martes, 4 de diciembre de 2012

La habanidad de la carne

La habanidad de la carne
Martes, 04 de Diciembre de 2012 04:13
Escrito por Juan Antonio Madrazo luna

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) La prostitución masculina es
una realidad que nos toca bien de cerca. Apenas ha logrado cruzar el
espejo de la censura. Ocasionalmente ha sido visible en alguna pieza
literaria como El Cazador de Leonardo Padura, en obras para teatro como
Talco y Chamaco, del dramaturgo Abel González Melo, las piezas llevadas
a las tablas por el grupo El Público de Carlos Díaz, el cine de Juan
Carlos Cremata o en los ensayos del investigador Abel Sierra Madero,
Premio Casa de las Américas por su ensayo "Del otro lado del espejo".

De ella apenas se habla y en eso influye el narcisismo viril de la
nación. Somos una sociedad machista y a la vez el narcisismo nos arropa.
Visualizar la prostitución masculina como uno de los bordes de la nación
sería como herir su propio orgullo.

Es una realidad que alimenta una larga cadena de corrupción en los
principales circuitos. Y no solo turísticos. También la policía. Todo es
un modus operandi que también es aplicado a las muchachas clasificadas
como jineteras.

En La Habana, con una inmensa población flotante, el ejercicio de la
prostitución masculina abarata el costo pues dicha actividad se puede lo
mismo ejercer en una escalera, una azotea, un pasillo sin cercas, un
parqueo estatal, un baño público, en zonas invisibles o inhabitables de
la vida social, hasta el cementerio como último recurso de emergencia.

La prostitución masculina es considerada la mas rentable porque es más
barata y más rápida. En la misma no solo participan gentes de provincias
que escapan de zonas de altos riesgos que atentan contra la calidad y
dignidad de la vida en lugares tan deprimidos como Guantánamo, Granma y
Santiago de Cuba.

En esta economía sexual está muy bien acomodada una cifra significativa
de habaneros. Los muchachos de La Habana no tienen temor de Dios y a
muchos "las noches los confunden", como reza una canción de moda por
estos días del popular cantante Amarai.

Para vergüenza de este país, el pinguerismo se ha convertido en un
deporte nacional, un deporte de alto rendimiento que a muchos les
reporta jugosas ganancias y a otros una vida más miserable.

No deja de ser un ejercicio peligroso como ruleta rusa en el cual a
muchos les va la vida pues la mayoría de la población seropositiva es
masculina. Centro Habana, Habana Vieja y Diez de Octubre son los
municipios habaneros más críticos en cuanto al VIH en esta población.

Según Pablo Morales Marchan, investigador social: "La prostitución es
una gran cadena de servicios de la cual participan personas
inescrupulosa que va desde el proxeneta hasta el policía que también
explota tanto al pinguero como al travesti generalmente a cambio de
moneda dura y otras veces a cambio de un favor sexual que se puede
traducir en una felación."

Mi ciudad también la define la erótica de los cuerpos. Para un escritor
como Abilio Estévez, "La Habana son los cuerpos".

El pinguerismo se desliza por los principales cotos de caza,
fundamentalmente donde la presencia del visitante foráneo es habitual.

La geografía corporal del mapa de esta ciudad ha tejido inmensos
micromercados de comunicación sexual cuya brújula es orientada desde
lugares como el Kilometro O, frente al Capitolio, los portales del cine
Payret; La Isla del Golfo, en 23 y Malecón, en El Vedado; Mi Cayito y El
Chivo en las Playas del Este, todo el cinturón de Ciudad Libertad, casa
de citas, gimnasios y las normalizadas fiestas gays en cabaret habaneros
como Las Vegas, todos espacios de conquistas donde la simulación tiene
acceso libre.

La economía de placeres marca su territorio e identifica códigos de
seducción. Es una cruda realidad que el llamado periodismo
revolucionario de trincheras y consignas oculta.

La necesidad de algunos cubanos los ha obligado a prostituirse para
adquirir desde una zapatilla de marca, un cosmético hasta una cajetilla
de cigarrillos en CUC. El intento de clonación del hombre nuevo nos deja
amargas experiencias como estas.

Mientras tanto, muchachos frágiles o musculosos que nada saben del amor
y sus crudezas, intentan todos los días ganar la calle en busca de un
destino incierto.

Para Cuba actualidad: madrazoluna@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/121-sociedad/5922-la-habanidad-de-la-carne.html

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