miércoles, 13 de julio de 2011

La tierra del asombro

La tierra del asombro
Wednesday, July 13, 2011 | Por Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Un amigo de la adolescencia
que viajó recientemente de La Habana a Guantánamo en busca de documentos
de archivo, me cuenta sus impresiones de esa ciudad, la última cabecera
provincial de Cuba, de mayor población y tamaño que el antiguo y exótico
pueblo de Baracoa, "una especie de limbo turístico en armonía con las
montañas, las aguas, el coco y el café".

Ante las evidentes contradicciones de la vida urbana, marcada por coches
con caballos que sustituyen a los ómnibus y usan las calles como letrina
pública, el amigo confiesa que "ir a Guantánamo o Santiago de Cuba es
como viajar a Haití; aquello es tan arcaico como Haití, salvo en el
comercio, el flujo marítimo y las prácticas del vudú de los vecinos
negros del sur".

Al pedirle que fundamente su parecer, recuerda que ha transitado por
Holguín. "más dominicano que haitiano"; Santiago de Cuba, Bayamo,
Manzanillo y Las Tunas. Advierte que en dichos pueblos hay avances en la
restauración del casco urbano, las tiendas en divisas y objetos de
interés turístico como hoteles, museos, casas de la trova y sitios
peculiares destinados al asombro de los visitantes, "pero, al que viene
de La Habana todo le parece epidérmico, pura fachada para atraer incautos".

Aunque el amigo es huésped del escepticismo, conversó con el historiador
de la ciudad y otros intelectuales de Guantánamo interesados en el
rescate de la memoria cultural, por lo cual visitó el Museo Provincial
–antigua y única cárcel del pueblo-, la Casa del Changüí en la Loma del
Chivo, al frente de la Tumba Francesa, el Centro de las artes plásticas,
que exhibía proyectos arquitectónicos de Colombia, y el sorprendente
zoológico de piedra en Yateras; además de pasear por dos barrios
contrapuestos: el desvencijado Sur, y el Caribe, en el norte, donde
radican las oficinas del gobierno y el partido único, el enorme hospital
Agustino Neto, un hotel moderno y edificios de los años sesenta y
ochenta que certifican las huellas de la revolución de 1959.

Insiste que Guantánamo es Haití "porque avanza del presente al pasado,
como si los esclavos que derrotaron a los franceses en 1791 trasvolaron
a la zona e impusieron sus visiones pre modernas de la vida. Coches con
caballos en vez de ómnibus y taxis en medio de la ciudad; conectada con
los municipios montañosos mediante camiones de 1945 o 1950, en vez de
trenes rápidos y autos ligeros".

"El asombro es palpable en el centro de Guantánamo y en su periferia.
Del hotel Washington sólo quedan las ruinas para tomar cervezas,
mientras que el Brasil y el Martí siguen en reparación. El bellísimo
cine América fue convertido en parqueo de bicicletas, y al Luque le
cambiaron el nombre por Huambo; en tanto el Luisa ahora es un teatro, y
el viejo cinematógrafo destechado cambió de funciones".

"Sorprende al que llega –dice el amigo- la cantidad de campesinos que
abandonan las montañas y se asientan en el Sur, los Cocos y Confluentes,
donde los caballos forman parte del paisaje y viven en los patios de las
casas, cual perros domésticos en espera del carretón".

Según el visitante, "la gente del extremo oriente de Cuba siguen siendo
afables, sobreviven del salario y el invento, se quejan de los precios y
evaden la política, juegan a la bolita antes de comprar el pan, apuestan
sus ilusiones y esperanzas a las remesas enviadas por los familiares de
Miami y La Habana, y enfrentan los problemas de cada día con un toque de
humor y un trago de ron.

http://www.cubanet.org/articulos/la-tierra-del-asombro/

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