jueves, 14 de julio de 2011

El protestantismo cubano en su contexto social

Política

El protestantismo cubano en su contexto social
Ariel Pérez Lazo
Miami 14-07-2011 - 10:47 am.

Todavía resulta escaso el impacto del protestantismo en la sociedad cubana.

Recientemente ha podido observarse la aparición de figuras
eclesiásticas, dentro del variado espectro del protestantismo cubano que
han mostrado una actitud pastoral diferente a la habitualmente asumida
por estas denominaciones, al menos luego de los primeros momentos de
confrontación entre las iglesias y el Estado revolucionario. ¿Se ha
producido una ruptura con respecto a las posiciones del Consejo de
Iglesias de Cuba? ¿Qué influencia en el futuro político cubano podrían
tener estos acontecimientos?

Habría que comenzar por esbozar un breve panorama de estas iglesias en
Cuba. Gracias al adoctrinamiento marxista ocurrido durante cinco décadas
(aun con el actual rechazo formal de la población hacia el marxismo) el
número de creyentes, entre protestantes y católicos, no debe ascender a
más de un tercio de la población cubana. Como resultado del impacto que
tuvo la constitución de un socialismo de corte soviético, actualmente la
mayoría de la población cubana carece de instrucción cristiana y
prolifera el sincretismo: un sucedáneo para el vacío dejado por las
religiones tradicionales del país, fuertemente atacadas por constituir
un adversario ideológico para el nuevo tipo de Estado en formación.

De hecho, las manifestaciones de religiosidad africana reciben mucha
mayor atención, por parte de la prensa gubernamental que cualquiera de
las expresiones restantes. Por otra parte, estas iglesias se enfrentan
al reto de transmitir su mensaje a una sociedad que ha perdido muchos de
sus pasados valores religiosos y parece más impresionable por el
ocultismo o una religiosidad excéntrica. Esto solamente hace ya escaso
el impacto del protestantismo dentro del ámbito nacional.

La búsqueda del diálogo ecuménico en función de desarrollar la
cooperación entre las iglesias, a fin de lograr mayor influencia en una
sociedad en crisis como la cubana, parecería ser la solución más
razonable y de inmediato impacto del momento. Sin embargo, son graves
los obstáculos que la han impedido.

Durante años, desde la aparición de la carta pastoral El amor todo lo
espera y la respuesta simultánea que a la misma constituyó la carta de
ochenta y seis figuras protestantes y disidentes del catolicismo, se ha
vivido una fricción entre la postura social y política de la Iglesia
católica y las iglesias protestantes pertenecientes al Consejo de
Iglesias de Cuba. El actual acercamiento entre la Iglesia católica y el
gobierno, al parecer tampoco logrará eliminar esta ya vieja fractura
pues el Consejo de Iglesias ha sido marginado de la precaria mediación
entre el gobierno y los grupos disidentes. Y, aunque tras la muerte del
activista Juan Wilfredo Soto García la mediación iniciada el pasado año
parece haber naufragado, ha quedado claro para varios líderes
protestantes que la incondicionalidad al gobierno solo significará la
marginación del escenario social.

A diferencia del catolicismo que, a través de publicaciones como Espacio
Laical y Palabra Nueva (y en otro momento a través de Vitral y
Vivarium), iniciaron un diálogo con el mundo de la cultura a fin de
atraerlo hacia sus valores y doctrina social, la difundida tesis de que
la iglesias evangélicas no deben intervenir en política ha impedido que
un pensamiento social protestante pueda desarrollarse, incluso en
aquellas iglesias que por tradición lo poseen.

La única publicación protestante interesada en algo similar a las
católicas antes mencionadas parece ser Caminos, del Centro Martin Luther
King Jr., pero tampoco logra influenciar a la intelectualidad, en parte
por basarse en la misma perspectiva marxista que fundamenta la ideología
oficial (o lo que queda de ella).

Incorporar a Fernando Martínez Heredia al consejo de redacción de
Caminosno ha logrado entusiasmar a la intelectualidad o la prensa
cercana a ella. Las pretensiones de renovación del marxismo de Martínez
Heredia no logran tampoco efecto en una sociedad que busca valores
tradicionales, siendo eco de aquello que Ortega y Gasset denominara —en
El tema de nuestro tiempo— el alma desilusionada.

Son los grupos religiosos evangélicos que defienden estos valores
tradicionales los de mayor crecimiento entre la población y, sin
embargo, los menos preparados para constituir una alternativa a la
ideología oficial, pues hay un escaso desarrollo teológico en este campo
que lo permita y tampoco existe el apoyo eclesiástico para lograrlo. De
manera que falta mucho aún en el protestantismo cubano para poder lograr
una efectiva influencia en su entorno.

http://www.ddcuba.com/cuba/5760-el-protestantismo-cubano-en-su-contexto-social

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