante una computadora, donde también oferta "el paquete",
compendio semanal de capítulos de novelas y seriales, programas
deportivos, películas, actualización del antivirus, y "revolico" y
"porlalivre", los dos mercados libres digitales, donde los cubanos
compran y venden una amplia gama de productos y servicios.
Aunque sin acceso a esos dos mercados desde el internet local, los
internautas cubanos se las arreglan para evadir la censura oficial y
anunciar sus productos, que se compraran luego en un encuentro personal.
"Se compran pomos de perfume de marca vacíos", van pregonando hombres
por los barrios residenciales de La Habana, ante la mirada indiferente
de la policía.
Como la mayoría de los ciudadanos, los agentes saben que los frascos
viajaran a una fábrica clandestina, y la falsificación será vendida en
el mercado informal o en tiendas estatales, con la colaboración de algún
empleado corrupto.
A veces se publican casos de detenciones y confiscación de fábricas
clandestinas de perfumes y artículos de aseo, ron, cerveza, café y otros
artículos, montadas por pequeñas pero intrincadas redes de fabricación y
distribución, donde la absoluta discreción recuerda pactos mafiosos
sicilianos.
Las falsificaciones, adulteraciones, piratería comercial, no son nuevas
en Cuba, pero se vieron multiplicadas tras la fuerte crisis económica
que comenzó en 1990 con la desaparición soviética.
"La nueva situación de los '90 fue tan brusca, tan violenta, tan
inesperada, generó un escenario de incertidumbre tan grande, que las
personas empezaron entonces, con sus propios recursos, a encontrar
maneras de satisfacer sus necesidades", dijo la socióloga Mayra Espina
en una reciente entrevista.
"Se empezaron a legitimar conductas que antes hubieran sido
inaceptables, socialmente negativas", añadió.
La piratería alcanza a la televisión y las salas de cine, ambas estatales.
"Los canales digitales, que no tienen dramatizados y producciones
nacionales, acuden desde hace años a programas de cadenas
norteamericanas sin pagar licencias", explicó Juan Pin Vilar, un
renombrado director de programas de la TV.
La aplicación del embargo estadounidense desde 1962, que deja
millonarias pérdidas anuales a la economía cubana, castiga a la vez a
compañías de ese país, que carecen de derecho a hacer cualquier
reclamación a la isla. Lo mismo ocurre con los programas cibernéticos.
"Pero eso tiene contraparte, hay cadenas en Miami que utilizan
materiales de la televisión cubana y tampoco pagan derechos", señala Pin
Vilar.
La tienda "Maraka", en la conocida calle 8 de Miami, vende igualmente
discos de música y programas de la televisión cubana, como novelas y
policíacos.
"Hay como una especie de voluntad tácita (en Estados Unidos) de no
proceder judicialmente contra Cuba porque la cultura, y sobre todo la
cultura popular o de masas, es un vehículo de trasmisión ideológica muy
eficaz (…cuya consecuencia) es una asunción de los códigos de conducta,
el vestuario, los hábitos sociales y los modelos de comportamiento
grupal que provienen de esa cultura", dijo el analista Jorge de Armas,
de Cuban Americans for Engagement (CAFE), de Miami.
"Sin embargo, en Miami, el fenómeno no tiene un cariz ideológico, es
simplemente una forma más de la industria de la nostalgia", añadió.
Relató que "como competencia tienen una empresa operadora de televisión
por satélite que oferta Cubavisión", la cadena internacional cubana.
Una funcionaria de esa cadena confirmó que sus servicios se ampliaron a
casi todo el mundo de forma libre, "para llevar nuestra propia imagen al
mundo".
Algunos afirman con humor que si el pirata francés Jacques de Sores,
quien asoló La Habana en 1555, regresara, le venderían habanos con todas
las "habilitaciones" (sellos, anillas) oficiales, pero torcido
(manufacturado) en cualquier cuartucho de La Habana, con hojas de dudosa
calidad.
Source: Piratería comercial, el 'deporte' cotidiano de Cuba | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article2254341.html
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