jueves, 5 de julio de 2012

Llegó el verano

Sociedad

Llegó el verano
Iván García
La Habana 05-07-2012 - 9:04 am.

Dos familias habaneras enfrentan el recrudecimiento de sus problemas
cotidianos.

La Habana Vieja, julio de 2012. (AP)

Tragar en seco. O tomarse un sedante. Romper la alcancía y sacar bien
las cuentas. Es el verano. Para los padres no es una buena noticia.

En los meses de julio y agosto las cuentas de electricidad se
multiplican. Ventiladores y televisores funcionando el día entero. Y si
tienes aire acondicionado, tus hijos, agobiados por un calor sofocante,
lo prenden antes de la hora señalada.

Al diablo con los ahorros. Bien lo sabe el matrimonio Romero. En julio
de 2011 el recibo de la luz fue de 600 pesos. Este año el gasto será de
infarto. Ya hacen sus pronóticos. "Tenemos un aire acondicionado nuevo y
un horno microwave. Así que, por lo bajo, esperamos rozar los mil
pesos", asegura Felipe.

Luego vienen otros gastos. Planificar salidas con los hijos varones de 9
y 11 años. Una comida extra diaria durante dos meses, lo que implica
desembolsar más dinero en huevos, pollo, carne de cerdo, arroz, frijoles
y frutas.

También mayor cantidad de aseo y detergente. "Los niños con estos
calores se suelen bañar dos veces al día. Y hay que estar lavándoles
constantemente las manos por el tema del dengue y las enfermedades
contagiosas. Súmale que en sus juegos callejeros ensucian más ropa",
explica Sara con los ojos muy abiertos.

Al menos el matrimonio Romero tiene parientes al otro lado del charco
que a cada rato le giran entre 300 y 400 dólares. Se pueden dar con un
canto en el pecho.

Es cierto que en el verano de 2012, 100 dólares no tienen el mismo
rendimiento que en los años 90. El gobierno lo grava con un impuesto del
13%.

Y cuando los Romero acuden a las tiendas en moneda dura, mueven
perplejos sus cabezas por el alza de los precios. "Todo cuesta más caro
que hace cinco años. La leche en polvo ahora vale 5.75 cuc, de 5.25 que
costaba el mes pasado. También el aseo y otros productos esenciales. No
sé hasta dónde va a llegar el Gobierno. A la hora de exprimir los
bolsillos son expertos", dice iracundo Felipe.

En estas vacaciones veraniegas no habrá fin de semana en Varadero. Sus
parientes en Miami también sufren lo suyo para llegar a fin de mes. La
solución es ir a espacios gratuitos al aire libre o pagar 30 pesos por
persona en ómnibus de empresas que por la "izquierda" se dedican a
fletar viajes a las playas del este de La Habana.

O visitar museos. Y comprar libros en pesos. Pero si el matrimonio
Romero vive horas bajas, qué decir de los Pedraza. Bueno, si podemos
llamarles familia. Son tantos que bien pudieran armar una escuadra en el
ejército. Viven en dos cuartos húmedos y sin pintar de un solar del
barrio centro habanero de Colón.

Fidel Castro es mejor amigo de George W. Bush que un Pedraza del otro.
Es una familia disfuncional. Algunos del sexo masculino tienen como
dirección fija la celda de un penal de máxima seguridad.

La mitad de sus vidas han estado tras las rejas. La libertad son
pequeños períodos de oasis. Entre atracos y estafas, han dejado atrás
varios hijos a los cuales ninguno mantiene.

La carga ha sido para las madres, abuelas y tías. Que tampoco son
personas modélicas. Al contrario. Dadas al alcohol y el brete. El dinero
que obtienen vendiendo pacotillas se lo gastan en fumar marihuana y
beber ron barato.

Su morada es un antro pequeño. Desde que despuntan, las hembras se
prostituyen. Y los varones prueban melca y planifican robos menores. La
calle no tiene secretos para ellos.

Ya los muchachos dejaron la escuela. Y se buscan la vida a su manera.
Vendiendo frutas y frijoles en una carretilla. O pedaleando diez horas
en un bicitaxi. Los de peor cabeza andan con la cartera más desahogada,
gracias al proxenetismo o la venta de marihuana "yuma" (extranjera).

Mal llevados, los Pedraza comen por separado. Y se turnan para usar la
cocina. No es raro que cuando se pasan de tragos armen trifulcas
familiares, machete en mano y tirándose botellas.

Son un caso social. Los niños más pequeños piensan como adultos. Y desde
bien temprano, salen a darse un chapuzón en los arrecifes del malecón. O
a pedir chicles y dinero a los turistas.

Viven hacinados y duermen en colchonetas sucias. Por suerte no pagan un
centavo de luz. Alguien con conocimientos eléctricos los "colgó" a una
línea de una dependencia estatal.

Preguntarles qué van hacer en el verano es provocar un carcajada. "Lo
mismo. En la infladera. Cada mañana pensando cómo buscarnos unos pesos.
Es lo que trajo el barco. Quizás la novedad es que este verano por la
tele podemos ver los Juegos Olímpicos", señala Eugenio.

Al menos en 2012, para los Pedraza hay algo diferente.

http://www.diariodecuba.com/cuba/11876-llego-el-verano

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