Un cubano es zar de las telenovelas venezolanas
By ARTURO ARIAS-POLO
aarias-polo@elnuevoherald.com
"Cuba es mi madre y Venezuela es mi nana'', afirmó el productor
Arquímides Rivero cuando define su relación con ambos países. "Adoro a
los dos por igual. Y sueño con el día en que se normalicen las cosas en
Cuba para que se hagan producciones que puedan competir a nivel
internacional''.
Conocido desde hace décadas como el "el zar de las telenovelas
venezolanas'', este pinareño de 80 años se mantiene tan fresco como en
su etapa de galán de los radiodramas habaneros y caraqueños gracias a
una fórmula simple: camina cinco millas temprano en la mañana y luego se
dirige a los estudios de Venevisión Productions, ubicados en Hialeah,
donde desde su despacho tapizado de fotos revisa libretos, discute con
los escritores y hace vaticinios sobre quiénes serán las estrellas del
futuro.
"La mujer nace con un temperamento natural para la actuación porque sabe
fingir. Lo mismo puede hacerle creer a un hombre que siente placer
sexual aunque no lo ame, que es capaz de ocultarle a sus hijos los
problemas del hogar. Por esa razón, una muchacha bonita con condiciones
para la actuación, si se trabaja bien, se puede transformar en una
estrella. Con los hombres es diferente'', dice, categórico. "Recuerdo
que cuando audicionábamos a las muchachas que venían de los concursos de
belleza en Venezuela, siempre encontrábamos alguna con posibilidades
para abrirse paso en la televisión. Sin embargo, en los certámenes
masculinos era más difícil descubrir un galán. Por eso los que hay duran
tanto''.
La lista de famosos que le deben "algo'' a Rivero incluye a Lupita
Ferrer, Carlos Mata, Sonya Smith, Marjorie De Sousa, Gaby Spanic, Jorge
Aravena, Marlene Favela y William Levy, entre muchas figuras.
"Para que un actor se convierta en estrella necesita tener un
temperamento especial. Pero eso no garantiza el éxito de la novela en
que participe'', subraya en alusión a la fórmula que le permite a una
historia romántica conquistar el favor de la teleaudiencia en latitudes
insospechadas. "Si el libreto es malo, la novela no funcionará aunque
tenga el mejor elenco del mundo''.
Rivero hace un paralelo entre los nudos dramáticos que reflejan las
telenovelas y el tablero de ajedrez, un espacio donde se realizan
múltiples jugadas con sólo 32 piezas. ''Se pueden hacer millones de
telenovelas moviendo las piezas que representan los conflictos humanos.
Basta con leer los clásicos para darse cuenta de que los problemas del
hombre siempre han sido los mismos'', explicó el productor, quien fue
clave en el triunfo de Cristal, Leonela, Rubí y Cara sucia; sin contar
Acorralada, Alma indomable, Valeria, Mi vida eres tú y Pecadora, los
últimos lanzamientos de Venevisión Productions, donde funge como
director ejecutivo de programación. Por eso nadie duda de su habilidad
para anticipar un éxito. "Ya verás lo que pasará cuando Sacrificio de
mujer salga al aire'', comentó al referirse al último trabajo de
Marjorie de Souza y Juan Alfonso Baptista realizado por su casa productora.
Cuando Rivero se estableció en Venezuela en 1954 ya tenía un camino
recorrido en las radionovelas cubanas al lado de figuras tan célebres
como Gina Cabrera y Celia Cruz.
"A finales de los años 40 me mudé a La Habana y enseguida me sumé al
cuadro dramático de R.H.C. Cadena Azul. Luego fui galán de Gina Cabrera
en C.M.Q. Radio y pertenecí al elenco de El suceso de día, un programa
donde Celia actuaba y cantaba coplas. También participé en las películas
Cuando las mujeres mandan (1950) y Bajo el cielo habanero (1951). Pero
antes de eso, en 1948, interpreté al médico de Don Rafael del Junco en
El derecho de nacer, sin imaginarme que a la vuelta de unos años haría
el personaje de Albertico Limonta en la versión venezolana. Otro
personaje que hice en Cuba fue el de [el líder del Partido Ortodoxo]
Eduardo Chibás, en su etapa juvenil, en una serie sobre su vida'', evocó
Rivero, que en Venezuela recibió infinidad de premios por sus actuaciones.
"Como en Cuba había tantos actores y se ganaba poco dinero, decidí
establecerme en Caracas, donde me contrataron en Radio Rumbo. Allí hice
el famoso detective Chan-Li Po y todos los personajes de las novelas que
compraba en Cuba'', dijo en alusión a Divorciadas, Leonardo Moncada, La
novela del aire y el resto de los títulos que habían hecho zafra en
R.H.C y C.M.Q., que él adquiría en sus contínuos viajes a la isla cuando
era gerente de programación de la emisora venezolana donde permaneció 30
años. "Llegó el momento en que trasmitíamos 34 novelas diarias'', agregó.
Entre sus memorias, Rivero destacó que en esa época dio trabajo a
decenas de actores cubanos que llegaban a Venezuela en busca de mejores
oportunidades.
Cuando se encontraba en la cúspide de su carrera como actor y productor
radial, el artista fue contratado en 1969 por Radio Caracas Televisión,
donde produjo decenas de telenovelas y figuró entre los responsables del
éxito de La usurpadora, Domenica Montero, La indomable y una lista
interminable de producciones que a la postre fueron rebautizadas por el
imperio Televisa. A partir de 1988 Rivero pasa a Venevisión.
"Los esquemas de las telenovelas se repiten porque en la vida siempre
ocurre lo mismo. La diferencia está en que los argumentos se han
modernizado. Y si algunos todavía subestiman el género, yo les recuerdo
que cuando Cristal arrasó en España, la telenovela fue tema de discusión
en universidades y muchos estudiantes hicieron sus tesis sobre su
impacto en el público," contó Rivero. "Nadie se explicaba cómo la
historia de La Cenicienta escrita por Delia Fiallo hubiera tenido tanto
éxito. Y es que la gente siempre toma partido por el personaje indefenso''.
Rivero está casado hace medio siglo y es padre de cinco hijos. De ellos,
la única que heredó su afición a las historias de amor fue su hija
Omaira, quien fue dialoguista de Gata salvaje, Pecadora y Amor comprado,
entre otros trabajos.
Aunque lleva viviendo en Miami siete años, el productor viaja cada vez
que puede a Caracas, la ciudad donde no sólo desarrolló una
impresionante trayectoria artística. ''Allá también me dediqué a criar
perros de raza que ganaron muchos concursos de belleza. Mi amor por los
animales viene de cuando, siendo muy joven, quise estudiar veterinaria y
no pude porque mi familia no tenía recursos para que fuera a la
universidad'', reveló, sin negar que el arte se impuso en la medida en
que se bebía los clásicos y escuchaba en la radio Las aventuras de Pepe
Cortés y los episodios de Manuel García, el rey de los campos de Cuba.
"Recuerdo que mi hermano y yo hacíamos micrófonos con latas de leche
condensada'', contó sonriente.
Desde entonces ha llovido muchísimo. Sin embargo, Arquímides Rivero
sigue tan soñador como en sus comienzos. Y en lo que se decide a
escribir un libro sobre el género al que ha dedicado su vida, no deja de
pensar en un proyecto que le apasiona. "Me gustaría hacer una telenovela
en Madrid con Penélope Cruz y Fernando Colunga. No descarto la
posibilidad de realizar ese sueño'', confesó el productor, quien se
muestra optimista ante el futuro de la televisión en español en Miami.
"Cada día llegan más actores de Latinoamérica y surgen nuevas
productoras. No dudo que en poco tiempo esta ciudad de convierta en el
Hollywood de los hispanos'', recalcó convencido.
http://www.miamiherald.com/2010/07/23/v-fullstory/1744639/un-cubano-es-zar-de-las-telenovelas.html
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