miércoles, 25 de julio de 2012

Fue Oswaldo Payá asesinado?

Publicado el martes, 07.24.12

¿Fue Oswaldo Payá asesinado?
Nicolás Pérez

Mucha gente está equivocada, la revolución castrista evita matar a sus
enemigos. Prefiere neutralizarlos o dejar que se exilien en Miami. Solo
aplica la solución final cuando el enemigo es terco. No hay cosa que la
revolución más odie que la terquedad de un opositor, porque para
intransigencias, las revolucionarias.

El castrismo ha utilizado diversas formas de volar sin lastres, la más
conocida es el fusilamiento. Acto que cumple las formas. Se enjuicia al
acusado donde hay tribunal, fiscal, abogado defensor y una carpeta que
muestra que la víctima es un enemigo irreconciliable de una revolución
que fue instaurada para hacer a un pueblo feliz, lograr la igualdad
social y salvaguardar la soberanía nacional. Cuando termina el juicio,
el fiscal advierte generalmente que el acusado no actuó solo sino que
fue un instrumento del imperialismo yanqui. La sentencia tiene una
diferencia con la de los países democráticos: no tiene nada que ver con
lo que dijo la defensa o la fiscalía, ni se discute en una habitación
cerrada por los miembros del tribunal. Siempre llega de arriba, como
sucedió el 20 de abril de 1961 cuando fusilaron a Rogelio González
Corzo, "Francisco", o en julio de 1989, cuando fusilaron al general
Arnaldo Ochoa y a Tony de la Guardia.

En los fusilamientos de La Cabaña, cuando se dicta sentencia, varios
soldados cerca del condenado saltan sobre él, lo inutilizan para evitar
cualquier sorpresa desagradable y lo llevan a una celda llamada Capilla,
y porque la revolución es generosa inmediatamente le comunican la pena,
no hay por qué hacer sufrir a nadie. En los 60 y 70 se podía seguir
desde las galeras incidentes del espectáculo a través de los fosos que
comunican directamente con el paredón. Siempre se fusila de noche.
Apenas corre brisa. Primero se escucha el ruido del motor de un jeep,
luego silencio mientras atan al hombre al palo, inmediatamente voces de
mando, descarga de fusiles y segundos después el sordo y seco tiro de
gracia coronado por una multitud de risas y aplausos, porque la justicia
revolucionaria es algo que merece disfrutar el pueblo como un día de
playa en Guanabo o Varadero. Esto lo viví: en 1962, desde la galera 10
de La Cabaña, en una noche escuché 16 de estos fusilamientos.

Tampoco la revolución mata por placer, lo hace con el propósito de
infundir miedo o como escarmiento. Y no solo ha utilizado el paredón
para que se respire aire puro en la isla, también ha matado con
impunidad a bayonetazos o disparos a decenas de presos desarmados e
impotentes. Y ha ultimado en huelgas de hambre a Pedro Luis Boitel,
Orlando Zapata Tamayo y muchos más. Muertes con las que el castrismo no
se responsabiliza, y seamos comprensivos, ¿es culpa de ellos que tengan
opositores con tanto corazón, dignos, y de nuevo, tan
contrarrevolucionariamente tercos?

Otra forma poco conocida de desaparecer enemigos ha sido recurrir a
accidentes de tránsito. He sido testigo de dos.

En 1961 llegué a La Habana y fui a visitar a un hospital a Manuel Sabas
Nicolaides, "El Griego", que había sido arrollado en un rarísimo
accidente. Al pie de su cama encontré afectado a su segundo al mando en
la Nacional de Abastecimientos Jorge Medina Bringuier, "El Mongo", su
lógico sucesor en el cargo. Pero Seguridad del Estado propone y Dios
dispone: me nombraron a mí para que sustituyese al Griego. Solo un año
después, cuando El Mongo con su uniforme de capitán del G2 salió a
detener a sus antiguos compañeros, entendí que habían intentado asesinar
a Sabas Nicolaides para que Seguridad penetrara la Nacional de los
estudiantes cubanos.

En 1968, el sacerdote Miguel Ángel Loredo sale de prisión tan rebelde
como había entrado, arengando a la juventud desde el púlpito y no había
manera de cerrarle la boca ni neutralizarlo. En la página 198 del libro
Después del silencio, en París, en abril de 1986, en el Tribunal sobre
Violaciones de los Derechos Humanos en Cuba, el cura dice después de
hacer varias denuncias: "Por último un accidente, en el cual fui
atropellado por un camión de carga y cuyo chofer no fue juzgado, lo cual
ha hecho pensar a muchos que se trató de un accidente provocado, el cual
requirió intervención quirúrgica y buen tiempo de recuperación en silla
de ruedas y muletas".

No hay dudas de que Oswaldo Payá era el más inteligente y efectivo
disidente cubano. Cada declaración internacional suya lastimaba a la
dictadura en sus entrañas.

Semanas atrás Paya había sido víctima de otro espectacular choque en La
Habana, estaba advertido. No escuchó. Esta vez dicen que un camión en
Bayamo intentó sacar el auto de la vía embistiéndolo en todo momento.

Aún quedan puntos por aclarar; puede haber sorpresas, pero todo indica
que el castrismo pudo haber asesinado a Oswaldo Payá.

Nicop32000@yahoo.com


http://www.elnuevoherald.com/2012/07/24/1258589/nicolas-perez-diaz-arguelles-fue.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario