martes, 24 de julio de 2012

Cómo analizar un “accidente” que le viene tan bien al régimen?

Oswaldo Payá

¿Cómo analizar un "accidente" que le viene tan bien al régimen?

El valor de un análisis es inversamente proporcional a la carga
emocional que contenga

Eugenio Yáñez, Miami | 24/07/2012 11:19 am

El valor de un análisis es inversamente proporcional a la carga
emocional y las opiniones personales que contenga. No hay análisis
"disidentes", "dictatoriales", "democráticos" o "comunistas", sino
simplemente análisis: buenos, regulares o malos.

No tengo la más mínima duda de que si la dictadura cubana hubiera
considerado la necesidad de quitarse de encima el "problema" que
representaba para ella Oswaldo Payá, no hubiera vacilado. Sin embargo,
eso no significa que debamos saltar de inmediato a condenar,
independientemente de las evidencias de que dispongamos en estos
momentos, al Gobierno cubano, condenable por muchas cosas, simplemente
porque esa muerte le venga muy bien al régimen.

Hasta el momento, las informaciones son limitadas y confusas, y las
evidencias no son suficientes para llegar a conclusiones definitivas,
aunque algunos en Miami ya se hayan desbocado. Ni siquiera sabemos qué
hacía tan cerca de Bayamo. Si esto lo interpretan algunos comentaristas
como que el articulista no está bien informado o está planteando
criterios inseguros, no puedo hacer nada por ellos. Para mí es más
importante tener preguntas adecuadas que disponer de todas las
respuestas. Dejo el monopolio de contar con todas las respuestas y todas
las verdades a quienes interese tal privilegio y puedan sentirse
superiores a los simples mortales.

A todos nos conmocionó la noticia de la muerte de Oswaldo Payá Sardiñas,
uno de los dirigentes de la oposición democrática cubana de más
prestigio y reconocimiento internacional. Campeón de la lucha pacífica
por la reconciliación de los cubanos, opositor de siempre —nunca fue un
"disidente" ni conoció la doble moral— fue fundador del Movimiento
Cristiano Liberación, capaz de enfrentarse al régimen con sus mismas
reglas, y con una admirable perseverancia y un valor a toda prueba, que
posibilitaron que presentara el Proyecto Varela ante los organismos del
gobierno totalitario, con el respaldo de más de 25.000 firmas e
identificación de compatriotas que lo apoyaban.

Payá, con el Proyecto Varela, obligó a Fidel Castro a darse un golpe de
Estado a sí mismo y cambiar la constitución socialista, diseñada para
que la población no tuviera acceso a realizar modificaciones. El régimen
tuvo que recurrir al dudoso expediente de declarar "irreversible" el
socialismo cubano, pretendiendo imponerlo no solamente a las presentes
generaciones, sino también a todas las futuras: los supuestos dirigentes
"revolucionarios", los de la dialéctica, el cambio y el
perfeccionamiento, proclamaron una idea suprema, intocable, irrevocable
y eterna, sin desarrollo ni lucha de contrarios. Aunque se llaman
marxistas, se aferraron a ideas propias de Kant y Hegel, olvidando al
Marx que supuestamente sustentaba su socialismo "científico".

Payá enfrentó, además, la incomprensión, el rechazo y la difamación de
la capa más reaccionaria del exilio cubano en Estados Unidos, que no le
perdonó nunca algunos enfoques del Proyecto Varela donde veían una
negativa a la participación de esos exiliados en el futuro de una Cuba
democrática. Y por si fuera poco, también debió enfrentar rechazo y
ataques de disidentes y opositores del patio, que consideraban que
quería robarse el show y estaba enfermo de protagonismo.

Como muchas otras personas, no siempre estuve de acuerdo con todas las
posiciones, estrategias y tácticas del Movimiento Cristiano Liberación,
pero siempre admiré la integridad personal de Oswaldo Payá, la
verticalidad de sus posiciones y la ejemplaridad de su actuación
personal, su vida sin miedo, su perseverancia, su compromiso con la
patria y con la iglesia, y su disposición a enfrentar a las altas
jerarquías eclesiásticas cubanas cuando consideraba que no actuaban
correctamente.

Un auto contra un árbol en una carretera cerca de Bayamo segó la vida de
Oswaldo Payá y de Harold Cepero, su colaborador del Movimiento Cristiano
Liberación. Les acompañaban dos líderes juveniles europeos, un sueco de
la Juventud de la Democracia Cristiana, y un español de Nuevas
Generaciones del Partido Popular en Madrid, quienes tuvieron lesiones
menos complicadas, y ya recibieron el alta médica.

Madrid envió a su cónsul en La Habana hacia la ciudad de Bayamo para
prestar asistencia consular al español involucrado en el accidente.
Labor de oficio en estos casos, pero extremadamente importante cuando
ese ciudadano español, junto al sueco también accidentado, son las
únicas dos personas que pueden aclarar muchas cosas, al dar una versión
directa y presencial de lo que sucedió en esos minutos finales que
terminaron con la vida del líder opositor cubano y un cercano colaborador.

No parece probable que ambos sobrevivientes del violento choque hagan
declaraciones demasiado trascendentes mientras se encuentren en Cuba. Ya
el Gobierno español ha manifestado su interés de que abandonen el país
lo antes posible, pero se dice que el régimen pretende retenerlos en
Cuba hasta que finalice la "investigación del accidente". Habrá que ver
quién gana este pulso. Así que deberemos esperar al aterrizaje en
Madrid, que ojalá sea dentro de muy poco tiempo, para poder conocer
detalles de lo que sucedió, contado por participantes directos en el
incidente, y que en territorio europeo podrán hablar sin temor a
tergiversaciones, represalias o nuevos "accidentes".

Esas declaraciones, unidas a lo que pueda saberse desde el interior de
Cuba por declaraciones responsables y fundamentadas de familiares,
testigos presenciales dispuestos a contar cosas, opositores o
periodistas independientes, o por algún desliz de la prensa oficialista
o algunos de sus blogueros-muertos-de-hambre, podrán contribuir a darnos
la clave de lo que realmente pueda haber sucedido ese fatídico domingo.
Y entonces podremos, con argumentos sólidos y razones, y no solamente
con emociones y convicciones morales, condenar todo lo condenable, que
puede ser mucho.

Honremos desde ya la memoria de Oswaldo Payá y su legado para una Cuba
democrática, con las mismas palabras que él repetía a los personeros del
régimen que tan verticalmente combatió: "No los odiamos, pero tampoco
les tememos".

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/como-analizar-un-accidente-que-le-viene-tan-bien-al-regimen-278709

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