viernes, 24 de agosto de 2012

Cuando un hermano se va

Cuando un hermano se va
Viernes, Agosto 24, 2012 | Por Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Roberto Ojeda Camaraza o
simplemente "El Abuelo" para sus hermanos de lucha, el héroe humilde y
consecuente de mil batallas por la democracia y la justicia acaba de
perder su último combate con la vida. Solo cuando el pasado 17 de agosto
dejó de existir físicamente víctima de una grave enfermedad, el Abuelo
descansó en su más de medio siglo de lucha por los ideales que abrazó
desde joven y que supo defender desde la acción y la palabra, siempre
sin hacer concesiones de principios o dar un paso atrás, siempre sin
declinar en la simpatía y entusiasmo que era incuestionable alimento
espiritual y acicate para los que tuvimos la inmensa suerte de tenerlo
como amigo y compañero.

El Abuelo combatió a la dictadura de Fulgencio Batista, escapó de Cuba
luego del triunfo de la traición castrista y en el convulso año 1961
regreso a Cuba como avanzada la invasión de Playa Girón. Pasó diez y
ocho años en las prisiones castristas en la época de la mayor barbarie,
en el tiempo donde nadie escuchaba y fue un héroe destacado por su
firmeza e intransigencia.

Tal vez una de sus más ejemplares grandezas es haber atravesado el vía
crucis del exilio, confrontación, prisión, exilio, de haber muerto sin
poder regresar a su tierra amada y haber logrado vencer el fantasma del
odio y el rencor para, sin abandonar su compromiso con la causa de la
democratización de Cuba, convertirse en un adalid de la reconciliación
nacional y el dialogo político.

El Abuelo junto a sus compañeros de la Coordinadora Socialdemócrata en
el exilio por más de dos décadas han dado un ejemplo paradigmático de
madurez y cultura política al anteponer los intereses de la
reconstrucción nacional a las crispaciones o las venganzas que traerían
más dolor y sufrimiento a la tan lacerada patria. El Abuelo presidió la
Coordinadora durante dos periodos en los cuales puso toda su
experiencia, energía y simpatías en el cometido de impulsar el trabajo
de los socialdemócratas moderados en medio de un escenario político
caracterizado por la más álgida y extremista confrontación.

Ejemplo paradigmático de humildad, sencillez, altruismo y
desprendimiento nunca podré olvidar como a su llegada hace casi diez
años al Congreso de la Internacional Socialista en Sao Paulo después de
recibir el saludo efusivo del secretario general Luis Ayala y ante la
convocatoria de éste para acreditar su organización el Abuelo con la
naturalidad y firmeza que le caracterizaba respondió "yo represento aquí
a la Corriente Socialista Democrática que está en Cuba". Allí, este
hombre cargado de historia y heroísmo, puso su intelecto y capacidad al
servicio de unas compañeros a los que nunca había visto personalmente,
muchos de los cuales no habíamos nacido cuando ya el había entrado a la
historia y que teníamos un reciente pasado "revolucionario". Esta, como
tantas otras anécdotas del abuelo, retrata nítidamente y de cuerpo
entero la altura moral, ética, humana y política de este hombre que lo
dio todo por sus ideales y sus camaradas.

No puedo olvidar en esta hora de irremediable dolor, con cuanto
entusiasmo esperaba y buscaba nuestros escritos para difundirlos entre
sus compañeros de la Coordinadora, porque el Abuelo fue siempre un fiel
defensor del principio "Cuba manda y el exilio obedece" Sus
correligionarios en Cuba fuimos privilegiados beneficiarios de su
hermandad y confianza sin límites, aún en los más difíciles momentos de
nuestra trayectoria política. Las breves conversaciones telefónicas con
el abuelo eran verdaderas inyecciones de entusiasmo de quien nunca se
limitó para demostrarnos en cuanta estima tenía nuestro trabajo y
esfuerzo, siempre dejando a un lado toda su historia y grandeza humana y
política.

El luchador incansable, el vencedor de todos los retos y de los mayores
desalientos, el Abuelo entrañable de todos sus hermanos nos dice adiós
dejando un vacio muy difícil de llenar. Nuestro único aliciente es
convertir el dolor de su ausencia irreparable en determinación y
compromiso redoblado para echar adelante la obra de reconstrucción
democrática, justicia y reconciliación a la que dedico cada instante de
su valiosa vida.

Cuesta mucho trabajo sobreponerse a un dolor que se hace más duro en la
distancia de esta impuesta separación, la memoria y el ejemplo de este
cubano ilustre nos ayuda en el difícil cometido de no guardar enconado
rencor a la indolencia criminal que ha impedido que le dé al Abuelo el
abrazo entrañable que él se ganó con su virtuosa existencia y yo le
guardaré siempre en mi corazón agradecido.

http://www.cubanet.org/articulos/cuando-un-hermano-se-va/

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