04-08-2010.
Juan Mario Rodríguez
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- A V. Pagola Bérger le publicaron el pasado
viernes otra carta enviada a la dirección del diario Granma. Me remitiré
directamente a la opinión que expresó sobre el sentido de pertenencia de
los trabajadores y administradores cubanos, a quienes, dijo, los
salarios no les solucionan sus necesidades esenciales, aunque muchas
veces algunos tampoco cumplen con sus obligaciones.
No obstante, el lector mostró un optimismo (descarto el cinismo) rayano
en la ingenuidad. Escribió Pagola: «… yo estimo que en el pueblo cubano
quedan aún muchas personas honestas, revolucionarias, incorruptibles,
enérgicas, capaces de tomar las riendas de empresas de cualquier tipo,
como gerente, administrador, jefe de departamento, o cualquier clase de
labor, gastronómico, dependiente de tienda, trabajador de la Salud, etc.
etc., capaces de dirigir en cualquier lugar de nuestro país».
La de Pagola, más que una sincera opinión, parece una solicitud de
empleo. El colaborador omitió -seguramente para ser concreto- otros
atractivos empleos tales como expendedor de combustibles (en Cuba
pistero), inspector, almacenero o panadero. «Hay que buscar a estos
revolucionarios para que sean nuestro relevo», prosiguió en su
ilustrativa misiva. Mi opinión es que esos están a la mano. Los que no
abundan, porque no se les tiene en alta estima y ya ni siquiera se les
menciona -pérfidas exclusiones- , son los agricultores, los albañiles,
los maestros. Los obreros y campesinos de aquella alianza retórica de
antaño.
Señores, una de las cualidades que distingue a los humanos es el apego a
lo propio: un cepillo, los zapatos, la casa. También, las empresas –
grandes, medianas y pequeñas- y otros valores personales. Eso es
innegable, como también lo es que nadie, o casi nadie, cuida, defiende,
ahorra lo que no le pertenece. Los tributos existen para revertir estos
comportamientos naturales. La supuesta conciencia revolucionaria, que
durante tanto tiempo los castristas han intentado prender en nuestro
pueblo, es cumplidamente errónea y contranatural.
«La vida diaria del cubano, en vez de contar, como mínimo, con islas del
paraíso prometido por el fidelismo, lo que repite son proyectos
fracasados, metas incumplidas, empresas improductivas, escasez
permanente, desvarío moral y aumento de las actividades ilegales y
delictivas», concluyó diciendo magistralmente nuestro compatriota el
Doctor Ricardo A. Puerta en su libro Corrupción en Cuba y como
combatirla, prologado por Soren Triff y cuya publicación fue auspiciada
por la Fundación CADAL. Esas fueron unas precisas, justas y vigentes
palabras.
El asiduo lector y colaborador del periódico Granma, V. Pagola Bérger,
es el típico ingenuo que parece habitar en una burbuja cuya ligera capa
exterior está compuesta de puro comunismo científico. Personajes como
el, lamentablemente, abundan en nuestro patio.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29215
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