jueves, 28 de julio de 2011

No debe intentar ganarse una discusión desacreditando al mensajero

Documento 'El camino del pueblo'

«No debe intentar ganarse una discusión desacreditando al mensajero»
DDC
Madrid 28-07-2011 - 10:43 am.

Juan Antonio Blanco dialoga con DDC sobre 'El camino del pueblo', las
declaraciones de Biscet a propósito del documento, y el alcance de éste.

Juan Antonio Blanco, exdiplomático, historiador y ensayista, es
especialista en negociación y resolución de conflictos. Su trabajo en
este campo contribuyó a la creación en Miami, en 2004, de Consenso
Cubano, que incluye diversos partidos políticos, instituciones
culturales y académicas y otras organizaciones.

En tanto especialista, DDC le pide algunas precisiones a propósito de El
camino del pueblo y de las reacciones que este documento ha suscitado.

Juan Antonio, en tu caso, ¿apoyas 'El camino del pueblo'?

Aunque con ese título es difícil dar una negativa, lo cierto es que
prefiero apoyar "el camino del consenso", por el que optan los autores
de ese documento, más que alinearme con ese u otro texto redactado
dentro de Cuba.

Ocasionalmente he firmado alguna declaración elaborada fuera de la Isla.
Sin embargo, creo que los que estamos lejos debemos ser muy prudentes
en no tomar iniciativas que puedan involuntariamente alimentar
diferencias entre los que están allá.

¿Te refieres a las críticas de Oscar Elías Biscet a ese documento?

Me refiero a una postura que he decidido asumir como norma general
—aunque pueda hacer excepciones— hacia todo documento interno, para
evitar desde fuera atizar contradicciones como las que se expresan ahora
en esas declaraciones de Biscet.

¿Puedes, no obstante, dar una opinión personal sobre 'El camino del pueblo'?

Ese documento recoge ideas importantes que han sido expresadas por
muchas personas de la oposición y la disidencia dentro y fuera de Cuba a
lo largo de mucho tiempo. Lo que considero realmente nuevo, y estimo que
le otorga un valor especial, ha sido el que un abanico tan amplio de
esos sectores haya podido trabajar de forma constructiva en su redacción
y luego hayan expresado sus ideas de manera conjunta. Personalmente
considero que este hecho —más que la feliz o infeliz redacción de un
párrafo u otro— refleja un momento de mayor madurez del movimiento
propositivo en Cuba.

Volvamos a las declaraciones de Oscar Elías Biscet a propósito de 'El
camino del pueblo'.

De hecho, muchas de las ideas de este documento coinciden con las
expresadas en distintos momentos por Biscet.

¿A que atribuyes entonces su distanciamiento?

No me corresponde hablar por él. Siento un gran respeto por el modo
digno en que Biscet se ha comportado ante cada reto, y me llamó la
atención el enfoque constructivo de sus declaraciones al salir de su
última prisión. Desconozco si en el proceso de concertación para
producir el documento ocurrió algo que pudiese haber enajenado su apoyo.

¿Piensas que son superables esos escollos?

Con toda certeza. Lo que estamos viendo es una transición gradual y muy
saludable de la cultura política de la polémica y la confrontación —que
persigue imponer la unidad— a otra en que predomina el diálogo y se
procura el consenso, no la unanimidad. Se acepta que nunca será posible
la completa coincidencia de opiniones y se trabaja en identificar cuáles
son las zonas de consenso y de disenso entre los participantes del
proceso. Una vez logrado ese propósito, se actúa conjuntamente en
aquellas cosas en las que hay coincidencia básica. Los disensos son
dejados a un lado hasta que haya condiciones para volver sobre ellos y
alcanzar nuevos acuerdos. Mientras tanto, se administran
constructivamente para que no se vuelvan paralizantes ni divisivos.

Tú contribuiste, con tu experiencia en procesos de concertación, en la
creación de Consenso Cubano. ¿Fue este método el que se siguió entonces?

Sí. Es este el método general que ha usado Consenso Cubano desde que
inició su proceso de constitución en el 2004 y, aparentemente, es el que
ahora fue empleado por los que redactaron y aprobaron El camino del
pueblo. Por cierto, una comparación de las ideas centrales de ambos
documentos demuestra que también hay un consenso latente entre esas
fuerzas en Cuba y fuera de la Isla. Aunque, como ocurre con todo
consenso, eso no quiere decir que haya una coincidencia unánime en todos
y cada uno de sus postulados. Pero, en ambos casos, el trabajo paciente
de unos y otros ha creado un núcleo duro conceptual que permite mostrar
una voluntad de acción y propósitos. Eso va a ser bienvenido por todos
aquellos extranjeros que se han preguntado si cuando se reunían tres
cubanos el resultado era siempre una algarabía.

¿Tendrías algo que aconsejar a Biscet, entonces?

No es mi papel dar consejos a él o a los demás. Reitero que siento un
profundo aprecio por hombres como Biscet o Fariñas. Si alguien me
solicitara explicar cuestiones específicas referidas a la metodología de
cómo se construye un proceso de consenso me sentiría honrado de que ese
fuera el caso. Pero no voy a inmiscuirme en asuntos que solo a sus
actores directos corresponde valorar y resolver. Es una cuestión ética.

Hay cierto escepticismo acerca del impacto que conseguirá el documento...

Bueno, yo no padezco del fetichismo de los manifiestos. No creo que el
impacto de un texto resida en el número de firmas y adherentes que pueda
llegar a alcanzar. Por cada firma lograda en condiciones de persecución,
un régimen totalitario puede movilizar cien mil que afirmen lo contrario
con sus mecanismos de coacción.

Amnistía Internacional goza de gran prestigio, no por el número de
afiliados ni porque asegure un millón de firmas a sus denuncias, sino
porque las denuncias que hace están profesionalmente muy bien
documentadas. La gente los respeta por ese motivo, y los gobiernos saben
del impacto que tienen esas denuncias en la opinión pública, por lo que
no pueden desconocerlas.

Este y cualquier otro documento tendrá impacto si es diseminado con
habilidad profesional —lo cual puede exigir un ajuste del texto a
formato resumido— y si sus firmantes mantienen su vocación de actuar
unidos en sus consensos mientras se respetan recíprocamente en sus disensos.

En términos de la expectativa de la opinión pública internacional,
gubernamental y no gubernamental, el texto tiene un alto potencial como
herramienta para atraer simpatías y apoyos.

¿Quisieras agregar algo más?

Desearía que aquellos que dentro y fuera de Cuba discrepen de este y
cualquier otro documento expresen sus criterios de manera positiva,
explicando las convicciones propias de manera directa en vez de hacer
énfasis en negar lo que otros afirman. Sobre todo les pediría,
respetuosamente, que se refieran al mensaje y no intenten ganar una
discusión descreditando al mensajero.

Dejemos esa tarea a quienes se dedican profesionalmente en el gobierno
cubano a asesinar la reputación de cualquiera que asuma la insumisión
como norma de conducta. No le hagamos el juego.

El camino del pueblo.pdf
http://www.ddcuba.com/sites/default/files/pdf/El%20camino%20del%20pueblo_1.pdf

http://www.ddcuba.com/cuba/6051-no-debe-intentar-ganarse-una-discusion-desacreditando-al-mensajero

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