martes, 10 de noviembre de 2009

Libertad para añorar

Libertad para añorar
RAUL RIVERO
09.11.2009

NO HAY constitución democrática en el mundo que se atreva a regular la
nostalgia. El sufrimiento por no poder regresar a un lugar -a un tiempo-
querido es un derecho humano. Hay que entender a los ciudadanos del
antiguo bloque socialista que han recibido con tristeza el 20
aniversario del día en que el Muro de Berlín se fue a bolina.

Ellos son dueños de tener añoranzas por un gobierno de partido único.
Pueden soñar con los panfletos censurados que llamaban periódicos.
Tienen la libertad de extrañar la logia de compadres (sus familias, sus
criados, sus amantes) que vivían en la última planta del edificio y con
balcón a la calle. Los hombres que, desde esa altura, diseñaban el menú
de las casas privadas, decidían los libros que se podían leer y firmaban
las condenas para que los inconformes fueran a los calabozos o a la muerte.

En estos días se les ha visto desfilar disgustados a la sombra de las
viejas banderolas. O con otras recicladas, los colores más vivos y las
consignas que habían muerto de vejez y aburrimiento, con leves
correcciones. Azocados bajo las notas de los himnos que antaño los
tuvieron al galope.

Ésa es su elección. Aquel derrumbe les dio la facultad de elegir y de
hacer pública su opinión. De escribirlo o decirlo en los medios de
comunicación, sin el peligro de que unos policías los tiren de cabeza en
un auto y les den una golpiza, como le pasó hace unas horas en La Habana
a Yoani Sánchez, una muchacha bloguera a la que las pesadumbres y las
penas que la matan no tienen que ver con el pasado. Son melancolías del
porvenir.

Los hombres y mujeres que quieren regresar al pasado merecen atención,
respeto y espacios. Y lo merecen igual los activistas pacíficos que
llevan semanas acosados en una casa de la barriada habanera de Nuevo
Vedado, sin alimentos y lapidados sistemáticamente por grupos
paramilitares, una cantera de aspirantes a nostálgicos del socialismo real.

Debe de haber comprensión para las personas que reclaman la vuelta de un
estado policial. Y para los que viven bajo un estado policial como el de
la isla de Cuba. Para los demócratas presos y enfermos que quieren una
nación plural abierta a todas las ideas políticas.

Hay que escuchar a todos. A los grandes sectores de Venezuela,
Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Argentina. Allá se aspira a ser libres. No
quieren el socialismo del siglo XX y no los han podido encerrar detrás
de un muro como el de Berlín, pero les han hecho el nudo de Caracas, un
corral levantado a partir de un tejido artificial de petrodólares,
pólvora y populismo.

Libertad para añorar | Opinión | elmundo.es (09 November 2009)
http://www.elmundo.es/opinion/columnas/raul-rivero/2009/11/20403019.html

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