jueves, 14 de julio de 2011

Los lectores de tabaquería portan una tradición que tiene 150 años

Publicado el jueves, 07.14.11

Los lectores de tabaquería portan una tradición que tiene 150 años
Isabel Sánchez
/ AFP

LA HABANA -- Sentada en una tribuna de madera frente a un micrófono,
Grisel lee cada día el periódico, un poema o un pasaje de novela para
600 obreros que, entre tanto, cortan, escogen, despalillan y tuercen con
destreza las hojas del exquisito tabaco cubano.

Ella es uno de los casi 300 "lectores de tabaquerías" que cultivan y
entretienen a los torcedores en las fábricas de Cuba, una tradición
vigente desde hace 150 años, propuesta a la UNESCO como patrimonio oral
e intangible de la humanidad.

Surgida en 1865 en una fábrica de La Habana para distraer a los
trabajadores en su monótona y larga jornada, la singular actividad, que
durante un siglo fue pagada por los mismos operarios, se extendió
rápidamente y llegó incluso a promover luchas sociales, según la
historia recogida en el Museo del Tabaco.

"La lectora es muy importante para nosotros, nos amplía nuestro acervo
cultural. Su lectura nos marca hasta el ritmo de producción: según el
turno que va leyendo uno mide si lleva 60, 70 puros", explica Julia
Curbera, mientras acomoda las hojas con la habilidad de casi 30 años, de
sus 47, como torcedora.

Frente a las mesas enfiladas de los obreros, Grisel, una ex maestra de
55 años, se acomoda las gafas y empieza a leer la portada del diario
comunista Granma, que en esta jornada trae informes del presidente
venezolano Hugo Chávez, la producción de mangos y los llamados a
trabajar del Gobierno de Raúl Castro.

"Muchos de nosotros no llegamos ni a noveno grado (colegio) y esto nos
ayuda a superarnos y mantenernos actualizados, porque pasamos aquí 10
horas, sin saber lo que ocurre afuera", destaca Irse Martínez, un
cuarentón que hace puros desde hace 16 años.

La voz agradable, diáfana y segura de Grisel resuena por los
altoparlantes en cada piso del antiquísimo edificio de la fábrica H.
Upmann, en Centro Habana, donde se elabora la prestigiosa marca Montecristo.

"Gano 315 pesos (unos 14 dólares al mes), pero me siento muy
recompensada, porque sé que soy útil, ellos me necesitan", asegura
Grisel a la AFP, en una pausa de la lectura.

Como todos los lectores de tabaquería, fue seleccionada para leer en H.
Upmann, por los trabajadores en una votación, tras ser probada entre
varios candidatos, hace ya unos 20 años.

Lee tres sesiones de media hora al día. Entre una y otra, prepara la
lectura, conversa con los obreros y aprovecha para fumar el purito que
le hace especialmente Hugo Zulueta, mientras por los parlantes suena
música o la radionovela.

"Aquí sentados elevamos nuestro nivel de educación. Me gusta mi trabajo,
pero es el día entero haciendo lo mismo y la lectura lo hace más ameno,
me distrae y relaja", dice Hugo, de 41 años, 18 de ellos en el sector.

Desde sus mesas, los torcedores escuchan desde clásicos de la literatura
universal, artículos políticos, sociales o legales, hasta recetas de
cocina o consejos sexuales.

Algunas obras las proponen ellos y las escogen también en votaciones en
toda la fábrica.

Poemas de Pablo Neruda, novelas como "Doña Bárbara", de Rómulo Gallegos,
son muy apreciados. Pero sin duda la más aclamada y leída es "El Conde
de Montecristo", de Alejandro Dumas, que dio el nombre a la reconocida
marca de habano.

Grisel interpreta una voz diferente para cada personaje. Jesús Pereira,
lector de la fábrica Partagás, es famoso por impostar la de una mujer y
hacer sonidos especiales, como un disparo, un portazo o el trote de un
caballo.

Los lectores tienen una relación y comunicación particular con los
obreros. Lázaro Wong, de 45 años, corrige a Grisel cuando pronuncia mal
el nombre de algún jugador de béisbol. Franklin Zapata, de 27 años, le
pide que lea temas eróticos y de humor.

Se ríen, corrigen, comentan. Y el veredicto es contundente: un golpe
sobre la mesa con la chaveta -cuchilla curva para cortar las hojas-
aprueba cada lectura, tirarla al suelo es la absoluta reprobación.

Grisel ha bajado del estrado llorando encarnando a uno que otro
personaje. Adora y vive su trabajo. La chaveta le dice "sí" desde hace
dos décadas.

mis/cb/tm

http://www.elnuevoherald.com/2011/07/13/983137/los-lectores-de-tabaqueria-portan.html

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