jueves, 23 de mayo de 2013

La moral del sobreviviente

La moral del sobreviviente
Dimas Castellanos | La Habana | 23 Mayo 2013 - 8:52 am.

Hablar de corrupción en Cuba es hablar de un pronunciado deterioro ético
que a partir de 1959 se ha trasladado de la esfera
político-administrativa a todas las relaciones sociales.

En la reunión ampliada del Consejo de Ministros, celebrada el pasado
viernes 13 de mayo, el titular de Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera informó sobre las irregularidades detectadas en el
funcionamiento de negocios con capital extranjero y contratos
internacionales; el ministro de Economía y Planificación habló de las
irregularidades y manifestaciones delictivas en la comercialización de
los combustibles; mientras la Contralora General de la República
reconoció que, aunque hay mejoría en las evaluaciones con respecto a
comprobaciones anteriores, persisten serios problemas y vulnerabilidades.

Un análisis objetivo acerca del tema debe comenzar por desterrar el
empleo de eufemismos para edulcorar la realidad. No se trata de
irregularidades sino de un pronunciado deterioro ético, de corrupción,
que si bien no surgió después de 1959 fue después de esta fecha que se
trasladó de la esfera político-administrativa a todas las relaciones
sociales, hasta convertirse en cultura y actuar como freno de los
propios proyectos gubernamentales. Ese fenómeno, que se inició por la
economía hasta alcanzar la espiritualidad de los cubanos, es uno de los
factores que demuestra el carácter estructural de la actual crisis y
explica los fracasos en los intentos por superarla con cambios limitados
a la economía.

Entre los factores que condicionaron esa realidad está la desaparición
de las decenas de miles de propietarios que existían y su sustitución
por "jefes", la absolutización de la "propiedad de todo el pueblo" y la
insuficiencia del salario y las jubilaciones; una combinación de agentes
nocivos que han conducido al robo, al hurto, al cohecho y al engaño para
sobrevivir. Resulta así porque la moral es un conjunto de normas de
conducta admitidas socialmente, que cambian en dependencia de fines,
intereses y condiciones sociales, por tanto la sobrevivencia es una
forma de la moral emergida de la profunda crisis estructural en que
estamos inmersos.

Los cambios que se están implementando en Cuba bajo el rótulo de
Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista,
tropiezan con la peor situación respecto a conducta moral que haya
conocido nuestra historia. La sobrevivencia, resultado de múltiples
frustraciones, ha generado desinterés, desesperanza y escapismo
reflejados en una moral que emplea un vocabulario patriótico con
contenidos distintos. Ahora la lucha, no designa el propósito de abolir
la esclavitud, alcanzar la independencia o derrocar la tiranía, sino
sobrevivir; tampoco se trata de "Libertad o Muerte" o "Patria o Muerte",
sino de "Vida o Muerte", que es la consigna del sobreviviente.

La explicación de lo anterior radica en que lo primero moral y humano es
la conservación de la vida y cuando las condiciones sociales cierran
toda posibilidad de realización, las personas tienen solo dos caminos:
renunciar a la vida o sobrevivir. Es así que a la insuficiencia de los
salarios, los cubanos respondieron con actividades al margen de la ley;
a la imposibilidad de ser empresarios, con la vía Estaticular, es decir,
gastos del Estado y utilidades del particular; al desabastecimiento, con
el robo al Estado, que en definitiva es la propiedad "de todo el
pueblo"; al cierre de todas las posibilidades con el escape al exilio; a
los llamados ideológicos, con la apatía; mientras los verbos escapar,
luchar y resolver, designan las acciones para adquirir lo necesario
"adicional", es decir, para sobrevivir.

El periodismo oficial no busca las causas

Ante esa obstinada realidad, el Estado se limitó a la represión: más
policías, vigilancia, restricciones e inspectores; acciones todas sobre
los efectos sin tomar en cuenta las causas, entre ella el giro hacia el
totalitarismo que borró al ciudadano del escenario cubano. Pero lo que
llama fuertemente la atención, como podemos ver en la siguiente y
minúscula muestra de artículos, es la insistencia a lo largo de los años
en los efectos y el desconocimiento de las causas:

El 22 de mayo de 2001 el diario Juventud Rebelde publicó "El cazador de
engaños", referido a un inspector popular encargado de detectar las
violaciones en la calidad, el peso, los precios y la venta de artículos
ajenos a la unidad. Según este inspector cuando ponía en evidencia el
delito delante del infractor, algunos consumidores se molestaban y
defendían a su propio victimario. Es decir, las "víctimas" defendían a
sus victimarios; un hecho demostrativo de la aceptación social de la
moral del sobreviviente.

El Granma del sábado 28 de noviembre de 2003 publicó "Violaciones de
precios y la batalla de nunca acabar", en el que una funcionaria de la
Dirección de Supervisión de Precios del Ministerio de Finanzas, expresó
que en los primeros ocho meses de ese año, en el 36% de los
establecimientos inspeccionados encontraron irregularidades; en el caso
de los mercados, ferias, placitas y puntos de venta agropecuarios, el
índice estuvo por encima del 47%, y en gastronomía alcanzó el 50%.

El Granma del sábado 24 de diciembre de 2005, informó que en la sesión
ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Pedro Ross,
entonces Secretario General de la CTC, dijo: "hay trabajadores que
reaccionan, pero otros no y siguen justificando el robo y otras
conductas indebidas".

El Granma del lunes 16 de febrero de 2007 en "Caníbales en las torres",
abordó el robo de los angulares que sostienen las redes de transmisión
eléctrica de alta tensión. En 2004 desaparecieron 1.648 angulares en la
red de 220 mil voltios y 545 en la de 100 mil; en 2005 se robaron 532 y
544 respectivamente; en 2006, después de reforzar la vigilancia, aplicar
medidas técnicas y sanciones, desaparecieron 267 y 1.827. Solo hubo
disminución en la red de 220 mil porque se soldaron los tornillos hasta
los 6 metros de altura, pero luego los osados luchadores subían por
encima de esa altura. De igual forma se comportó el robo de los cables
conductores, para vender el aluminio y el cobre contenido en los mismos.

El viernes 26 de octubre de 2010 Granma publicó "El precio de la
indolencia". Resulta que en el municipio de Corralillo, en Villa Clara,
se edificaron más de 300 viviendas con materiales y recursos sustraídos.
En 240 de las viviendas inspeccionadas se habían empleado 9.631 metros
de carriles y en el 82% se emplearon raíles de las vías, procedentes del
Ministerio de Azúcar, para lo cual se desarticularon 25 kilómetros de
líneas férreas y se emplearon 59 angulares de las torres de alta tensión.

Más reciente, Juventud Rebelde de los días 19 y 26 de febrero de 2012,
en una entrevista realizada, la Contralora de la República dijo: "Por
nuestra experiencia, las causas de la corrupción van desde el hecho de
que no había control de los contratos, porque el que tenía que hacerlo
no lo hizo, y el que tenía que revisarlo tampoco lo revisó, o si lo
revisó no lo hizo con profundidad".

Y a todo esto habría que añadir el desvío constante de recursos, los
innumerables procesos judiciales, incluso contra altos funcionarios
gubernamentales.

Lo que no han hecho ni Granma ni Juventud Rebelde ha sido establecer,
desde el periodismo, la relación existente entre, de un lado la
corrupción y de otro lado la propiedad estatal absoluta, la pobreza de
los salarios y la imposibilidad de ser empresarios. De haberlo hecho
hubieran demostrado la inutilidad de la represión si no se acompaña de
las medidas para atacar las causas, pues, vigilantes, policías,
inspectores simples, inspectores integrales o inspectores de
inspectores, son cubanos con las mismas necesidades que el resto de la
población y, por tanto, practicantes de la moral predominante.

Para cambiar el rumbo de los acontecimientos habrá que extender, aunque
ya con bastante retraso, los cambios económicos al resto de las esferas
sociales, lo que implica volver la mirada hacia las libertades
ciudadanas, sin las cuales resultará imposible la conformación y el
predominio de la conducta cívica que requiere el presente y futuro de Cuba.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1369263874_3386.html

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