lunes, 26 de julio de 2010

De espaldas a la corrupción

De espaldas a la corrupción
Odelín Alfonso Torna (PD)

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Un hombre frente a la nevera
del mercado ubicado al costado del cine Payret, en el municipio Centro
Habana, observaba detenidamente los filetes de merluza. Tocó a la esposa
en el hombro y ambos quedaron atónitos por el precio del pescado. Ocho
pesos convertibles (cuc) el kilogramo, equivalente a 200 pesos en moneda
nacional. Era suficiente para no dejar el salario de 20 días en unos
cuantos filetes de pescado.

Afuera, un joven, detrás de la columna, pregonaba en voz baja que lo
tenía más barato (cinco cuc), pero que en lugar de merluza eran ruedas
de cherna. El matrimonio, receloso, lo miró de reojo y continuó como el
que no creía en la oferta clandestina.

Una y otra vez se repiten estas escenas en los mostradores refrigerados
de cárnicos y productos del mar que se venden en moneda convertible.
Bisté de palomilla 5.45 cuc el kilogramo o 2.70 cuc el kilogramo de
pollo congelado; son muestras de museo ante nuestros ojos. El implacable
mercado informal te persigue hasta la puerta del mercado, la tienda de
ropas, la ferretería o el taller de reparaciones. Te venden lo mismo que
hay dentro, dicen, pero más barato y de mejor calidad.

Cuando hablemos de corrupción en Cuba, hay que hacerlo en dos tiempos.
En una de las secuencias –la legal-, la que no cruza el cerco de los
controles y las auditorías, se opera o se roba mediante multas y estafas
que se burlan del consumidor. La otra corrupción, la que está dada por
esa mercancía que nunca se contabilizó, escapa de los almacenes o nunca
llegan a éstos.

El licenciado Esteban Miguel Morales, en su comentario El misterio de
la santísima trinidad: corrupción, burocratismo, contrarrevolución, sólo
deja entrever cómo la corruptela comunista, desde posiciones cómodas se
sustenta y sustenta al mercado informal. Dice que "los verdaderos
corruptos no son los que venden leche en polvo, ni siquiera los que
venden bienes duraderos a las mismas puertas de los supermercados, sino
los que desde su cargo en el gobierno y en el Estado, controlan y abren
los almacenes".

Existe otra corrupción que Esteban Morales no ve, o no quiere ver ¿Acaso
esa manía del gobierno de subir los precios de los productos de primera
necesidad sin consulta alguna, no es una manera de corromperse ellos
mismos y al mercado negro?

Es tarde para esterilizar la militancia comunista o buscar
confrontaciones con la corrupción y los nuevos contrarrevolucionarios,
que no es más que la supervivencia en todos los niveles económicos y
sociales. Es el gobierno y no el que "abre los almacenes", quien vende
productos y servicios dos, tres y hasta cuatro veces por encima de su
valor real.

Los portales de tiendas y supermercados están a plantilla llena. En sus
columnas se atrincheran quienes de verdad protegen a los corruptos de
arriba. Si no existiera el mercado informal el Estado no tuviera con
quien competir, y prácticamente tendría que regalar el atún enlatado o
los filetes de merluza.

Estamos ante un flagelo –la corrupción- del que mucho se ha escrito.
Quienes lo denuncian desde la periferia del poder, buscan escalar
posiciones o subsanar perretas de ocasión. No querer ver cómo el
gobierno multa a los de abajo, es estar de espaldas a la corrupción, a
la verdadera.

odelinalfonso@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/y2010/julio2010/26_C_1.html

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