lunes, 6 de diciembre de 2010

El día que recomenzó la Guerra Fría

AMÉRICA

El día que recomenzó la Guerra Fría
Por Carlos Alberto Montaner

Retomemos los hechos. El presidente Evo Morales aprovechó la novena
reunión de ministros de Defensa de América, de la que era anfitrión,
para atacar violentamente a Estados Unidos. Esto sucedió el día 22 en
Santa Cruz, Bolivia.

Robert Gates, secretario de Defensa norteamericano y ex jefe de la CIA,
funcionario con fama de genio en Washington, escuchó pacientemente la
andanada y abandonó el lugar antes de que finalizaran los actos. Morales
acusó al gobierno norteamericano de haber estado tras las supuestas
intentonas golpistas ocurridas en Venezuela (2002), Bolivia (2008),
Honduras (2009) y Ecuador (2010). Dijo que Washington había "ganado" en
Honduras pero "perdido" en los demás países. Hugo Chávez no tardó en
felicitar a su amigo por lo que había hecho.

Chávez y Morales son rabiosamente antiamericanos. El antiamericanismo,
para ellos, es un complemento clave de la ideología. Están convencidos
de que el origen de todos los males del planeta está en el malvado
comportamiento de lo que llaman "el imperio".

Morales, además, posee informaciones sorprendentes. Explica el origen de
la calvicie europea como una prueba de la decadencia de la raza
degenerada del hombre blanco, ha tomado nota de las agresiones del
imperio romano a su país, y no duda de que la creciente falta de
virilidad occidental es producto de la ingestión de pollos hormonados.

En todo caso, el señor Gates salió relativamente bien librado de la
ofensiva verbal del pintoresco presidente de los bolivianos: podía
haberle dado un rodillazo en los testículos, como el que le dio un
jugador de fútbol con el que tuvo un encontronazo durante un partido,
paradójicamente, amistoso.

El incidente ha servido para obligar a la administración de Obama a
admitir una realidad muy desagradable, de la que la Casa Blanca y el
Departamento de Estado pretendían evadirse: en América Latina hay cuatro
gobiernos nucleados en torno al eje Caracas-La Habana denodadamente
empeñados en perjudicar a Estados Unidos. Esos gobiernos, colocados bajo
la etiqueta del socialismo del siglo XXI, aunque no todos de la misma
manera ni con igual intensidad, cooperan con Irán en el desarrollo de
armas nucleares, protegen a las guerrillas narcoterroristas de las FARC,
mantienen una actitud antisemita y antiisraelí que les lleva a colaborar
con los extremistas del Medio Oriente y se sienten forjadores de un foco
redentor de la humanidad –como en su momento lo fueron la URSS y sus
satélites– que algún día conseguirá doblegar a Estados Unidos y a
Occidente, esa "civilización de la muerte", como suele decir Morales.

¿Qué puede hacer Estados Unidos frente a esta situación? Para algunos
estrategas, se trata de un peligro menor que en algún momento llegará a
su fin por razones estrictamente domésticas, dado que emana de gobiernos
débiles, desorganizados y corruptos, con un líder natural, Hugo Chávez,
con fama de loquito, que despierta cierto entusiasmo zoológico pero al
que no se puede tomar en serio.

En época de George W. Bush, el anterior presidente, los norteamericanos
jugaron con la fantástica ilusión de que el Brasil de Da Silva los
ayudaría a moderar el ambiente, pero no tardaron en descubrir que Lula,
realmente, era uno de ellos, aunque dentro de las fronteras de su país
se comportaba prudentemente y era casi un viajante de comercio de las
empresas brasileras. Era un curioso caso de esquizofrenia ideológica.

Es probable, sin embargo, que el incidente con Robert Gates cambie esta
negligente indiferencia con que, hasta ahora, Washington ha juzgado lo
que sucede en América Latina con los países del llamado socialismo del
siglo XXI. Se lo escuché decir al respetado ex embajador norteamericano
Roger Noriega: "Si, como antes lo intentó Moscú, se empeñan en ser
enemigos de Estados Unidos, si se asocian a nuestros peores adversarios,
aquellos que quieren destruirnos, y si tratan de perjudicar nuestros
intereses y liquidar el modelo de gobierno que los norteamericanos nos
hemos dado libremente, ¿por qué no tratarlos como lo que ellos mismos
han elegido ser?''.

Buena pregunta.

http://exteriores.libertaddigital.com/el-dia-que-recomenzo-la-guerra-fria-1276238419.html

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