04-08-2010.
Angélica Mora
(www.miscelaneasdecuba.net).- La vida del régimen cubano pende de un
hilo o del soplo que le proporciona el Mecenas de Venezuela, Hugo Chávez
Frías
Sin ese cordón umbilical, el sustento de un gobierno de sanguijuelas se
acabaría en pocos meses y deberían huir todos, como ratas del barco que
se hunde. A salvarse el que pueda y a buscar los recursos que han sacado
por años desde Cuba.
Los descendientes de los Castros han sabido valorar lo que les puede
traer el futuro -ninguno con ganas de proseguir la dinastía de su padre
o tío- y hace tiempo que colocaron el dinero fuera de Cuba en bancos de
Europa y América Latina.
Las escasas nuevas medidas económicas que aplicará el Régimen de La
Habana son risibles si se mira el precipicio donde están sumergidas las
finanzas cubanas.
"Es como tratar de sacar el agua del mar con un dedal", me comenta
socarronamente un viejo amigo de Cuba, quien recuerda la famosa
"Operación Cascabel" de 1993, que los cubanos bautizaron en cambio como
"Operación Maceta", nombre que tenían los negociantes que hacían dinero
trabajando por cuenta propia.
El cubano -siempre emprendedor y busca vida- supo sacar provecho de ese
resquicio económico, pero al poco tiempo vio sus pequeños negocios
expropiados o gravados con fuertes impuestos que lo llevaron a la ruina
económica.
Varios de aquella generación me han escrito estos días para advertir de
este nuevo engaño. Incluso algunos me recuerdan los tiempos en que se
unieron para formar el Sindicato de Trabajadores por Cuenta Propia y
fueron a dar a la cárcel acusados como "especuladores" y "vendidos al
enemigo".
-"Nadie cree en esta falsa resurrección" me dice con amargura uno de
ellos hoy en el exilio y que pasó varios años en el presidio.
Hoy, todo el andamiaje económico de Cuba es mantenido por el Dictador de
Venezuela, cuya ciega pasión, amor, delirio o como quiera llamársele por
Fidel Castro, lo condujo hace tiempo a entregarse él y el rico
patrimonio nacional de Venezuela a la tiranía castrista.
Como precarias fichas paradas en un tablero de dominó, el que caiga
botará al siguiente y así... hasta el final.
Y este soplo del destino puede ocurrir en cualquier momento, en ese
triste engendro llamado Cubazuela.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29222
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