viernes, 3 de agosto de 2012

La muerte de Payá, el silencio sueco y el show que se avecina en Cuba

La muerte de Payá, el silencio sueco y el show que se avecina en Cuba
Publicado el Viernes, 03 Agosto 2012 09:41
Por Carlos Cabrera Pérez

Eramos pocos y parió la Madrastra Patria.

Deben estar diciéndose entre chanzas mal disimuladas los altos cargos
del raulismo a los que una pasión juvenil y un descuido imperdonable de
políticos europeos -se presume que con experiencia- les ha matado dos
pájaros de un tiro: a Oswaldo Payá Sardiñas con Harold Cepero, y la
oportunidad de armar un gran show propagandístico nada menos que en
Bayamo, la ciudad que sus vecinos prefirieron quemar antes que cayera en
manos de los tatarabuelos de Ángel Carromero Barrios.

Sin desconocer la permanente y valiosa postura del Partido Popular (PP)
y otras fuerzas políticas europeas en defensa de los demócratas cubanos,
la pregunta es inevitable: ¿qué sentido práctico tiene viajar como
turistas a una isla-cárcel para gritarle a los carceleros y sus
chivatos, al poco de aterrizar, que fueron para verse con la disidencia
pacífica?

A partir de ahora, sería más eficaz arriesgarse a que la dictadura
deniegue el visado que viajar simulando. Y este gesto no solo sería
importante de cara a evitar situaciones incomodísimas como las que ahora
padece Carromero, supuesto autor de un homicidio involuntario e
histórico, sino para contribuir a desmantelar ese gigantesco teatro de
simuladores en que el castrismo ha convertido a Cuba.

La inevitable soledad

Si la única fórmula fuera la de viajar como turistas, entonces habría
que aprender a ser prudentes y evitar conducir un coche de alquiler en
un país con una red vial bombardeada, escasamente iluminada y señalizada
salvo excepciones, y sabiéndose acosados por los chivatos y represores
castristas.

Una de las consecuencias más terribles de esta desgracia cubana -la
muerte de Payá deja huérfanos a todos los cubanos, al margen de su
adscripción ideológica- es la notable soledad que padecerán ahora los
opositores pacíficos cubanos, pues poco margen queda para aventuras como
la de Carromero y el sueco Jen Aron Modig, y será complicado encontrar a
demócratas extranjeros dispuestos a arriesgar el pellejo por la libertad
de Cuba.

Al margen de la letanía del régimen criminalizando a la oposición
democrática porque recibe dinero de instituciones norteamericanas y
europeas -como ocurrió con el Movimiento 26 de Julio durante su guerra
contra Fulgencio Batista-, la percepción totalitaria que deja la muerte
de Payá y Cepero es que el régimen lo controla todo, lo sabe todo y que
España, Estados Unidos y demás países democráticos se lo ponen fácil a
la Seguridad castrista. Quizás la lógica democrática produzca individuos
indefensos ante los opresores.

España tendrá que desplegar todo su arsenal diplomático para conseguir
que -una vez concluido el show que se avecina- que Carromero sea
repatriado a Madrid para cumplir su condena en su país de origen. Pero
me temo que este joven político madrileño quedará ya tocado para siempre
de su mala experiencia cubana.

De acuerdo a la legislación cubana, los tribunales competentes para
juzgar a Carromero son los de Bayamo, jurisdicción donde se produjo el
accidente, siempre según la versión de la policía cubana, corroborada
parcialmente por el sueco adormilado y el madrileño con voz quebrada;
lógica en un trance como el que está sufriendo.

Hacerse el sueco

Y ahora, que parecía haberse despertado al pisar suelo europeo -y pese a
haber anunciado una rueda de prensa este viernes 3 de agosto- parece que
Modig prefiere hacerse el sueco y avisa que suspende su comparecencia
ante los medios de comunicación "para no perjudicar a Carromero".

Al menos, la renuncia a abrir la boca del político sueco ndica que
estaríamos ante dos variantes posibles: la primera, que hay hechos que
desmienten la versión oficial, pero ahora no es el momento o no hay más
versión que al accidente puro y duro, aunque él jure que iba adormilado.
La segunda, que en cualquier caso, a la espera de que lleguemos a saber
algún día toda la verdad y nada más que la verdad, la normalidad
democrática y cartesiana en la que se ha educado el joven político
sueco, le obligaría a contar su versión de los hechos, sin ocultamientos
ni matices, pero no podrá ser por el momento, quizá debido a un pacto
entre Estocolmo y La Habana.

España, en un arranque infantil de transparencia, ha filtrado este
jueves que Carromero estaba a punto de perder su Permiso de Conducir por
la acumulación de sanciones y multas en los últimos tres años, lo que de
hecho había provocado que viajara a Cuba sin puntos en su licencia
automovilística. Un sistema parecido al que rige en las leyes de
tránsito cubanas, pero pese a ello, la compañía que fuera le alquiló el
coche porque no debe existir mecanismo para comprobar si un extranjero
que alquila un automóvil tiene su licencia de conducción en regla.

Enjuague a la vista

El dato -publicado por los periódicos El Mundo y El País- vendría a
reforzar la tesis raulista de que se trata de un lamentable accidente,
lo cual podría sugerirnos que estamos ante los actos previos al enjuague
entre el Palacio de la Revolución y el Palacio de La Moncloa para
posibilitar el regreso de Carromero en un tiempo razonable, prudencial y
que permita a ambos estados salvar la cara en una crisis bilateral
inesperada y no deseada por ninguna de las partes, a tenor del cuidado
con que la están manejando.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español está de un parco que asombra.

En contraste, la alegría del raulismo no pasa disimulada en el
kilométrico editorial de Granma (31 de julio), que se regodea en
detalles que atribuye a la preparación previa del viaje de ambos
políticos europeos a Cuba, insiste en su criminalización de las nuevas
tecnologías (Twitter es algo que debe sonar a chino en La Gabina) y se
lanza a descalificar no solo a Payá y Cepero, quienes una vez muertos no
pueden defenderse, sino que arremete contra la dolida oposición
democrática por las molestias que causó al "pueblo" durante el cortejo
fúnebre del presidente del Movimiento Cristiano Liberación (MLC). Suerte
que las autoridades estaban cerca, y protegieron a los "mercenarios
pagados por medio mundo" de ese pueblo iracundo que sigue sin poder
comer dos veces al día.

El fragmento más grave del editorial granmense es la recuperación de un
trozo del discurso improvisado de Raúl Castro, el pasado 26 de julio en
Guantánamo, cuando confesó el miedo que sienten por los que -según el
gobernante- buscan para Cuba una salida como en Libia. ¿En qué estaría
pensando Raúl y el editorialista del papelucho Granma cuando aludieron a
esa macabra posibilidad? Sobre todo pensando en un pueblo que solo es
"un poquito revencúo" frente al imperialismo yanqui, al que han servido
la mesa, aunque sin arroz, pues no acaban de encontrarle el punto a la
cosecha de tan exótico grano en la dieta cubana.

Caso Gross, made in Spain

Así las cosas -y para reavivar la llama nacionalista- es más que
previsible la llegada a Bayamo en los próximos días de Elpidio Valdés,
acompañado de un ejército de mambises del siglo XXI, cuyo principal
cometido sería proteger a Carromero y a los opositores pacíficos de la
rabia de los bayameses, que no dudarían en quemar lo que queda de ciudad
en caso de que algunos de los tantos enemigos que padece el castrismo
intentara hacerse con sus ruinas.

Pero no hay que subestimar el show que podría venir ni la capacidad
negociadora del raulismo con un Alan Gross made in Spain.

Entre el final del verano y el otoño habrá drama en Bayamo para
desconcierto de España, que sigue con la asignatura pendiente de hacer
una política exterior inteligente en Cuba y en el resto de Iberoamérica.
En vísperas de las Navidades casi culminarían las negociaciones que
posibilitarían la vuelta de Carromero a Madrid para cumplir su condena,
siempre y cuando La Habana saque algo sustancial a cambio y quede claro
que el castrismo es magnánimo con sus enemigos, incluso con los que
cometen la osadía de llevar 4,000 euros a un opositor, disfrazándose de
turista, y ahora suspira porque sus pies tocan suelo europeo.

En paralelo, la oposición pacífica cubana debe prepararse para una etapa
de menos solidaridad internacional y de menos visitas; de más
precauciones por parte del extranjero solidario con la causa
democrática. Pero ello no es malo del todo. Si lo mejor de Cuba -al
decir de Ricardo Alarcón- es lo que está dentro y lo malo siempre ha
venido de fuera, entonces no todo está perdido en un pueblo noble y
cansado de pedalear en una noria infinita hacia el paraíso, siempre
pospuesto para salvar a sus verdugos.

http://cafefuerte.com/opinion/opinion/puntos-de-vista/2080-la-muerte-de-paya-el-silencio-sueco-y-el-show-que-se-avecina-en-cuba

No hay comentarios:

Publicar un comentario