CAIBARIÉN, Cuba, 2 de agosto (María Caridad Noa / www.cubanet.org) – Los
reclusos de la prisión-campamento de Amaro, municipio Santo Domingo, son
obligados a trabajar sin las condiciones mínimas para realizar sus
labores. Los presos van al campo descalzos, sin camisas y en shorts, a
chapear, guataquear, sembrar y hasta desmontar marabú. Las autoridades
del campamento les exigen que cuando salgan de pase traigan ellos mismos
lo que necesiten para trabajar.
"Aquí vivimos como perros, sobre nuestros hombros pesa la amenaza de
encerrarnos, y de hecho muchos prefirieron estar en prisiones de mayor
seguridad que aguantar el chantaje y las amenazas de los guardias de
aquí, porque estamos obligados a trabajar de sol a sol", expresó Daniel
Ruiz, que cumple 4 años por peligrosidad social pre delictiva.
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