jueves, 16 de junio de 2011

Internet en la maleta

Publicado el jueves, 06.16.11

Internet en la maleta

La internet y sus derivados se han convertido en un azote tan serio para
las dictaduras que muchas, como la china y la cubana, están creando
enormes burocracias de policías y censores cibernéticos para
combatirlos. Era previsible. La información ha conspirado siempre contra
las tiranías, obvia razón por la que todas, sin excepción, buscan
limitarla, controlarla, emascularla. Por eso es preciso darle la
bienvenida a un ambicioso y visionario contraataque del gobierno del
presidente Barack Obama que busca sortear los obstáculos que están
poniendo los tiranuelos de todo pelaje a la libre circulación de
información por internet. Para que se consolide y funcione bien, sin
embargo, este plan incipiente y misterioso aún requerirá un firme
consenso entre la Casa Blanca y el Congreso y entre demócratas y
republicanos; y también importantes recursos humanos y económicos a
largo plazo.

La secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, lleva meses hablando
del programa en términos generales aunque entusiastas. "Hay una
oportunidad histórica'', afirma Clinton, "de efectuar un cambio
positivo, un cambio que apoya Estados Unidos''. Pero, en realidad, casi
nada ha trascendido de las características específicas del plan. Los
pocos que saben dicen que consiste de varios proyectos secretos o
semisecretos que van desde la instalación de sistemas de comunicación
celular al margen de los que se autorizan oficialmente en los países
sometidos hasta equipos especiales preparados para informar y enviar
imágenes al mundo libre mediante las redes sociales más populares, como
Facebook y Twitter. Un prototipo, en el que trabaja un puñado de
bicefálicos desde una buhardilla en la capital, lleva el sugestivo
nombre de "internet en la maleta" porque todo lo que necesita un
ciudadano detrás de la cortina de hierro para burlar la censura cabe en
una pequeña maleta. Sutilezas del ingenio y la imaginación que, como
bien demuestra este novedoso empeño, también pueden colocarse al
servicio de la libertad.

La iniciativa cibernética del gobierno de Obama goza de una evidente
legitimidad histórica. De entrada se enlaza con una larga tradición
norteamericana de respaldar y promover los esfuerzos libertarios en el
mundo mediante las comunicaciones. Radio Europa Libre alimentó durante
décadas la resistencia al totalitarismo en la Unión Soviética y sus
satélites. Radio Asia Libre hizo lo mismo en Cambodia y Vietnam y lo
sigue haciendo en Corea del Norte y China. Y Radio Y TV Martí, a pesar
de sus limitaciones prácticas, han sido la fuente de información más
confiable para muchos cubanos. El gobierno de Obama simplemente ha dado
un salto natural y oportuno hacia el uso de tecnología de punta para
continuar librando una lucha fundamental contra la censura en la que se
apoyan los tiranos y quienes aspiran a serlo.

Abundan los testimonios y evidencias de que las redes sociales han
tenido un papel protagónico en la Primavera Arabe. El padre de la
reciente revolución egicia es un joven ejecutivo de Google en El Cairo a
quien se le han hecho merecidos reconocimientos por su histórico aporte
a la caída de Hosni Mubarak y su claque. Los jóvenes tunecinos
conspiraron pacíficamente mediante llamados a la protesta cívica que
circularon por las redes sociales. Y por la misma vía se convocan los
Días de la Ira que mantienen en jaque a diversas satrapías del Medio
Oriente y el norte de Africa, como las de Siria, Libia y Yemen.
Tecnócratas del gobierno federal captaron el mensaje y hábilmente
intengan crear una ambiciosa estructura cibernética para apoyar esos y
otros esfuerzos por la libertad. Su discreta labor repercute incluso en
Corea del Norte y Cuba, dos de las sociedades más cerradas del Planeta
debido a las tentaculares burocracias policiales que padecen.

La nueva lucha tecnológica por la libertad tiene la enorme ventaja de
que puede librarse sin armas y de manera incruenta. Washington se expone
a lo sumo a las acostumbradas perretas de los regímenes dictatoriales
que con descaro invocan el principio de la soberanía para justificar la
censura y los asaltos a la libre información. Nuestro gobierno debería
enlistar en este esfuerzo a otras democracias que comparten sus ideales
y valoran los sacrificios que hacen los disidentes en sus países
esclavizados. Y también a entidades y ciudadanos privados que estén
dispuestos a contribuir sus conocimientos y recursos tecnológicos. El
objetivo no podría ser más noble ni justo: minar el poder que tienen los
tiranos y represores para violar el derecho esencial de las personas a
informarse y comunicarse entre sí.

http://www.elnuevoherald.com/2011/06/16/961994/internet-en-la-maleta.html

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