23-07-2010.
Elías Amor Bravo
Economista, Unión Liberal Cubana, ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).-Ahora ya no estamos en el Período especial,
pero es mucho peor. Las deficiencias estructurales del modelo económico
estalinista se han vuelto a poner de manifiesto con toda claridad en el
ejercicio de 2009, provocando un desplome del crecimiento económico en
Cuba, que no oculta la pésima calidad de las decisiones de gobierno en
materia de política económica de Raúl Castro y su equipo.
Ya no hay espacio para más reflexiones ni dudas, ni para más debates
abiertos y pérdidas de tiempo, sino que es preciso definir el rumbo de
la nave y situarla en la dirección correcta, que no es otra que la
transformación de base del sistema.
De la intervención económica, la planificación y la propiedad estatal,
al mercado como instrumento de asignación de recursos y hacia un marco
estable y legítimo de derechos de propiedad para toda la población.
La experiencia de la denominada "revolución" ha sido un fracaso, a la
vista de los nuevos datos, y si los cubanos aspiran a que su economía
siga funcionando, necesitan impulsar cambios de 180º que la voluntad
política del raulismo castrista no alcanza. Y mucho menos ahora, que el
hermano anda visitando acuarios y reuniéndose con el cuerpo diplomático
para explicar las consecuencias de una, no se sabe bien, guerra nuclear.
Ahora ya no existen justificaciones para retrasar decisiones o posponer
cambios estructurales en la economía cubana. Se han perdido 50 años de
experiencia totalitaria, tirando por la borda las capacidades
productivas y emprendedoras de una de las poblaciones más dinámicas de
América Latina, pero hay que reaccionar. Se ha criminalizado el
ejercicio de la empresa privada, se ha perseguido injustamente la
obtención del beneficio como modelo de comportamiento económico, y se ha
penalizado como delito actividades comerciales y de distribución.
Todas estas estupideces del castrismo deben ser olvidadas para siempre.
No hay alternativa al modelo económico basado en la propiedad privada y
el mercado. Las autoridades lo saben, lo sabe Raúl Castro, y
posiblemente, también lo supo Fidel Castro, pero en su empeño absurdo de
ser el "primer comunista de la clase", ha enterrado en la miseria a 11
millones de seres humanos. Ya toca cambiar.
Así lo dice el último Informe de CEPAL, que acaba de ser publicado, con
los resultados de la economía cubana para 2009, un 1,4%. La caída en
picado de las cifras de crecimiento del PIB de la economía de la Isla
desde 2006, cuando se registró el "milagro" del 12,1% pone de manifiesto
que las cosas no sólo no se están haciendo bien, es que no se está
haciendo nada.
La parsimonia con que Raúl Castro ha ido adoptando medidas de parcheo
para salir de la grave situación económica, no contribuyen a estimular
la creación de renta y riqueza de una economía que es incapaz de
alimentar a su población, que no consigue cumplir sus compromisos de
pago y deuda, y que ha vuelto a centralizar recursos en manos del Estado
una vez más, recortando los espacios que se habían abierto para la
escasa iniciativa privada.
El diagnóstico de CEPAL es muy claro. La economía cubana ha tenido
dificultades por tres "canales principales que se retroalimentaron".
En primer lugar, "el aumento de precios internacionales de los alimentos
y su traslado a la factura alimentaria de importación". La pregunta es,
¿qué ocurre con la agricultura cubana, otrora productiva y eficiente
antes del drama del castrismo, para que no pueda producir lo suficiente
para alimentar a la población, y además, exportar a otros países, a
precios competitivos?
La ineficiente producción estatal, el abandono de tierras, la escasa
capacidad de la iniciativa privada y el limitado impacto de las entregas
de tierras, actúan de forma negativa sobre la capacidad productiva de la
agricultura cubana, que seguirá siendo un freno al crecimiento si no se
liberaliza plenamente.
Raúl Castro ya sabe que entregar tierras no genera producción, que hace
falta otro tipo de medidas que permitan aumentar las dimensiones para
ganar en rendimientos a escala, facilitar los productos fitosanitarios y
las inversiones en la actividad agrícola, fomentar los canales de
distribución, autorizar la entrada de capital extranjero en la
agricultura y fomentar el desarrollo de la empresa privada con capacidad
para contratar trabajadores y obtener beneficios.
En segundo lugar, "la caída de las exportaciones, sobre todo de níquel,
que es el principal producto que vende Cuba en el exterior", y con su
efecto negativo sobre la relación real de intercambio. Más de uno se
habrá acordado de la dramática decisión de Fidel Castro en 2002 de dar
el cierre definitivo a la industria azucarera, enviando al desempleo a
miles de trabajadores y poniendo fin a un sector de notable impacto en
la historia productiva de Cuba.
Con los precios del azúcar en 2010 un 60% por encima de sus valores
medios en los mercados mundiales, las cosechas de la Isla habrían sido
un potente estímulo de ingresos del exterior. Pero ahora, ocho años
después, andan todavía eliminando ingenios y destruyendo más aún al
sector. No tienen remedio. Ni el paso de los huracanes ha causado tanto
daño a la capacidad productiva de la economía cubana como la decisión
personal de Castro de acabar con la industria del azúcar, y ahora se
observan las consecuencias.
Tercero, dice CEPAL que "las difíciles condiciones del financiamiento
externo a Cuba se endurecieron más y cayó el crédito de proveedores".
Normal. En asuntos económicos, quién no paga, entra a formar parte del
registro de morosos, y su capacidad para obtener financiación, es menor
o simplemente, desaparece.
Este es un ejemplo de lo alejados de la realidad que están los gestores
de la economía cubana. ¿Pero es que Raúl Castro cree que se puede seguir
funcionando, como lo hacía su hermano, sin pagar las deudas, reteniendo
pagos a las empresas y dificultando la devolución de beneficios a las
casas centrales de las empresas establecidas en Cuba?
Este es el origen real del bloqueo castrista, y no otro. Al final,
acaban comprando a Estados Unidos y pagando al contado, la versión del
"bloqueo". Otra cuestión es de dónde sacan el efectivo, y por eso que se
lo pregunten a Canadá, España o a Holanda, que forman parte de la cola
de deudores del castrismo.
Conclusión, mal, muy mal se presentan las cosas para la economía del
raulismo castrista. Enderezar el rumbo de la nave no va a ser fácil. Las
"reformas" no están dando los resultados previstos, porque no son las
más adecuadas, se quedan cortas y no tienen una visión estratégica.
El mundo ya no es negro o blanco, sino que admite tonalidades, pero
existe una certeza de que el modelo económico que funciona es uno, y no
otro. Si el régimen no se da prisa, el año que viene puede ser incluso
peor. Lo peor para un sistema político que tiene que cambiar y
transformarse.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29048
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