viernes, 7 de octubre de 2011

Diáspora, nación y futuro

Sociedad

Diáspora, nación y futuro
DDC
Madrid 07-10-2011 - 9:50 am.

¿Qué papel jugará en el futuro la diáspora cubana? ¿Qué países de la
región han administrado mejor las relaciones con sus emigrantes (y
cuáles peor)? Uva de Aragón, Jorge Duany y Juan Antonio Blanco, tres de
los autores de 'La diáspora cubana en el siglo XXI', responden a las
preguntas de DDC.

El informe La diáspora cubana en el siglo XXI —que se presenta este 7 de
octubre en Washington y el próximo lunes 10 en la Ermita de la Caridad
del Cobre, de Miami— incluye el examen de las mejores prácticas en
materia de políticas migratorias y relaciones con sus respectivas
diásporas de varios países del entorno cubano. Hace, además, un análisis
de la diáspora cubana, su potencial para el futuro desarrollo nacional y
las dificultades que existen para poder materializarlo.

El documento ha sido elaborado por una comisión de la que forman parte
Uva de Aragón y Juan Antonio Blanco (Universidad Internacional de la
Florida), Jorge Duany (Universidad de Puerto Rico), Jorge Domínguez
(Universidad de Harvard), Carmelo Mesa Lago (Universidad de Pittsburg),
y Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva, de la
Archidiócesis Católica de La Habana

Tres de estos autores, Uva de Aragón, Jorge Duany José Antonio Blanco,
responden a las preguntas de DDC.

¿Cuál es la relevancia que atribuyen a este informe sobre 'La diáspora
cubana en el siglo XXI'? (Respuesta de Uva de Aragón, de la Universidad
Internacional de la Florida).

Las ideas siempre han sido motor del progreso social y económico. Es
fácil comprobar la influencia de los enciclopedistas en la independencia
americana y la revolución francesa. Los cubanos conocemos bien cómo el
pensamiento de José Agustín Caballero, Félix Varela, José de la Luz y
Caballero y tantos otros fueron forjando nuestra identidad nacional
hasta llegar al movimiento independentista.

Las ideas también juegan un papel vital en promover otros cambios más
graduales y en apariencia menos dramáticos, pero no siempre menos
significativos para una sociedad. Por eso el Instituto de
Investigaciones Cubanas (CRI, por sus siglas en inglés) de la
Universidad Internacional de la Florida (FIU) creyó que era un momento
propicio, quizás hasta urgente, para reunir a los experimentados
académicos que conforman la comisión que ha redactado el informe sobre
la diáspora cubana que ahora se da a conocer. En un siglo marcado por la
globalización es imperativo para Cuba avanzar sistemáticamente —como lo
han hecho ya otras naciones— hacia fórmulas legales que acomoden la
creciente transnacionalidad de su población. Por otro lado, parece
evidente que ha venido cristalizando un amplio consenso nacional sobre
la insostenibilidad de la legislación migratoria vigente en la Isla y la
apremiante necesidad de su revisión.

El informe analiza las relaciones de otros países con sus diásporas, las
tensiones y traumas de la relación del estado cubano y la diáspora, y
elabora respetuosamente recomendaciones a los gobiernos de Cuba y
Estados Unidos, la diáspora y la sociedad civil cubana. Se aspira a que
estas ideas resulten útiles para modernizar —a la luz de los principios
universalmente aceptados en esta materia— las legislaciones que regulan
estos temas y para implementar procedimientos que pongan fin a dolorosas
separaciones familiares. Políticas migratorias que permitan que todos
los cubanos, independientemente de lugar en que residan o de su manera
de pensar, contribuyan sin restricciones al desarrollo del País, podrían
desencadenar un gran potencial de capital financiero, humano, social y
simbólico que enriquecería a la nación. El impacto de este informe sólo
logrará medirse con el paso del tiempo, pero creemos que si es acogido
positivamente por los actores a quienes está dirigido, tendría un efecto
evidente y para bien en millones de cubanos y en el desarrollo de Cuba
de cara al Siglo XXI.

¿Qué países de la región han administrado mejor las prácticas con sus
emigrantes (y cuáles peor)? (Respuesta de Jorge Duany, de la Universidad
de Puerto Rico)

Algunos gobiernos de la región caribeña, como Haití y Barbados, han
promovido la participación de los expatriados en su país de origen, pero
aún no les han otorgado derechos de ciudadanía ni los han incorporado
plenamente en los asuntos nacionales. Aunque este tipo de gobierno
considera simbólicamente a la diáspora como parte de la nación emisora,
todavía no ha institucionalizado sus relaciones con sus ciudadanos
residentes en el exterior. Hasta ahora, la constitución de Haití no ha
reconocido la doble ciudadanía ni el voto externo, así como tampoco la
candidatura a puestos públicos de los haitianos de la diáspora. El caso
haitiano ilustra el fenómeno de un Estado selectivo estratégicamente
hacia sus emigrados.

Otros estados, como República Dominicana, México y El Salvador, han
definido a sus migrantes como miembros a larga distancia de la nación,
al aceptar la doble ciudadanía e incluirlos como parte integrante de sus
políticas públicas. Entre otras medidas, los gobiernos de estos países
han reestructurado sus burocracias ministeriales y consulares; extendido
el derecho a votar fuera del país; permitido que los residentes en el
exterior se postulen a cargos públicos; ofrecido múltiples servicios a
sus expatriados y reforzado su sentido de pertenencia a sus países de
origen. Por ejemplo, en 1994, el congreso dominicano aprobó una enmienda
constitucional que permitió a los dominicanos adoptar la doble
ciudadanía y extendió a los migrantes todos los derechos políticos de
sus compatriotas, excepto postularse para Presidente o Vicepresidente de
la República. La enmienda constitucional también les concedió la
ciudadanía dominicana a los nacidos en el extranjero de padres
dominicanos. Al igual que República Dominicana, otros estados
"transnacionales" se extienden más allá de sus límites territoriales
para incorporar poblaciones dispersas.

Por último, algunos estados, como Cuba, tratan a los emigrados como si
ya no pertenecieran a la patria y a menudo los tildan de traidores.
Desde la década de 1960, el gobierno cubano ha adoptado una postura de
desinterés y denuncia frente a su diáspora, salvo dos breves períodos de
tregua a fines de los años setenta y mediados de los noventa. El
gobierno cubano no ha reconocido la doble ciudadanía ni extendido otros
derechos legales (como el derecho al voto en el extranjero) a quienes
salen del país definitivamente. Cuando dos estados desarrollan una
relación beligerante, las lealtades divididas de los emigrados se
disputan intensamente. Dicha beligerancia ha dominado las relaciones
entre el gobierno de Cuba y su diáspora desde 1959. En tales
circunstancias, el contacto entre países emisores y receptores de
migrantes es muy difícil, esporádico e incluso peligroso. Además de
Cuba, Eslovaquia y Vietnam durante la Guerra Fría ejemplifican la
exclusión de los expatriados por causas políticas.

¿Qué papel juega ahora, y cuál jugará en el futuro, presumiblemente, la
diáspora cubana? (Respuesta de Juan Antonio Blanco, de la Universidad
Internacional de la Florida)

La diáspora cubana posee un considerable capital económico, humano y
social. Sin embargo, las leyes vigentes en la Isla —copiadas de la URSS
en tiempos de la Guerra Fría— continúan promoviendo una emigración
unidireccional y limitando su participación en la vida nacional. La
relación de esa diáspora con la Isla se limita hoy, esencialmente, a las
relaciones familiares, envío de remesas y paquetes, pagos de servicios
varios (como celulares) y viajes limitados a un mes de duración si se
dispone del permiso correspondiente para acceder al país en que se
nació. El valor conjunto de todos esos renglones se estima entre 2.000 y
3.000 millones de dólares anuales por algunos expertos. Sin duda un
monto relevante en el contexto crítico de la economía nacional. Pero hay
un aspecto menos estudiado que es el impacto de las "remesas sociales"
—informaciones, perspectivas y valores— que la diáspora comunica a
familiares y conocidos. Esas "remesas sociales" comunican —de forma
natural y masiva— múltiples mensajes alternativos a los que
oficialmente difunden en la Isla.

Para que el potencial de la diáspora llegue a materializarse a plenitud
es necesario, por una parte, alinear las legislaciones nacionales con
los principios internacionalmente establecidos en materia migratoria
incluyendo el respeto al Artículo 13 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos. Por otra, se requiere establecer reformas que abran
amplio cauce al desarrollo de un sector privado que llegue a incentivar
una participación más significativa de la diáspora. Estados Unidos
podría, por su parte, considerar que el embargo no está dirigido contra
el sector no estatal cubano —como ya proclamó el Presidente Bill Clinton
el 5 de enero de 1999— y excluir de sus restricciones las transacciones
con el sector privado nacional que emerja de semejante reforma. Pero aun
todo eso sería insuficiente si en Cuba no se produce un cambio de
mentalidad y enfoque. Se requiere promover patrones migratorios
circulares que permitan a la sociedad cubana beneficiarse no solo del
capital económico de su diáspora sino también del capital humano
(conocimientos y experiencias profesionales) y del capital social
(relaciones en los circuitos globales del mundo financiero, científico,
profesional, político), que ella atesora.

El argumento de que es necesario continuar privando del derecho a la
libertad de circulación a trece millones de cubanos para garantizar la
seguridad nacional no se sustenta cuando países que hoy son blanco
permanente de importantes ataques y amenazas terroristas —como es, por
ejemplo, el caso de India, Rusia, Argelia, Estados Unidos, España,
Francia, Indonesia y paquistaní— no recurren a semejante medida para
asegurar sus fronteras.

La permanencia de la mentalidad y políticas de la Guerra Fría bloquea el
desarrollo nacional de múltiples maneras. Toda crisis es una
oportunidad. Cuba podría demostrarlo normalizando la relación con su
diáspora.

¿Pudieran ofrecer a los lectores de DIARIO DE CUBA una información
general sobre cuándo y dónde se presentará el informe?

Están ya programadas dos presentaciones para dar a conocer este informe
y también los resultados de la encuesta sobre estos temas (viajes,
remesas, etc.) aplicada en la comunidad cubanoamericana en el mes de
septiembre por la Universidad Internacional de La Florida.

Una de las presentaciones tendrá lugar en el Diálogo Interamericano
(1211 Connecticut Avenue, NW, Suite 510, Washington D.C.) el viernes 7
de octubre a las 3:00 pm. La otra se ha programado para ser realizada en
la sala Félix Varela del santuario de la Ermita de la Caridad del Cobre
(3609 South Miami Avenue, Miami, Florida) el lunes 10 de octubre a las
10:30 am.

Adicionalmente al informe y a la encuesta de opinión, el Cuban Research
Institute de FIU, en colaboración con el Cuba Study Group, organización
no gubernamental estadounidense, ha construido el sitio
www.diasporaydesarrollo.com, un lugar donde se facilita el acceso a
bibliografía e información útil en español e inglés sobre el modo en que
las diásporas se vinculan al desarrollo de sus respectivos países hoy día.

La diaspora cubana en el siglo XXI.pdf
http://www.ddcuba.com/sites/default/files/pdf/La%20diaspora%20cubana%20en%20el%20siglo%20XXI.pdf

http://www.ddcuba.com/cuba/7349-diaspora-nacion-y-futuro

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