lunes, 18 de julio de 2011

Palitroque totalitario

Opinión

Palitroque totalitario
José Hugo Fernández
La Habana 18-07-2011 - 10:39 am.

Ideólogos y académicos hablan de 'actualización del modelo económico'
sin atenerse a los hechos, por oportunismo.

Decía Orson Welles que los izquierdistas de Hollywood que traicionaron a
sus colegas durante el macartismo, no lo hicieron por principios
patrióticos, sino para salvar sus piscinas. Pero los profetas del
perfeccionamiento del socialismo en Cuba no tienen piscinas. Entonces,
¿por qué se traicionan a sí mismos? ¿Qué intentan salvar, ya que es
obvio que no lo hacen por cuestión de principios?

No me refiero a los grandes caciques —que no son profetas sino
aplanadoras de toda profecía—, ni tampoco a la recua de los oportunistas
bufones que se confabulan en torno a la Mesa Redonda. Hablo de cierta
nata de académicos e ideólogos cubanos que gustan de venderse como
leales continuadores de la utopía revolucionaria, gente con muy largas
horas-nalga de catecismo marxista. Y no obstante, no necesitan ponerse
colorados para retorcer una y otra vez sus teorías, acomodándolas a los
intereses y exigencias del cacicazgo.

Después de cortar por la mitad aquella frase que ha sido como la Hidra
del tirano, dejando intactas pero ocultas sus 9 cabezas y su aliento (ya
que ahora solo dicen "Dentro de la revolución todo"), estos amasadores
del palitroque totalitario se lanzan a justificar la última tomadura de
pelo del régimen, contenida en esa cosa escuálida que muchos califican
como su programa de reformas.

Resulta que, según ellos, si en Cuba no tienen lugar hoy las
transformaciones que algunos ilusos esperaban, la culpa no es del
régimen, sino del malvado manejo que la prensa extranjera está haciendo
en torno al tema, al utilizar términos como "cambios" y "reformas" que,
en realidad, nunca estuvieron en el plan.

Muy desvencijada debió quedar la utopía revolucionaria después de la
última isquemia para que estos palitroqueros osen ocultarse tras ella,
desfachatadamente, solo por halar la sardina para la sartén de un grupo
de carcamales cuya única filosofía es salir del paso, manteniendo el
equilibrio sobre el abismo.

Uno no atina sino a reír por no llorar cuando los ve comparecer, títulos
académicos y bombos tecnocráticos mediante, para llenarse la boca
hablando de las transformaciones socioeconómicas que hoy tienen lugar en
la Isla, o de la actualización de nuestro modelo económico, sin que ni
siquiera se hayan tomado nunca la molestia de traducir tales expresiones
al lenguaje de la verdad concreta.

No hay verdad sin fe, dijo San Agustín cuando todavía era posible
decirlo. Más tarde resultó que no hubo fe sin verdad. Y ahora, por lo
que parece, no hay verdad ni fe. Colapsaron durante la última isquemia
de la utopía revolucionaria. Al menos para nosotros. Así que apenas
tenemos a mano la verdad que se impone a la brava y la fe que fingen
estos doctos parásitos con vocación de trascendencia.

Aunque algo sí nos queda aún, por suerte, y es la certeza de que la
verdad no puede ser moldeada según los designios y las ganas de aquellos
que llevan la sartén por el mango. La verdad ni siquiera puede ser
resultado de acuerdos, oscuros o tácitos, entre los manipuladores del
pensamiento y de la acción de los hombres. Sencillamente la verdad no se
fabrica. Está en las cosas mismas. Es reflejo objetivo del conocimiento
y de la experiencia ante unas circunstancias, un tiempo y un lugar
específicos. El resto no es sino palitroque totalitario.

http://www.ddcuba.com/opinion/5861-palitroque-totalitario

No hay comentarios:

Publicar un comentario