martes, 10 de noviembre de 2009

Prisiones

Prisiones
Rafael Ferro Salas

PINAR DEL RÍO Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Un preso en Cuba es
primo hermano de un muerto. Uno ve las prisiones en las películas
norteamericanas y hace la comparación. La diferencia es abismal. En los
Estados Unidos un preso sigue siendo gente. Aquí en Cuba el preso es
hombre muerto, incluso cuando sale en libertad.

El gordo Arronte habla. Desde que está libre ha sido el único tema de
conversación. Hace un año que salió de la cárcel. Cumplió una sanción de
tres por una causa llamada "propaganda enemiga"; traducido al español
significa: colocar carteles contra el gobierno en las fachadas de casas
y edificios.

-Pero en la televisión hablan otra cosa de las cárceles aquí, gordo.
Dicen que hasta los artistas van a visitar a los presos y actúan para
ellos –le digo.

-Eso no se lo creen ni los mismos que lo dicen. Silvio Rodríguez y los
demás artistas que fueron a prisiones solo vieron presos escogidos de
antemano. Tipos que gozan de privilegios en la cárcel por simpatizar y
colaborar con las autoridades, presos que no lo son. Silvio Rodríguez y
su pandilla no contactaron con un solo preso político.

Hace un tiempo hicieron un programa especial de televisión sobre el
recorrido realizado por el trovador Silvio Rodríguez y otros artistas
por las prisiones cubanas. No se mencionó ningún contacto con los presos
políticos.

-Lo más triste en una cárcel de Cuba es enfermarse. Y si eres preso
político la tristeza es doble -dice Arronte.

-Pero, en las prisiones hay médicos ¿no?

-Compadre, hay que ver que usted se cree lo que le dicen. Un médico en
una cárcel cubana es el tipo que mejor vive. Para él los presos son
animales, los atiende sólo en casos extremos. Vi morir a hombres que se
hubieran curado con un cocimiento casero.

Uno se sacó una muela con un alambre, a sangre fría. El infeliz llevaba
dos noches gritando de dolor y no lo atendían. Después se dedicó a
extraer muelas dentro de la cárcel con su nuevo método. Desde que salí
no dejo de pensar en los que se quedaron. Políticos o comunes, es lo
mismo. Tuve ayuda en momentos difíciles, y me la ofrecieron distintos
presos. Si tengo que volver a la cárcel prefiero morirme.

El gordo Arronte vive ahora exiliado en los Estados Unidos. Gracias a
Dios no volvió a caer preso en el tiempo que estuvo aquí. De la cárcel
le quedarán por siempre sus memorias tristes y la diabetes; también el
recuerdo de los presos, sus amigos, políticos y comunes. Da igual ¿no?

Cuba: Prisiones (10 November 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/noviembre09/10_C_1.html

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