23-07-2010.
Rafael León Rodríguez
Coordinador General del Proyecto Demócrata Cubano
(www.miscelaneasdecuba.net).- San Cristóbal de La Habana, 22 de julio de
2010.- Como es conocido y a pesar de que los pronósticos no eran
favorables a que las autoridades cubanas, bajo presión, amnistiaran a
prisioneros políticos pacíficos y de conciencia, este proceso liberador
comenzó y ya más de una decena de ellos se encuentra en España.
Esta semana, según informaciones a la prensa del canciller español
Miguel Ángel Moratinos, llegarán a Madrid otros ex reclusos con sus
familiares, los que sumados a los once que arribaron anteriormente
elevarían a alrededor de veinte el número de los allí refugiados. Las
noticias sobre estos asuntos para los nacionales del patio han estado,
como siempre, limitadas, aunque en esta oportunidad y gracias a que es
la Iglesia Católica en Cuba la mediadora, algunas informaciones se han
dado a conocer.
No pudo imaginar seguramente el prisionero político mártir Zapata
Tamayo, lo que desencadenaría con la huelga de hambre que le costó la
vida. Este luctuoso suceso, junto a las valientes y desafiantes marchas
de las Damas de Blanco y, como colofón, la inédita y conmovedora huelga
de hambre y sed de Guillermo "Coco" Fariñas por la liberación de los
presos políticos y de conciencia movilizaron, mediante la prensa
internacional, tanto a la opinión pública como a la oficial de todo el orbe.
Las coincidencias de estos acontecimientos con las gestiones españolas
para promover un cambio en la política europea para con las autoridades
cubanas, demoviendo la llamada Posición Común, unidas al interés de
estas autoridades por facilitar la apertura del turismo estadounidense a
las islas y con la campaña por la liberación de los cinco agentes
cubanos presos en cárceles norteamericanas ayudaron, en nuestra opinión,
a que se concretara este proceso para lo cual ha sido clave la
intercesión de los obispos católicos cubanos, en especial de Su
Eminencia el Cardenal Jaime Ortega Alamino.
Haciendo referencia a las coincidencias es interesante recordar que las
detenciones de marzo del 2003 del llamado Grupo de los 75 coincidieron
con el inicio de la guerra en Iraq. Este acontecimiento sirvió, de
alguna manera, como cortina de humo para desviar la atención de la
opinión pública internacional sobre lo que estaba sucediendo en Cuba.
Ahora las llamadas crisis de Irán y Corea parecen jugar un papel
semejante, pero en la dirección opuesta: la liberación de estos
prisioneros de conciencia.
Según fuentes gubernamentales españolas, el gobierno cubano está
dispuesto a liberar a todos los presos políticos pacíficos. Esto fue
ratificado por el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
Sr. Ricardo Alarcón de Quesada esta semana, quién añadió que los que
quisieran permanecer en Cuba podrían hacerlo.
El asunto ahora es bajo cuáles condiciones, puesto que no solo se trata
de no estar obligados a abandonar el país, lo que constituiría per se
una violación más de los derechos humanos de estos compatriotas pues la
liberación no debe estar condicionada por la deportación.
Se trata de la inserción de ellos en la sociedad cubana, con las
garantías de todos los derechos ciudadanos inherentes a personas que
trabajan pacíficamente por la pluralidad democrática. Por otro lado como
es conocido, la presencia de presos políticos en Cuba ha sido
consustancial al régimen cubano durante todo su periodo de gobierno.
Si no se dejan sin efecto las leyes que reprimen y coartan la libre
participación ciudadana en los asuntos públicos y se respetan los
derechos ciudadanos recogidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, más adelante otros Prisioneros Políticos continuarán
ocupando las cárceles —aunque no se quiera reconocer esa categoría de
presos— y la actual amnistía se convertirá solo en un relevo de víctimas
del poder autoritario. Los cambios imprescindibles hacia la pluralidad
democrática y el respeto de todos los derechos humanos para todos son el
camino para evitar este injusto círculo de oprobio.
Esperamos que el desarrollo de esta incipiente circunstancia liberadora
propicie nuevas visiones tanto desde Cuba como hacia Cuba, las que
coadyuven a impulsarnos hacia la modernidad, la justicia y el bien
común. Nuestra nación no debe continuar viviendo en el pasado y todos
los cubanos, estemos donde estemos, tenemos el deber de ayudar a
proyectarla hacia el futuro y la paz.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29051
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