miércoles, 26 de octubre de 2011

El contrato social, ruptura y consecuencias

PCC, Cambios

El contrato social, ruptura y consecuencias

Durante el tiempo que estuvo en vigor el contrato los incumplidores
crearon los mecanismos represivos que impidieran a su contraparte romper
las ataduras impuestas

Rafael del Pino, EEUU | 26/10/2011

Según Rousseau, el contrato social entre gobernantes y gobernados está
basado en la búsqueda del bien común y de los derechos que deben
atribuirse equitativamente a las personas, así como la observación de
los deberes que traen consigo esos derechos.

En el caso especifico de Cuba, durante medio siglo el contrato social ha
sido básicamente así:

- Desde que estás en el embrión de tu madre te daré gratuitamente toda
la atención médica que necesitas.
- Cuando estés apto para los estudios esa educación será también
gratuita, pero yo te diré dónde debes estudiar, qué carrera podrás
escoger y dónde la vas a ejercer.
- Podrás practicar gratuitamente todo el deporte que desees y si te
destacas te enviaré a competencias nacionales e internacionales sin
coste alguno. Solo tendrás que observar las reglas y regulaciones que
impongo para las selecciones a estos tipos de eventos.
- Te daré una libreta de racionamiento para que puedas comprar los
productos básicos de la canasta familiar subsidiados por mí.
- En los centros de trabajo tendrás almuerzo y meriendas sin coste
alguno. Para librarte de preocupaciones, puedas trabajar, producir mejor
y cumplir el principio socialista de cada cual según su capacidad a cada
cual según su trabajo. Tus hijos tendrán similares beneficios en la escuela.
- Para preservar todas estas bondades me apoyarás en la lucha contra
el enemigo exterior imperialista que trata de hacernos regresar al
pasado de explotación y miseria. Para ello tendrás que sacrificar
algunas libertades burguesas como las manipulaciones y deformaciones de
la información. Yo te las brindaré fidedignas y oportunamente.
- Podrás elegir los candidatos a la Asamblea Nacional pero estos serán
seleccionados previamente por el Partido único para evitar la
penetración imperial.
- Las metas y caminos para arribar a la más justa de las sociedades
serán actualizados de acuerdo a la evolución de nuestro proyecto y a las
condiciones globales del mundo en que vivimos.
- Y, por último, cuando mueras, tus funerales, entierro o cremación
correrán por mí, sin costo alguno para ti o tu familia.

Por supuesto que existen otros aspectos y detalles del contrato social,
pero resulta innecesario agregarlos para nuestro propósito.

A pesar de haber sido una imposición, es justo reconocer que en la etapa
inicial de su implementación y en sus años de esplendor, este contrato
social fue apoyado por la mayoría de los ciudadanos, aunque (detalle
importante) haya sido impuesto como resultado del triunfo de uno de los
bandos después de una guerra civil.

Hoy, cuando aquellos que lo implementaron y los que dieron su
consentimiento y apoyo están en el ocaso de sus vidas se horrorizan de
ver que el proyecto social iniciado hace más de medio siglo ha terminado
en la ruina económica, política y moral de toda una nación. Que el
legado que dejan a las nuevas generaciones es el de una vida miserable
con una tarea cada vez más difícil para poder recuperar el país de los
escombros. Y lo que es más terrible aún, a las puertas mismas de una
transición no a la democracia, sino a un capitalismo salvaje y
depredador sin el derecho ni la protección legal que ofrecía aquel
capitalismo que fue suplantado por esta otra cosa que no se sabe qué ha
sido ni a dónde va.

La ruptura del contrato social no se produce durante el último congreso
del Partido Comunista de Cuba como algunos alegan. En ese evento se
oficializó formalmente con los ya famosos lineamientos para actualizar
el "socialismo" pero en realidad hace bastante tiempo que este contrato
social estaba bien enterrado.

No hay espacio disponible en ningún medio de prensa para poder exponer
los errores cometidos. No en balde, muchos cuadros y esforzados
revolucionarios quedaron sorprendidos una mañana al leer a todo titular
en la primera plana del periódico Granma, ¡AHORA Sí VAMOS A CONSTRUIR EL
SOCIALISMO! Veintiocho años después de haber bajado victoriosos de las
montañas después de derrotar la dictadura de Batista y 26 años más tarde
de haber anunciado en el entierro a las víctimas del bombardeo del 15 de
abril de 1961 que estábamos haciendo una revolución socialista.

Ya en esta misma etapa las críticas abiertas al sistema imperante y la
necesidad de corregir el rumbo planteadas no solo por altos funcionarios
sino también por altos jefes militares como fue el caso del general
Arnaldo Ochoa pusieron a la dirección del Gobierno y el partido en una
encrucijada. Corregir el rumbo tomando el camino de China y Vietnam o
atrincherarse, romper el contrato social, desarticular toda oposición y
críticas dentro de sus propias filas y dar un escarmiento sin
precedentes que disipara los peligros de retos al poder.

Optaron por la segunda. Fusilaron al general más condecorado de sus
Fuerzas Armadas como chivo expiatorio y de paso mancharon de sangre a
los principales jefes y generales haciéndolos partícipe en un humillante
circo romano donde cada uno tuvo que acudir al podium para aprobar la
canallada y la bajeza más grande que se haya cometido en nuestra patria.

Desaparecida poco tiempo después la Unión Soviética y todos sus
satélites, los gobernantes cubanos, decretan lo que eufemísticamente
llamaron "Período Especial" que acabó de destruir lo poco que quedaba
del ya mellado contrato social.

Pero como este contrato es bilateral una de las partes no puede exigir
el cumplimiento de las obligaciones contraídas por la otra si ella misma
no prueba haber cumplido las suyas exceptio non adimpleticontractus.

Si la parte que lo incumple pretende mantener su hegemonía con engañifas
y fórmulas edulcoradas del fracaso, empleando la fuerza como único medio
de imponer su voluntad, el resultado final no puede ser otro que el
desastre.

Lo primero que pierde el incumplidor del contrato social es la autoridad
y con ello pierde también el respeto. La contraparte afectada ya no
tiene porque observar sus obligaciones y el incumplidor trata entonces
mediante el poder y la fuerza de continuar con los términos que aquella
aceptó originalmente.

Los incumplidores durante el tiempo en que estuvo en vigor el contrato
crearon los mecanismos represivos que impidieran a su contraparte romper
las ataduras impuestas. Estos mecanismos, bastante efectivos,
obstaculizan la libertad de organización de los afectados para poder
denunciarlo masivamente, pero no pueden impedir la organización
individual o de pequeños grupos que como única alternativa se les deja
el robo y la corrupción como venganza.

Hay un hecho que es necesario señalar y por el cual me inclino a pensar
que fue por ese año 1987 donde se rompe definitivamente el contrato
social. Por esa misma fecha el delito y la corrupción rampante
alcanzaron niveles jamás visto. Condición que —valga decir— nunca ha
mermado hasta la fecha cuando vemos a generales, ministros y miembros
del Buró Político cumpliendo largas condenas por diferentes delitos de
corrupción.

Dada la alarmante situación, Raúl Castro ordena filmar una reunión del
Buró Político, cuyo video sería mostrado a todos los oficiales del
MININT privadamente, donde se analizaban todos estos problemas y se le
escucha decir sin muchos rodeos que "Ni con 100.000 policías podemos
impedir el delito generado por el mismo Estado con su ineficiente
organización que alienta la corrupción".

El video fue sacado de Cuba por el mismo jefe del MININT que lo produjo
y que posteriormente desertara estando al frente de uno de los Centros
de Inteligencia cubanos en el exterior.

Hoy vemos en los titulares de prensa que se ha arrestado al Viceministro
del Azúcar y que altos ejecutivos de empresas mixtas con canadienses y
británicos están también tras las rejas.

Esta situación no cambiará mientras el Gobierno cubano pretenda mantener
en vigor un contrato social inexistente y no se decida a emprender
verdaderas reformas que el pueblo necesita y reclama.

Como le sucedió al malhadado capitán Yossarian de la novela "Trampa 22"
(Catch 22) están atrapados en sus mismos cuentos y mentiras.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/el-contrato-social-ruptura-y-consecuencias-269808

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