Publicado el domingo, 08.11.13
EL INFORME OPPENHEIMER
Una muerte cada vez más sospechosa
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ANDRÉS OPPENHEIMER AOPPENHEIMER@ELNUEVOHERALD.COM
La nueva embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Samantha
Power, merece crédito por haberle pedido al gobierno cubano que inicie
una investigación creíble sobre la sospechosa muerte del líder disidente
cubano Oswaldo Payá. Sin embargo, Power debería haber ido más lejos que eso.
La semana pasada, Power envió un tweet diciendo que acaba de plantearle
al canciller cubano, Bruno Rodríguez, la necesidad de una investigación
seria del misterioso accidente automovilístico del 2012 en el que Payá
perdió la vida.
El disidente cubano, fundador del Movimiento Cristiano Liberación, era
conocido en todo el mundo por haber organizado una petición que reunió
más de 25,000 firmas en la isla para pedir un referéndum sobre si el
gobierno cubano debía permitir la libertad de expresión y una democracia
multipartidista.
Payá, a quien tuve el honor de entrevistar muchas veces, fue un
verdadero Mahatma Gandhi cubano. Nunca alzaba la voz, y permanente
predicaba un mensaje de no violencia y de reconciliación nacional.
Muchos de nosotros lo veíamos como la mejor esperanza para la Cuba
post-Castro.
Payá murio el 22 de julio del 2012, cuando el auto en el que viajaba se
estrelló contra un árbol en una carretera del interior de Cuba. Payá, de
60 años, y su compatriota cubano Harold Cepero, de 32, los dos sentados
en el asiento trasero, fueron declarados muertos poco después.
El conductor del auto, el joven político español Angel Carromero, y su
copiloto, el activista político sueco Jens Aron Modig, sobrevivieron al
accidente.
Carromero fue arrestado bajo cargos de homicidio vehicular, pasó cinco
meses en una cárcel cubana, y fue liberado con la condición de cumplir
el resto de su sentencia en España.
Tras el accidente, la hija de Payá, Rosa María Payá, afirmó que un auto
del gobierno cubano había estado siguiendo al grupo, y que había
embestido repetidamente desde atrás al auto en que viajaba su padre,
hasta sacarlo de la ruta y estrellarlo contra un árbol. Como evidencia,
dijo que los dos europeos habían enviado mensajes de texto a sus amigos
en Europa desde el lugar del accidente, diciendo que estaban siendo
seguidos por otro auto.
Pero los familiars de Payá no tenian pruebas sólidas en ese momento.
Ambos europeos estaban recluidos en una prisión cubana, y Carromero
había firmado una declaración en la cárcel avalando la versión
gubernamental de los hechos.
Para colmo, Carromero tenía un historial de ser un pésimo conductor:
había acumulado 45 multas en Madrid en los 15 meses anteriores a su
viaje a Cuba. Y Modig, tras ser liberado de la cárcel cubana, dijo a los
periodistas que estaba dormido cuando se produjo el accidente.
Pero la versión de la familia Payá empezó a sonar mucho más creíble unos
meses después, cuando —ya en España— Carromero declaró a The Washington
Post que había firmado el documento en la cárcel cubana bajo presión, y
que varios autos de la policía secreta cubana, con sus características
chapas azules, "nos venían siguiendo desde el comienzo".
Carromero le dijo al Washington Post que la última vez que miró por el
espejo retrovisor antes de perder la conciencia, "vi que el auto se
había acercado demasiado, y de repente sentí un impacto atronador que
venía de atrás".
En una entrevista posterior con el diario español El Mundo, publicada la
semana pasada, Carromero dijo que Payá y Cepero habían sido trasladados
a un hospital, donde "los servicios secretos cubanos los mataron". Para
mas evidencia, El Mundo tambien mostró fotos de los mensajes de texto
que habían enviado los dos europeos desde el lugar del accidente,
diciendo que estaban siendo seguidos.
En una entrevista telefónica, Rosa María Payá me dijo que su familia ya
ha pedido una investigación internacional a la Relatoría Especial de
Asesinatos Extrajudiciales de las Naciones Unidas, y a la Comisión de
Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos. También ha
planteado el caso en los tribunales españoles, ya que Payá tenía además
ciudadanía española.
Con respecto a la petición de Power al canciller cubano, Rosa María Payá
me dijo que "es un buen primer paso, pero el gobierno de Obama tendría
que hacer la petición directamente al Secretario General de la ONU, Ban
Ki-moon, y al relator especial de asesinatos extrajudiciales. Que yo
sepa, todavía no lo han hecho".
Mi opinión: Estoy de acuerdo. Power merece aplauso por plantear el caso
de Payá, pero en vez de pedirle una investigación creíble al canciller
cubano —todos sabemos cómo terminará eso —, debería hacer la petición a
la ONU, la OEA y otras instituciones internacionales.
Ya hay demasiadas nuevas pruebas —incluyendo las fotos de los mensajes
de texto y dos testigos— como para no hacer una investigación creíble de
la muerte de uno de los grandes héroes de los derechos civiles
latinoamericanos.
Source: "OPPENHEIMER: Una muerte cada vez más sospechosa - Andrés
Oppenheimer - ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/08/11/v-fullstory/1541854/una-muerte-cada-vez-mas-sospechosa.html
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