jueves, 20 de agosto de 2009

Nacionalismo, socialismo y `bolivarianismo'

Nacionalismo, socialismo y `bolivarianismo'
By EMILIO ICHIKAWA

El ciudadano de origen alemán Karl Marx, como miembro de la sección de
Bruselas, se comprometió con el comité de Londres en diciembre de 1847 a
redactar un documento que sirviera como programa a la entonces recién
fundada Liga de los Comunistas. Su colaborador Federico Engels, más
práctico, adelantó el título de catecismo, pero al final optaron por el
de manifiesto por cuestiones organizativas.

Al año siguiente entregaron el documento que contiene, de manera
cifrada, las claves del socialismo de nuestro tiempo. No hace mucho
Umberto Eco todavía alcanzaba a asombrarse al abrir el cuaderno: ``¿Por
qué comienza con una metáfora tan gótica?''

El manifiesto comunista es el legado del pensamiento alemán a un
proyecto práctico que Norteamérica ha terminado por liderar: la
internacionalización de la vida humana en sociedad. Que el programa
teórico de la globalización lleve el sello de la ``ideología alemana''
es una de las grandes paradojas de Occidente; una muestra más de que
Dios trabaja con sentido del humor.

El nacionalismo ha sido siempre uno de los contrapesos del globalismo
socialista. Lenin lo llamó incluso ``enemigo'' cuando vio a los
socialdemócratas alemanes correr al frente de guerra a destripar a
cuanto camarada extranjero no cediera ante el empuje del espíritu prusiano.

Lo que el presidente venezolano Hugo Chávez llama ``bolivarianismo'' o
``socialismo del siglo XXI'' es también, aunque a menor escala, un
proyecto internacionalista. Como correctamente se ha percatado, esa
aspiración tiene un enemigo poderoso en lógicas integradoras de mayor
alcance; por ejemplo, esa que él mismo llama ``imperialismo''
ateniéndose a una vieja tradición discursiva. Pero Chávez no parece
tomar con la misma seriedad otras energías de carácter centrípeto que
atentan contra el afán integrador ``bolivarianista'' como son el
nacionalismo y el regionalismo.

ace un par de años, tras sugerirse que Cuba tendría dos presidentes y
que incluso podía ceder su soberanía a cambio de un interés mayor, el
imprevisible nacionalismo cubano se activó y mostró su disgusto incluso
por encima de la lealtad socialista. El pasado lunes 10 de julio, en
Quito, el nacionalismo también se ensañó con el internacionalismo
socialista a través de la rechifla que algunos simpatizantes de Rafael
Correa le propinaron a Raúl Castro por extenderse demasiado en una
fiesta que no era la suya. Y lo mismo sucedió en Honduras: no es que
Zelaya sea socialista, es que el chavismo lo hacía lucir muy poco hondureño.

Lo curioso de este ciclo es el cruce de coordenadas. Al final de la
contienda, el ``bolivarianismo'' puede sortear más fácilmente un pacto
con la globalización mundial que la rebelión fragmentadora de los
nacionalismos de ``nuestra América''. Y así, por esas cosas que tiene la
historia, la burguesía se alza con los símbolos de la patria y la
izquierda en el poder se vuelve entreguista y reclama la intervención
extranjera.

EMILIO ICHIKAWA: Nacionalismo, socialismo y `bolivarianismo' - Opinión -
El Nuevo Herald (19 August 2009)
http://www.elnuevoherald.com/opinion/story/522073.html

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