Entre la Isla y la nación global
ILEANA FUENTES | Miami | 26 Sep 2014 - 11:34 am.
'¿Por qué ayudamos a los cubanos en la Isla a que se acomoden, que se
plieguen, que se conformen, que se adapten, que resuelvan, que se
prostituyan, que se resignen? ¿Por qué les garantizamos sustento en
forma de limosna?'
Ayer conversaba con varios amigos sobre la interminable tragedia de
Cuba. Llegamos a la conclusión —abrazamos la propuesta de uno de ellos—
de que el pueblo cubano es un pueblo degradado, que acepta su
degradación sin siquiera reconocerla como tal. Y esa degradación de la
cual es cómplice, lo ha hecho vil. Hoy he escrito esta frase, que (me)
da pie para el verso: "El cotidiano vivir en la humillación,
perfeccionando la degradación diaria".
No digo "degradado y vil" con desprecio. No es desprecio: es compasión
mezclada con impotencia. Sí, insisto: el pueblo cubano es un pueblo
degradado porque el régimen lo ha hecho cómplice de su humillación
diaria. Es un pueblo que tiene que pedigüeñarlo todo. Aclaremos: un
pueblo meramente explotado y vilipendiado, despreciado por sus amos y
dueños, no es necesariamente un pueblo degradado. Pero cuando un pueblo
es desprovisto de su dignidad y de su soberanía personal, y tiene que
seguir caminando —como dijo Heberto Padilla— aplaudiendo a los que le
forjan un destino miserable, ese pueblo vive en la degradación diaria.
Los que buscan explicaciones para que la gente allá adentro no se sienta
tan mal no ayudan al pueblo cubano a recuperar su dignidad y su
soberanía personal. Lo digo desde mi propia experiencia y activismo de
años apuntalando un presente pasable y pasajero. Por querer ser tan
optimistas, hemos errado: lo único que redime de la degradación es
decir: "Levántate y anda"... "Levántate y di que no"... Me apunto a
convocar el fin de la ignominia y del atropello. Algo parecido a lo que
hay que hacer ante la violencia doméstica y de género: nada de
"arreglos": denunciar, llevar a juicio, a la cárcel si la ley así lo
dispone... pero nada de arreglarse. Ese es el mensaje de la liberación:
no el de la enajenante recociliación... ¡Qué palabra tan equivocada y
vacía! Reconciliación. ¿Reconciliarse con un pueblo degradado? No es
necesario: compadecerlo es ya reconciliarse con él. ¿Reconciliarse con
los opresores? ¿De qué me hablan?
"Las herramientas del amo no podrán jamás derrumbar la casa del amo",
dijo una vez la feminista y filósofo afroamericana Audre Lorde. Eso de
la reconciliación y las reformas, del resolver y la doble moral
constituyen "herramientas del amo". ¿Se le pide a un esclavo que se
reconcilie con su dueño? ¿Se le pide a una mujer golpeada y abusada que
se reconcilie con su abusador? ¿Se le pide a una persona violada —sea
hombre, mujer, niño o niña— que se reconcilie, que se adapte y se
pliegue a su violador? Entonces, ¿por qué ayudamos a los cubanos en la
Isla a que se acomoden, que se plieguen, que se conformen, que se
adapten, que resuelvan, que se prostituyan, que se resignen? Y además,
¿por qué les garantizamos sustento en forma de limosna? Lo que debíamos
estar aportando a ese pueblo es pasión por la dignidad personal, por su
propia soberanía, el convencimiento de que puede haber vida con decoro,
y la tenacidad necesaria para la asumir la resistencia.
No obstante, a pesar de todo lo que nos mueve y conmueve de esa isla de
engaños, atropellos y violaciones, creo que es hora de que los de afuera
interioricemos una nueva "Patria"... o mejor: una Matria. Porque ya
Cuba no es la patria, y mucho menos la matria, como incluso escribí una
vez hace muchos años, con esperanza y optimismo. Ahora la patria-matria
está extramuros. Está dispersa por todas partes. Se me antoja que la
llamemos Exilia.
"¿De dónde eres?". Ya no más "cubano" para que te laceren con el
familiar "¿cubano de Miami o cubano de la Isla?", sinónimo de
"¿revolucionario o gusano?". ¿De dónde soy? Pues, soy de Exilia... ¿Y
dónde queda ese país? Ah, nuestra nación —no más país— queda en varios
lugares: Exilia es el primer territorio de la globalización. Está en
150 sitios tradicionales y en el espacio virtual. Su capital es
Mayamidei, y sus urbes principales son Nueva York, California, New
Jersey, Chicago, España, Puerto Rico y Europa. Fue fundada en 1959, ha
ido creciendo y creciendo, ya cumplió 55 años, y su capital es hogar de
cientos de miles de latinoamericanos. Es una nación enteramente
multilingüe y multicultural. No tiene presidente ni Gobierno, aunque sí
politicos, pero es cuna de miles de pequeños negocios, ONG y entidades
culturales, publicaciones, medios de prensa, editoriales y centros de
estudios.
Exilia tiene iglesias, sinagogas y templos, y hasta su propia catedral,
a la que se le llama "La Ermita". Cuenta con muchos cementerios, así en
la tierra como en las aguas. Sus artistas y creadores han triunfado en
todas sus urbes y han sido premiados mundialmente en todas las
disciplinas del arte y la creación. Exilia es una matria de
intelectuales, académicos y exitosos empresarios, desde donde se
cultivan las relaciones humanitarias con los ancestros-ciudadanos de una
isla muy pobre —degradada y vil— llamada Cuba. A los residentes de
Exilia se nos llama exiliados.
En Exilia vamos quedando pocos aferrados a ser sus ciudadanos, o sea,
exiliados... Los exiliados creemos en la concordia y practicamos la
caridad, y quizá por eso no hemos sabido protegernos de los enemigos que
nos pisotean e invaden a diario desde la isla degradada y vil. Hay
demasiados intereses conspirando por sobrecumplir otras metas. Yo sigo
aferrada a Exilia. En ella está mi historia, ya no más en la isla muy
pobre —degradada y vil— llamada Cuba, donde un día de septiembre hace 66
años nací y de donde me desterraron hace 53. Desde entonces —y aunque no
me haya dado cuenta hasta el día de hoy— mi matria es Exilia, la nación
global.
Source: Entre la Isla y la nación global | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1411724089_10566.html
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