Análisis
PEDRO RODRÍGUEZ
Día 03/08/2010
CORRESPONSAL EN WASHINGTON
Aunque el Gobierno de España haya intentado presentar los forzados
destierros de presos políticos cubanos como el principio del final del
embargo comercial aplicado por Estados Unidos contra la dictadura
castrista, el clima político en Washington no apunta hacia cambios más
allá de los contactos diplomáticos bilaterales en curso y el final de
las restricciones sobre viajes de cubano-americanos, remesas y
comunicaciones ordenado por la Casa Blanca el año pasado.
Sencillamente, el tema de Cuba no aparece entre las prioridades de la
Administración Obama. Con una inclinación casi natural a favor de la
cautela que no va a hacer más que multiplicarse de cara a las elecciones
legislativas de noviembre. Comicios en los que el Partido Demócrata no
parte como favorito y no se puede permitir el lujo de antagonizar a
bloques influyentes votantes en jurisdicciones clave.
Veteranos observadores de la cuestión cubana en Washington como
Guillermo Belt, ex alto funcionario de la OEA, insisten en que no es un
momento favorable para replanteamientos profundos de la política de
Estados Unidos hacia Cuba. En su opinión: «Resulta obvio que la atención
de Obama está muy concentrada en la cita con las urnas de noviembre y
que ha empezado ya su campaña política, como por otra parte es lógico.
Por eso no creo que se produzca ningún cambio dramático porque siempre
figura en los cálculos electorales el impacto negativo en el voto
cubano-americano. Es muy difícil que le convenga ahora una decisión que
le pudiera costar muchos votos a su partido».
Junto a las imposiciones del calendario político americano, otro factor
de peso serían las crecientes dudas de Washington sobre la misma
liberación de medio centenar presos políticos iniciada por el gobierno
de Cuba. Un trasiego que es percibido por Estados Unidos con graves
problemas de credibilidad. Es decir, más como un exilio forzado y no
como parte de un cambio político o empeño en respetar los derechos
humanos que justifique el final de las medidas de presión económica
iniciadas desde la Administración Kennedy.
Septiembre, renovación
La Casa Blanca, que en septiembre tendrá que pronunciarse sobre la
renovación del embargo comercial, también se encuentra pendiente de la
suerte de Alan Gross, un contratista americano detenido hace ocho meses
en el aeropuerto de La Habana por participar en un programa para
fomentar la democracia en Cuba. La diplomacia de Estados Unidos ha
dejado claro que cualquier esfuerzo para mejorar relaciones con la isla
permanecerá bloqueado mientras Gross siga detenido injustamente. Entre
especulaciones de que el régimen castrista podría aspirar a orquestar su
canje por cinco espías cubanos condenados a largas penas de cárcel en
Estados Unidos.
Todo este escepticismo también se extiende al proyecto legislativo
aprobado en julio por el Comité de Agricultura de la Cámara Baja, cuyo
contenido contempla liberalizar el tráfico de turistas americanos y
facilitar las exportaciones de alimentos. En opinión de Jorge
Pérez-López, especialista en la trastienda económica del régimen de La
Habana, «ya se sabe que siempre hay gente que quiere vender más pero eso
no quiere decir que haya movimientos significativos». A su juicio, «lo
que ha ocurrido hasta ahora es tan limitado como cuestionable y hablar
de cambios es prematuro».
http://www.abc.es/20100803/internacional/cuba-prioritaria-para-obama-20100803.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario