Monday, September 19, 2011 | Por Leannes Imbert
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Algo que asusta y disgusta
está ocurriendo en los últimos tiempos en Cuba. Se trata del regreso a
los días de fiera represión, persecución y amenazas a todo el que
disienta del discurso oficial. Estamos viviendo una historia de terror
donde los más poderosos (que probablemente sean también los más
asustados) atacan, devoran y desaparecen todo lo que les estorba en su
camino. Hemos vuelto a vivir aquellos días en que cualquier ciudadano
podía ser detenido arbitrariamente, ultrajado, y hasta moría, porque sí.
Subscribiendo lo que ya ha dicho Yoani Sánchez, ¨estamos asistiendo
espantados a la rueda que lanzan los intolerantes, a la complicidad que
se establece entre sectarios que enmudecen ante las violaciones
cometidas por otros¨. Tal es el caso de una de las últimas víctimas de
unos policías intolerantes y homofóbicos que hoy siguen reprimiendo y
abusando a sus anchas.
Hace ya más de una semana que el cuerpo sin vida de Nelson Linares
García yace en una tumba sin que los responsables de su muerte hayan
perdido el sueño. Las aspiraciones de este joven transexual de 34 años
fueron pisoteadas y enterradas por hombres llenos de odio, intolerancia
y tal vez, hasta de un poco de frustración.
A pesar de que el gobierno cubano ha hecho patente ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU su ¨preocupación por los continuos actos de
violencia y violaciones a los derechos humanos contra las personas por
su orientación sexual y su identidad de género¨ y, además de su
"compromiso a dar atención a la discriminación en todas sus formas¨, los
¨aguerridos¨ miembros de la Policía Nacional Revolucionaria (por sólo
citar a algunos) continúan haciendo alarde de la impunidad y la libertad
que se les ha dado para maltratar y reprimir a sus anchas.
El teniente coronel Carlos Armando Villanueva y el oficial Fonseca,
ambos de la estación de policías de Dragones en la Habana Vieja, son
vivos ejemplos de esos militares castristas que pasan el día hostigando,
reprimiendo, amenazando, negando atención médica o de otra naturaleza a
sus detenidos -que, en ocasiones llegan a morir, como fue el caso de
Linares García- y, al terminar el día, se van a sus casas a dormir
plácidamente.
Los familiares de este joven muerto en una estación de policías -que no
han recibido ni siquiera el pésame de quiénes causaron tan gran
desolación en ese hogar-, sus amigos y los promotores del OBCUD LGBT
tenemos en el centro de la diana a los causantes de tanto dolor. Ya no
sólo pediremos justicia ante las instituciones nacionales sino que,
pediremos a las instituciones internacionales de derechos humanos y a la
opinión pública, que exija al gobierno de la isla responder por tales
crímenes. Debemos pedir al mundo que grite un poco en los oídos de esos
criminales que hoy duermen tranquila y descansadamente para salir mañana
a continuar su labor.
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfel-muerto-bien-gracias/
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