lunes, 4 de julio de 2011

Es un mito la calidad médica cubana

Es un mito la calidad médica cubana
Manuel Bermúdez Romero
Lunes, 4 de julio de 2011

La afirmación hecha en el título es conocida y muchas personas lo saben,
pero es una realidad que se reitera para impedir que encumbrados
chavecistas engañen a los venezolanos que no estén informados

Para demostrar cómo esos voceros mienten sobre el tema, basta remitirse
sus declaraciones recientes:

Hugo Chávez en su alocución leída, refirió "todo el avance médico que la
revolución cubana ha logrado para su pueblo y una buena parte del mundo".

La diputada Cilia Flores en intervención incoherente y de pobrísimo
contenido de apoyo a Chávez, mencionó que "los cubanos eran los mejores
médicos del mundo".
El canciller Nicolás Maduro, cuando hizo el inicial anuncio sobre "el
absceso pélvico", mencionó la asistencia que Chávez recibió del
"excelente sistema de salud de la hermana República de Cuba".


La verdad es otra

La medicina cubana era buena en tiempos del dictador Fulgencio Batista y
la revolución fidelista heredó el sistema y, ciertamente, lo mejoró en
su cobertura geográfica, aparte de que logró innegables resultados
positivos que en su mayoría se han deteriorado hasta el grado actual de
casi inexistencia o total carencia de calidad para quienes no forman
parte de la élite en el poder o no sean turistas de visita en Cuba.

Totalmente controlado por el Estado, el primer daño que se causó al
sistema que se recibió, provino de la eliminación de la tradicional
relación médico-paciente, por la impersonal relación estado-paciente que
obliga a los enfermos a tratarse con los médicos y centros que decide el
gobierno, sin que haya otras opciones.

Es un sistema de atención médica que está absolutamente politizado y el
gobierno ejerce control político férreo sobre las instituciones médicas
y científicas, así como de los estudios, los profesionales y otras
instancias.

El régimen dejó de garantizar igualdad y equidad en los servicios
médicos, y la élite gobernante, sus familiares, amigos y protegidos, han
recibido siempre una atención diferenciada, superior a la del resto de
la población.

Los médicos carecen de libertad y de estímulos, por cuanto son
cumplidores obedientes de las órdenes que del nivel gubernamental
provienen, y no tienen libertad de acción, no solamente en el contexto
laboral, sino en el de la creatividad y la superación, y sobre bases
indisolubles se han formado en sus deberes médicos y sus obligaciones
con el comunismo.

Por tratarse la cubana de una sociedad cerrada, los viajes y nexos de
los médicos con el exterior están controlados por el gobierno, lo que
impide o reduce al mínimo los intercambios con sus homólogos de la
comunidad científica internacional, así como el acceso sistemático a
fuentes de información actualizada.

Las estadísticas médicas se controlan políticamente y no las conducen
especialistas independientes, por lo que no existen al respecto los
procesos de validación, tanto nacionales y extra gubernamentales, como
los internacionales. Ese sometimiento permite manejar los indicadores de
salud en función política-ideológica y con fines propagandísticos. De
hecho, el gobierno cubano ha usado recursos ilimitados para propagar y
fortalecer el mito de su insuperable sistema de salud, y éste le ha
servido como salvoconducto para actuar impunemente como un vitalicio
régimen totalitario.

Gran parte de las llamadas misiones internacionales no son humanitarias
como se propala. Por el contrario, los médicos cubanos trabajan mientras
el gobierno cobra las divisas por el servicio que esos profesionales
prestan. Y se da esa relación porque a los regímenes ineptos o corruptos
de otras latitudes les resulta más barato y cómodo contratar cubanos
como mano de obra en condiciones de casi esclavitud, que desarrollar
buenos sistemas de salud en sus países. Por otra parte, esas misiones
privan a los enfermos cubanos de la atención de los médicos competentes
enviados al exterior en tareas de supuesta buena voluntad.

La práctica anterior ha hipertrofiado el sistema de salud pues,
especialmente en los últimos años, se aplican en Cuba programas de
formación masiva y acelerada de profesionales que presentan una
preocupante afectación de los aspectos cualitativos de su formación. Es
un plan educativo que plantea menores requerimientos académicos y no
tiene presente la vocación profesional.

Por otra parte, el personal dirigente del ámbito médico está
constituido más por políticos que por médicos y científicos. Y esa
dirigencia conduce la implantación de políticas que son erróneas y
provocan burocratización y corrupción en las instancias de dirección del
sistema, manifestándose en acomodamiento, privilegios, desidia y
finalmente decepción generalizada.

Consecuencia directa de la presencia de esa dirigencia inexperta, es la
ineficaz administración en lo relativo a la adquisición y distribución
de los recursos, siendo una de sus consecuencias la devastación
ocasionada por el abundante número de menesterosos -necesitados- en la
población, y en la presencia de trabajadores que roban los recursos:
medicamentos, alimentos, medios para la higiene e, incluso, instrumental
médico.

Así, resulta alarmante el deterioro de los centros de salud: la
infraestructura, los inmuebles, el equipamiento y el avituallamiento
-elementos necesarios para la preparación de comida-, a lo que se
agregan condiciones higiénico-epidemiológicas tan precarias que hay
contaminación en algunas centros de atención médica. La caótica
situación imperante en tal sentido, obliga a los pacientes a llevar
sábanas, alimentos y en ocasiones hasta agua cuando son hospitalizados.

Los servicios de salud son de mala calidad primeramente debido a la
mencionada deficiente preparación de los profesionales, pues muchos se
han formado en los llamados Programas Emergentes (masivos y acelerados),
mientras se halla en el exterior un alto número de especialistas;
también están afectados por desatención o incumplimiento de los planes
de medicina preventiva, y por disfuncionalidad en algunos centros de
atención primaria, fundamentalmente consultorios del Plan Médico de Familia.

De esa manera, mientras los cubanos deben conformarse con el pésimo
servicio de los centros médicos descritos, los pacientes foráneos son
atendidos en hospitales provistos de todos los recursos, y los
medicamentos que no consigue la población, están disponibles en las
llamadas "Diplofarmacias" siempre que se paguen en divisas (dólares).


Cuba en el caos

A los anteriores factores directamente médicos, se añade la deplorable
situación higiénica-ambiental que se vive en la isla, y que entre
innumerables calamidades se expresa en deficitario suministro de agua
potable, frecuente contaminación de las aguas de consumo, aguas
albañales y basura diseminadas por las calles, entre otros elementos que
deterioran la calidad de vida y se añaden a crecientes deficiencias
nutricionales en medio de las que se han levantado al menos dos
generaciones antillanas, y que obedecen obviamente a desatención
alimenticia, mientras el gobierno dilapida dinero a millones en guerras
ajenas, acciones subversivas internacionales y campañas propagandísticas.

Es éste el llamado modelo económico cubano, modelo que ha demostrado su
capacidad para empobrecer por igual a casi todos los cubiches. Es el
mismo esquema que Hugo Chávez Frías impone a como de lugar en Venezuela
diciendo mentiras una detrás de la otra para mostrar a Cuba como un mar
de la felicidad. Mentiras que ni en medio de la seria enfermedad que lo
aqueja deja de usar por respeto a los venezolanos.

http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/5965101.asp

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