martes, 28 de agosto de 2012

La tiendecitas de los horrores

La tiendecitas de los horrores
[28-08-2012]
Aimée Cabrera
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

Tienda en la calle Obispo, en La Habana. Foto: Aimée Cabrera.
(www.miscelaneasdecuba.net).- Hasta que finalizó la quinta década del
Siglo XX, irse de tiendas era todo un paseo. Las personas lucían
elegantes pues así tenían la posibilidad de poder entrar en los mejores
almacenes y ser atendidos con todos los requerimientos propios del comercio.

En la actualidad, todo ha cambiado. Las tiendas recaudadoras de divisas
o shoppings venden mercancías muy caras para el cubano medio; pero estas
no lucen atractivas. No están bien dispuestas, con precios ilegibles
que tienden a la confusión, o sin precios de venta.

En ocasiones, el colorido resulta atractivo pero el producto no es de
los más demandados y las personas se preguntan por qué tanto de lo mismo
y cuesta tanto encontrar lo que se necesita.

En estas tiendas, los dependientes lucen uniformes y de primera
impresión parecen agradables. Cuando ven que la persona solo pregunta y
no comprará ningún artículo ponen mala cara o se dedican a hacer
muestreos para ocupar el tiempo libre, para ellos no existe realizar
gestiones de venta.

A ellos solo les preocupa no tener faltante porque tienen que pagar el
equivalente con su salario, el cual se afecta meses y hasta años. Para
recuperar lo que falta hay mañas como cobrar fuera de caja con un precio
alterado y después pasar los códigos, lo que hace que el cliente sea
estafado, y por tanto no se lleve con la compra ni el ticket de venta ni
la bolsa donde echarlo, pues nunca las tienen.

Los trabajadores que venden en las tiendas no tienen comisión. Las
propinas son ínfimas y nunca usuales. Quizás si ellos ganaran una
estimulación por la cantidad de personas que atendieran y compraran,
ganaran más y habría menos faltantes en las tiendas y más caras
sonrientes, cuestión que para nada importa a los gerentes,
administradores y a los dirigentes sindicales de estos comercios.

"El cliente siempre tiene la razón "era un slogan usado en la Cuba
republicana, después de enero de 1959, esta fue considerada una frase
burguesa, cambiada por "Mi trabajo es Usted" –cuando le convenía al
dependiente-.

Luego apareció la libreta de la tienda con sus cupones y sus ofertas que
nada tenía que ver con la moda universal. Las filas de personas para
obtener por un mismo cupón tres o cuatro artículos muy necesarios para
que sufrieran el síndrome de la "Cucarachita Martina" (cuento infantil
en que la protagonista encontraba una moneda y no sabía que comprar con
esta.

Después surgió el mercado paralelo con mercancías de los países
socialistas europeos donde las confecciones no se podían comparar en
modernidad con las occidentales. Aunque aún muchos recuerdan la
perfumería y alimentos variados.

Ahora están las tiendas en CUP (las que llaman tiendas en moneda
nacional, ¿y no lo es también el CUC? Estas son deprimentes. Entrar en
cualquiera de ellas por las Calles Monte o Neptuno dejan que desear.
Allí además de lo hacinado de los vendedores y trabajadores por cuenta
propia, están despintadas, sin mostradores para exhibir. Las perchas no
dan más de ropas unas encima de otras, los precios en pesos, pero por
las nubes.

En estas tiendas la bisutería está al lado de discos de larga duración
llenos de polvo que nadie va a comprar, o de frascos reciclados con
lejía o ambientadores líquidos que no se sabe como los hacen, piezas de
repuesto y artículos de ferretería o talabartería, sin dejar de
mencionar los juguetes que quitan las ganas de jugar a cualquier niño.

Allí también se venden con mucha discreción las mercancías que cuestan
en CUC en las otras tiendas y hay que pedirlas en voz baja para que
aparezcan, como por arte de magia, zapatillas con suela de goma,
mochilas o tantas otras cosas perdidas de la shoppings.

Siempre lo más feo y malo para el pueblo. Más de cinco décadas no
muestran un camino esperanzador para que las tiendas vuelvan a ser
bellas y atractivas; y quienes vayan a las mismas puedan considerar un
paseo el visitarlas.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36918

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