sábado, 8 de diciembre de 2012

Reportaje sobre la violencia en La Habana

Reportaje sobre la violencia en La Habana
Jueves, 06 de Diciembre de 2012 13:08
Escrito por Frank Correa

Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) Santa Fe, un pueblo de
cuarenta mil habitantes del noroeste de La Habana, se estremeció
recientemente por dos muertes violentas, cuando a un botero de la
localidad lo mataron a martillazos para despojarlo del auto, y al
administrador del centro comercial El Conejito, situado en Quinta
Avenida a la entrada del reparto Juan Manuel Márquez, lo apuñaleó otro
trabajador.

El botero se llamaba Raúl Blanco González, de 53 años, y siempre vivió
en Santa Fe. Salió de su casa el viernes, día de los fieles difuntos,
por la tarde. Le dijo a la madre que iba para una fiesta en Güira de
Melena, donde tenía amistades, y la invitó a acompañarlo, pero ella no
quiso ir. Luego no supo nada más de él hasta pasados varios días, cuando
llamó por teléfono la policía, para que fueran a reconocer un cadáver.

Aleja González, la madre de Raúl, destrozada de dolor, contó que su hijo
estaba hinchado y negro. Tenía un horrible agujero en la frente y la
cabeza machacada. Su cuerpo fue hallado en un basurero, comido por
alimañas, desfigurado. La madre lo reconoció por una cicatriz en el
pecho, pero fue confirmada su identidad por las fotografías dentales.
Aleja González aprovechó la oportunidad para denunciar el asesinato de
su hijo, y de otros casos que la prensa oficial no divulga.

-La gente sale a la calle confiada, sin saber que andan por ahí asesinos
sueltos. Mataron a mi hijo con un martillo para robarle piezas del carro.

Ismael Blanco, padre de Raúl, destrozado también, dijo que su hijo era
muy querido en Santa Fe. Acababa de reparar el auto, un Cadillac del 57,
que un campesino que araba con un tractor encontró dentro de un agujero
tapado con paja, en una zona apartada de la carretera a la playa Cajío.
Le habían robado las cinco gomas, la caja de herramientas, la batería,
el alternador, el carburador y otros accesorios. Dice Ismael que en el
auto quedaban cosas de valor, que era evidente que pensaban volver por
ellas, pero la policía no dio seguimiento. El matrimonio pertenece a la
Logia Caballeros de la luz, y han suspendido sus visitas nocturnas a la
fraternidad, por miedo.

El segundo muerto en la semana, el administrador de El Conejito, se
llamaba Alfredo Lara. Otro trabajador que había sido sancionado por la
Administración y estaba en espera de juicio, le propinó siete puñaladas
en la acera, a la entrada del restaurante, y aunque el primer golpe le
atravesó el corazón, le dio seis más, delante de los comensales que
huían aterrados del lugar. El restaurante fue cerrado y retirado el
mobiliario. La esposa de Alfredo no quiso acceder a una entrevista. Los
vecinos dicen que está desecha, y sus hijos, traumatizados.

Los entierros se sucedieron con la distancia de tres días. Un empleado
del Cementerio de Colón, natural de Santa Fe, que llevó las estadísticas
de "muertes violentas" hasta el año 2008, cuando fueron renombradas
"otras causas", afirma que los hechos de sangre cuando menos se han
triplicado, y continúan en aumento. A pesar de la alta cifra, no es
Santa Fe la localidad que marcha a la cabeza en fallecidos por
homicidios y asesinatos en La Habana. Existen otros barrios más
violentos, como San Miguel del Padrón, La Güinera y La Aldea de Romerillo.

Para Cuba actualidad: frakcorrea4@mail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/5954-reportaje-sobre-la-violencia-en-la-habana.html

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