martes, 10 de julio de 2012

Libertades en Cuba?

¿Libertades en Cuba?

Yoaxis Marcheco es la esposa del Pastor bautista Mario Félix Lleonart
Barroso, de Iglesia Bautista de Taguayabón
Yoaxis Marcheco Suárez
julio 10, 2012

No sé qué está pasando con algunas personas e instituciones en el mundo,
pienso que padecen de una especie de letargo que no les permite percibir
la realidad cubana, o simplemente se conforman con lo que el
antidemocrático gobierno del país les informa y dibuja.

La Cuba profunda es otra cosa, muy lejana a los informes y estadísticas
que el desgobierno ofrece a la opinión internacional.

El simple hecho de ver a la nación sumergida en la quiebra y el
desequilibrio causados por más de cincuenta años bajo el mismo sistema,
con gobernantes cuya extrema autosuficiencia les ha llevado a creer que
son dioses inmortales, todopoderosos e insustituibles, ya basta para que
el mundo libre comprenda que en la pequeña isla antillana, la democracia
y la libertad salieron al campo un día y al parecer no encuentran el
camino de regreso a casa. Tampoco logro explicarme la razón por la que
el pueblo de Cuba no toma de las riendas y se libera de una vez y por
todas de lo que tanto le agobia.

A las claras se puede percibir, solo hay que tener un poco de buena
vista, que el país sucumbe, que sus habitantes están descontentos del
diario vivir, aunque lamentablemente la respuesta a esta infelicidad sea
la alta tasa de emigrantes, de suicidios, de alcoholismo, de
delincuencia, los bajos índices de procreación que resultan en una
población envejecida, la enajenación y el mutismo.

Hablar de libertades en Cuba es casi doloroso, el monosílabo más
recurrente es el No: No libertad de expresión; No libertad de prensa; No
libertad de afiliación política o de partido (en un sistema
monopartidista); No libertad ideológica; No libertad de información; No
libertad de reunión o agrupación; y una libertad religiosa muy entre
comillas, donde la separación iglesia-estado solo compete a la iglesia,
porque el estado constantemente ejerce su dominio injerencista sobre las
diferentes denominaciones, asociaciones, etc., manipulando al liderazgo
eclesial, siempre amenazante, chantajista, con aires de superioridad.

Realmente no sé a qué le llaman separación iglesia-estado, cuando la
primera es supervisada en todo por el segundo, cada paso que da, cada
decisión que toma. Continúan latentes además las interrogantes que el
mismo Benedicto XVI planteara en su reciente visita al país: ¿cuándo se
devolverán en su totalidad las instituciones que la Revolución en sus
primeros años confiscó a las iglesias?; ¿cuándo se podrán crear nuevas
instituciones educacionales de carácter religioso para que las actuales
y futuras generaciones de creyentes se eduquen, no bajo la doctrina del
marxismo leninismo, sino bajo la enseñanza de la Biblia? ¿Cuándo las
instituciones religiosas podrán abrir sus propios espacios radiales y
televisivos, tener sus publicaciones periódicas, imprentas, editoriales
y librerías? ¿Será que negar esto a las iglesias no es en buena medida
ultrajar la libertad de las mismas?

Por otro lado sería interesante señalar que todos los elementos que
privan a los creyentes en Cuba de su genuina libertad, al ser
restaurados, si lo fueran, deben serlo para todos, sin distinción,
incluyendo, como dijera Percy Francisco Alvarado Godoy en su post: "Otra
falacia de Radio Martí…", a las "diminutas e irrelevantes congregaciones
adscritas a la Convención Bautista Occidental, así como al Movimiento
Apostólico", este último no legalizado por el filtro censor del famoso
Registro de Asociaciones del Comité Central.

La gran falacia radica, y créanme esto ya es más que "un lodazal de
mentiras", en decir que en Cuba su desgobierno, y cito al mismo autor
antes mencionado: "jamás ha torturado o perseguido a pastores religiosos
por sus creencias, independientemente del tamaño de sus denominaciones,
su aislamiento o falta de una red de apoyo a nivel nacional o
internacional." Pienso que el término, jamás, es demasiado amplio.
Aunque claro este autor al que hago alusión está siguiendo los pasos de
su máximo guía, el hoy líder histórico de la Revolución cubana, Fidel
Castro, quien tuvo el impudor de declarar en la entrevista "Fidel y la
religión" que en Cuba nunca se había cerrado ningún templo.

En el pasado no muy lejano, a penas la década del 60 del anterior siglo,
los dictadores, por entonces enemigos acérrimos de la religión, crearon
los campos de concentración UMAP, a donde fueron a parar cientos de
pastores y líderes de iglesias. Muchos templos fueron literalmente
cerrados, entre ellos el de la Iglesia Bautista Ebenezer de Taguayabón,
de la cual soy miembro. Los creyentes no eran avalados para entrar a las
universidades del país, muchos perdían sus trabajos si decidían
permanecer fieles a su fe.

Los templos se vaciaron dando paso a la era de la ideología comunista,
con su carácter ateo y materialista, que en la versión de Fidel Castro
tomó aspecto de exterminador de la espiritualidad de un pueblo por
naturaleza creyente.

La tan cacareada Constitución cubana actual, a la vez manipulada por los
dueños de todo en el interior de la isla, dice en su artículo 8,
reconocer y respetar la libertad de conciencia y de religión, deberían
si fueran honestos colocar una cláusula a este artículo: solo si quien
la profesa es revolucionario, practica el fidelismo y ha aprendido a
asentir a todo cuanto se le ordene por parte de las instancias
gubernamentales. La cláusula está implícita, aun cuando continúa
diciendo el artículo que las instituciones religiosas están separadas
del estado.

El artículo 55 expresa: que el estado reconoce, respeta y garantiza la
libertad de conciencia y religión. Sería reiterativo explicar esta gran
mentira, un país donde quienes piensan diferente ideológica y
políticamente son encarcelados, detenidos arbitrariamente, amenazados,
repudiados y siempre bajo el mismo pretexto difamatorio de que son
asalariados del imperio o mercenarios. En el egocentrismo atroz de los
Castro y sus seguidores los "revolucionarios" no caben las mentes
diferentes, le temen a la pluralidad, como el temor que le tienen los
tiranos a los de fe verdadera y convicciones firmes.

De cualquier modo y sin comprender aun qué pasa con quienes se proclaman
libres en el mundo, y con el pueblo cubano tan carente de sus derechos
más elementales, yo prosigo aquí dentro de la sofocada Cuba y en esta
"diminuta e irrelevante Convención Bautista de Cuba Occidental", para mí
llena de tradiciones hermosas y una profunda historia de más de cien
años, con paladines de la fe como lo fueron el muy cercano a Martí,
Alberto J. Díaz, colaborador en las luchas independistas contra la
colonia española; Luis Manuel González Peña, quien en el tiempo más
oscuro de los creyentes en Cuba dijera a un funcionario que le
pronosticó el fin de las iglesias en el país, que habría iglesias para
rato, y otros.

Creyendo en un Jesús que no comulga con los poderosos egocéntricos de
este mundo, sino con los de abajo, con "las inmensas minorías" y que en
definitiva, fue seguido por muchos, para luego ser abandonado por la
gran multitud, incluyendo a sus discípulos, y que también fue
crucificado por muchos y aceptado por pocos.

http://www.martinoticias.com/content/libertad-religiosa-cuba-cws-/12686.html

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