lunes, 6 de agosto de 2012

El difícil arte de ser mujer en Cuba

El difícil arte de ser mujer en Cuba
Lunes, Agosto 6, 2012 | Por Polina Martínez Shvietsova

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Ser mujer en Cuba es todo un
desafío. O bien eres una oscura "ama de casa", o bien trabajas para el
sistema, o bien te prostituyes a la medida de tu capacidad e
inteligencia. El primer reto es no perder la cabeza en medio de tanta
miseria, hambre y escaseces. El segundo, sostener la dignidad entre
tanto fracaso y corrupción.

Ser la mujer de la casa equivale a estar atada a un marido que te
mantenga con el único salario, o con el dinero "inventado" de otras
formas. En la actualidad, para sostener una economía doméstica resulta
preciso disponer de hasta 200 cuc por mes. Y como ya se sabe, los
salarios mensuales oscilan entre 16 y 23 cuc. El balance económico no da
para 15 días, así que el resto te las debes ingeniar para abastecer un
hogar con lo imprescindible. Cabe imaginar entonces lo duro que debe ser
para las mal llamadas "amas de casa" encontrar un balance, combatiendo
el estrés y la pobreza.

Luego está la mujer que trabaja para el Estado. Ya salió del hogar y se
desenvuelve en otros medios, así que tiene la posibilidad de desarrollar
nuevas capacidades. De alguna forma logró ascender un peldaño con
respecto a la mujer "ama de casa", pues también lleva dinero para el
hogar y propicia que la economía doméstica sea un tilín más solvente.
Sin embargo, está sometida a las decisiones de "un jefe", con lo cual
asume el reto de otra desventajosa convivencia.

En la sociedad cubana, ambos tipos conforman la media de "mujer normal",
pues no representan ningún peligro para los poderes hegemónicos: del
marido, del sistema y de la sociedad eminentemente machista.

Pero para aquellas que decidieron no ser "ama de casa", ni sumisa
subordinada del jefe estatal, la vida se vuelve mucho más difícil. Ser
mujer creadora o independiente equivale a que te salgas de los rangos
sociales establecidos.

Significa que eres un "bicho raro", pues prefieres ganarte el dinero con
tus capacidades y a tu aire. Prefieres desarrollar tus talentos, y no
depender de alguien que te dicte cómo se tienen que hacer las cosas.
Esta decisión incluye arriesgarse a no tener pareja estable, y exige una
gran dosis de soledad y complicaciones extraordinarias.

La mujer que en Cuba decide tomar a la vida por los cuernos y manda bien
lejos los estereotipos sociales, está expuesta a mayor "vigilancia" por
parte de los órganos del sistema.

¿Quiénes son los amigos con los que se mueve, a quién visita, quién la
visita? ¿Qué viste, come y calza? El monitoreo sobre ella es constante.
Es un foco de atención en el vecindario. Debe vivir a puertas cerradas y
no dar cabida a intrusos o a gente que se dedica a perder su tiempo, en
un país donde el tiempo permanece congelado desde hace décadas.

Su fórmula de supervivencia consiste entonces en el autodominio, o sea,
en no perder la alegría de la vida, ni la confianza en sí misma. También
necesitará pasar por los siguientes especialistas: quinesiología (para
curar las heridas del alma), astrología (te dice o cree decirte cuál es
tu propósito en la Tierra y te orienta como maniobrar en tu
crecimiento), dietóloga (alimentos sanos para tu cuerpo sano),
terapeuta/masajista (masajes corporales y estéticos para belleza del
cuerpo), espiritista (escucha, o te hace creer que escucha lo que dicen
los espíritus).

Con la aplicación de estas fórmulas, por lo menos a mí, la vida se me
ha vuelto más elevada, nítida y transparente en medio de un entorno
donde es complicado respirar.

Tal vez va siendo hora de que las mujeres cubanas, muy especialmente las
jóvenes, se formulen, alguna que otra vez, preguntas como estas: ¿Qué
haré para seguir creciendo? ¿Cómo podré sentirme mejor amada, dueña y
reina de mi vida? ¿La vida es algo más que este maratón de sobrevivencia?

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