Domingo 01 de Agosto de 2010 22:56 DDC
El general Raúl Castro clausuró este domingo la sesión ordinaria de la
Asamblea Nacional del Poder Popular con un discurso en el que no hizo
los anuncios esperados por los cubanos en medio de la severa crisis
económica del país, pero avisó de una fuerte reducción de las plantillas
del sector estatal y advirtió a la disidencia interna.
La única nota algo esperanzadora de su discurso fue el anuncio de una
ampliación del trabajo por cuenta propia.
El general dijo que no le son "ajenas las expectativas" de los cubanos
ni la sorpresa que causó su silencio en el acto por el 26 de julio, en
el que el primer vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, se encargó
de las palabras centrales.
"Lo importante no es el orador, sino el contenido de esa intervención,
que expresa la opinión colegiada de la dirección del Partido y del
Estado sobre las cuestiones más relevantes del quehacer nacional", dijo
el general, y criticó a los medios de prensa y los analistas que
especularon sobre "el anuncio de supuestas reformas (…) y la aplicación
de recetas capitalistas para encauzar la economía".
"Algunos incluso se atrevieron a describir la existencia de una lucha
entre tendencias en la dirección de la Revolución", dijo.
"Con la experiencia acumulada en los más de 55 años de lucha
revolucionaria, parece que no vamos tan mal, ni que el desespero y la
frustración sean nuestros compañeros de viaje", se burló.
Reiteró el principal mensaje de Machado Ventura el 26 de julio: que el
régimen tomará sus decisiones a su "ritmo".
Fuerte reducción de plantillas
Una de las dos únicas medidas a las que se refirió el gobernante en su
discurso fue la reducción "por etapas (…) de las plantillas
considerablemente abultadas en el sector estatal", en las que, según ha
dicho en ocasiones anteriores, sobran más de un millón de trabajadores.
La medida fue aprobada por Consejo de Ministros en una reunión efectuada
el 16 y 17 de julio, y busca "borrar para siempre la noción de que Cuba
es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar", afirmó
el general.
"En una primera fase, que planificamos concluir en el primer trimestre
del próximo año, se modificará el tratamiento laboral y salarial a los
trabajadores disponibles e interruptos de un grupo de organismos de la
administración central del Estado, suprimiendo los enfoques
paternalistas que desestimulan la necesidad de trabajar para vivir y con
ello reducir los gastos improductivos, que entraña el pago igualitario,
con independencia de los años de empleo, de una garantía salarial
durante largos períodos a personas que no laboran", señaló.
La reducción de plantillas del sector estatal, en un país donde el
gobierno controla el 90% de la economía y restringe la iniciativa
privada, preocupa profundamente a los cubanos.
Raúl Castro dijo no albergar "dudas" de que para "la materialización de
estas medidas" su gobierno contará "con el apoyo decisivo de la clase
obrera, que junto al campesinado y el resto de los sectores de la
sociedad, comprende que sin el aumento de la eficiencia y la
productividad es imposible elevar salarios, incrementar las
exportaciones y sustituir importaciones, crecer en la producción de
alimentos y, en definitiva, sostener los enormes gastos sociales propios
de nuestro sistema socialista".
"Por otra parte, pienso que a nadie se le escape la trascendente
contribución al mejoramiento de la disciplina social y laboral que emana
de la aplicación de estas medidas", dijo y, como ocurre cada vez que el
régimen anuncia decisiones impopulares, aseguró que "nadie quedará
abandonado a su suerte".
Ampliación del trabajo por cuenta propia
El general informó además que el Consejo de Ministros "acordó ampliar el
ejercicio del trabajo por cuenta propia y su utilización como una
alternativa más de empleo de los trabajadores excedentes".
Indicó que se eliminarán "varias prohibiciones vigentes para el
otorgamiento de nuevas licencias y la comercialización de algunas
producciones, flexibilizando la contratación de fuerza de trabajo".
Explicó que en la misma reunión de mediados de julio "se aprobó la
aplicación de un régimen tributario para el trabajo por cuenta propia,
que responda al nuevo escenario económico y garantice que los
incorporados a esta actividad contribuyan a la seguridad social, abonen
impuestos sobre los ingresos personales y las ventas; y aquellos que
contraten trabajadores paguen el tributo por la utilización de la fuerza
de trabajo".
La Habana sigue sin cumplir sus compromisos de pago a empresas extranjeras
En cuanto a la aguda falta de liquidez de Cuba y a la decisión del
régimen de congelar fondos en divisas de empresas extranjeras en la Isla
y incumplir pagos, Raúl Castro dijo que "gracias a la confianza y
comprensión" de la mayoría de los acreedores del gobierno, se han
logrado "algunos avances en el aplazamiento de obligaciones".
Como en las ocasiones anteriores en las que se ha referido a este tema,
aseguró que su gobierno tiene "la más firme voluntad de honrar en los
nuevos plazos convenidos" esas obligaciones.
Dijo que "las retenciones de transferencias al exterior a
suministradores", que afectaron de forma importante el abastecimiento
del mercado interno, principalmente del mercado en divisas, "son hoy
apenas un tercio" de las de hace un año. Agregó que, "como muestra de
seguridad en el país, se han incrementado los depósitos extranjeros en
los bancos cubanos".
Amenaza a la disidencia
El general se refirió en su discurso a la excarcelación de 21 presos
políticos del grupo de 75 disidentes condenados en la primavera de 2003,
de los cuales 20 han viajado a España y uno a Estados Unidos.
Los calificó de "reclusos contrarrevolucionarios" y recordó que formaban
parte de los 53 miembros de los 75 que permanecían en prisión. No
mencionó su compromiso ante la Iglesia Católica y el gobierno español de
excarcelar a todos los integrantes de ese grupo.
Raúl Castro negó que los disidentes estuviesen cumpliendo condena por
sus ideas y calificó de "brutales campañas de descrédito contra Cuba"
las denuncias internacionales sobre la situación de los presos políticos.
Reiteró el discurso del régimen de que los disidentes encarcelados en
2003 actuaron "al servicio del gobierno de los Estados Unidos y de su
política de bloqueo y subversión".
Asimismo, aprovechó para advertir a la oposición interna: "La Revolución
puede ser generosa porque es fuerte, su fuerza radica en el apoyo
mayoritario del pueblo que ha sabido resistir tantos años de agresiones
y sacrificios, por eso no resulta ocioso reiterar que no habrá impunidad
para los enemigos de la Patria, para quienes intenten poner en peligro
nuestra independencia", dijo.
"Nadie se llame a engaño. La defensa de nuestras sagradas conquistas, de
nuestras calles y plazas, seguirá siendo el primer deber de los
revolucionarios a quienes no podemos privar de ese derecho", concluyó.
En los días previos a la Asamblea se especuló sobre la posibilidad de
que asistiera Fidel Castro, quien en las últimas semanas ha realizado
varias apariciones públicas. Sin embargo, este domingo la silla del ex
gobernante permaneció vacía, como ha ocurrido en los cuatro últimos
años, desde que cedió el poder a su hermano por enfermedad.
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