Escapar del frasco
Miércoles, Mayo 23, 2012 | Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Muy a la vista, con la impronta
de lo precipitado, se exhiben hoy en La Habana nuevas asociaciones,
fundaciones, organizaciones cívicas y sociales que actúan (o creen
actuar, o quieren hacer creer que actúan) como mediadoras entre las
personas y el Estado. De repente, vemos "representados" diversos
intereses de los individuos, en un medio en que proyectarse desde la
individualidad, y aún más en grupo, se consideraba hasta ayer
políticamente nocivo.
Ya que dentro de los sistemas totalitarios la historia no avanza sino a
empujones, y como los empujones totalitaristas reportan más pérdidas que
ganancias, no habrá mucho que esperar de este remedo de sociedad civil
organizada que ahora nos están montando, no por un imperativo de las
circunstancias, que es como debiera ser, sino por táctica malévola del
gobierno.
Claro que responde a la estrategia de perpetuar en el poder un régimen
de cacicazgo antediluviano, pero con una fachada que lo haga plausible
ante los ojos de las instituciones y los gobiernos cada vez más copados
por la progresía internacional.
Le han echado garra a ciertos temas que son prioridades entre las
demandas de los altruistas (y también entre los hipócritas y farsantes)
del mundo. Y orquestando la manipulación de tales temas, modelan el
muñeco de la nueva sociedad civil cubana, con los pies del individuo,
pero con las siete cabezas de la dictadura.
Desde la ecología hasta la libre opción sexual o religiosa; desde el
tratamiento diferenciado a las personas con discapacidades, hasta la
protección de los animales afectivos; desde el antirracismo o el
feminismo, hasta el rescate de las tradiciones… De lo grave a lo ligero.
De lo banal a lo trascendente. Desde la afición por las motos
Harley-Davidson, o por el juego de dominó, hasta la vinicultura o hasta
la nostalgia por el baile Casino. Cualquier asunto les está resultando
bueno para manipular opiniones, del Morro hacia afuera, y para controlar
el comportamiento del personal, del Morro hacia adentro, mediante la
"espontánea" asociación de individuos en organizaciones no
gubernamentales y no lucrativas.
Hace poco asistimos al chiste de los cuentapropistas marchando
organizados para celebrar el primero de mayo. Casi tan gracioso como el
de los gays y lesbianas que reclaman libertad para los cinco héroes. O
como ciertos intermediarios de Orula, cuyos caracoles profetizan según
las órdenes de arriba.
Desde luego que, como una verdad no elimina necesariamente a otra verdad
contraria, es probable que aunque nos perjudique de momento, esta nueva
maroma política de nuestros caciques termine volviéndose contra sus
propios planes. Sin embargo, aun cuando así fuera, no es motivo
suficiente para celebrarla.
Ni para asumirla con espíritu trágico. Sólo con la seriedad que
requiere. Pues aunque a simple vista no se muestre sino como otra
pincelada del pintoresquismo totalitario, sin duda está regando un
tósigo con el que tendremos que lidiar en el futuro, a la hora de
organizar en Cuba una auténtica sociedad civil.
Tampoco hay que olvidar, no más faltara, los esfuerzos que desde hace
tiempo desarrollan algunos grupos de la oposición pacífica por impulsar
la organización de esa auténtica sociedad civil que tanto necesita el
país, y que demanda a gritos. Ni hay que olvidar el ensañamiento con que
los cuerpos represivos del régimen atacan sus más mínimas
manifestaciones, demostrando con ello (si fuera necesario que lo
demostraran aún más) su absoluto irrespeto ante el empeño, siempre que
el empeño no sea viabilizado a través de su tutoría.
Es un asunto que se las trae, por su amplitud y su complejidad. De modo
que habrá tiempo de volver a tratarlo. Pero algo sí debe quedar dicho
desde el inicio, y es que los amantes de la libertad y del progreso no
debemos confundir el objetivo:
Nuestra gente que hoy se suma a esas nuevas asociaciones, fundaciones,
organizaciones cívicas y sociales, no debe ser vista necesariamente como
cómplices conscientes de la trampa urdida por el régimen. Apenas son sus
víctimas. Y por doble partida. Víctimas del engaño en sí mismo, y
también del clima de penuria económica, indefensión política, vacío
institucional e incertidumbre colectiva en el que nacieron y crecieron y
en el que todavía viven.
¿Acaso no sería mucho pedir que se proyecten con sabiduría y
responsabilidad para reclamar sus derechos individuales, quienes, a lo
largo de varias generaciones, fueron desposeídos del yo íntimo y
educados para ser dóciles autómatas?
Nos guste o no, lo cierto es que no podemos esperar que asuman con la
seriedad o la profundidad requeridas el rol que verdaderamente les
compete dentro de la sociedad civil, porque que no lo conocen. La
mayoría ni siquiera sabe lo que significan esas dos palabras juntas,
como concepto, y claro que no tienen la menor idea sobre cómo deben
funcionar en la práctica sus instituciones.
Son como la clásica mosca dentro del frasco. Y es natural que apenas
vislumbren un hueco por donde escapar, se lancen, aunque el hueco
conduzca a una hoguera. Enjuiciarlos por eso sería, además de una
pérdida de tiempo, una injusticia. Entonces tal vez no quede otro
remedio que seguir tratando de buscar junto a ellos alguna alternativa
para escapar del frasco sin perecer en el intento.
http://www.cubanet.org/articulos/escapar-del-frasco/
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