domingo, 16 de agosto de 2009

La última batalla de la guerra fría reflexión y paralelo con la situación cubana

Publicado el domingo, 08.16.09
`La última batalla de la guerra fría' reflexión y paralelo con la
situación cubana
By MANUEL C. DIAZ
Especial/El Nuevo Herald

Mister Gorbachev, tear down this wall! Esta famosa frase, pronunciada
por el presidente Ronald Reagan el 12 de junio de 1987 frente a las
Puertas de Brandenburg en Berlín, se ha convertido en sinónimo del
principio del fin de la Unión Soviética. O de la guerra fría, que es lo
mismo. En realidad, todo comenzó un poco antes. Fue cuando Mijail
Gorbachov, entonces un joven técnico agropecuario --según lo cuenta
Carlos Alberto Montaner en su libro La última batalla de la guerra fría
(Editorial FAES, 2009)-- se entrevistó, durante un viaje a Canadá, con
el embajador soviético en ese país. Su nombre: Alexander Yaklovev.

Algunos años atrás, este prominente miembro del Partido --nombrado
embajador por Brezhnev para alejarlo de Moscú-- se había atrevido a
escribir que ``el comunismo soviético arrastraba un perverso componente
de la historia zarista que lo llevaba a ejercer la violencia
indiscriminada contra la sociedad, lo que, a su vez, impedía el
desarrollo de la URSS en todo su enorme potencial''. Es probable
entonces que fuese en aquella reunión en Canadá ``donde Gorbachov se
convenció de que el comunismo era reformable si se eliminaba ese
doloroso componente de violencia que impedía el libre examen de los
problemas''. Ambos hombres pensaron que si lograban poner en práctica
sus ideas, el comunismo sería un modelo social perfecto. Alcanzarían, al
fin, el paraíso del proletariado. Ya sabemos lo que ocurrió.

En La última batalla de la guerra fría --cómo y por qué se hundió el
comunismo-- Carlos Alberto Montaner no se limita a enumerar las causas
(incluidas la frase de Reagan y su Guerra de las Galaxias) de ese
``titánico'' naufragio, sino que reflexiona sobre sus consecuencias y
establece un paralelo --no podía dejar de hacerlo-- con la situación
cubana. Y lo hace con esa pedagógica manera con la que es capaz de
explicar los problemas más complicados en los términos más sencillos. La
perestroika y el glasnov, palabras que por su fonética eslava algunos no
podemos ni pronunciar correctamente, se convierten simplemente en
``reforma'' y ``transparencia''. Las complejas teorías de Karl Marx, que
para ser comprendidas casi es necesario haber escrito una tesis de grado
sobre Feuerbach, son explicadas con su acostumbrado humor político y en
el tono anecdótico de una conversación entre amigos.

El libro está estructurado en cuatro secciones. La primera de ellas, a
manera de prólogo y titulada Veinte años después, resume con sinóptica
brevedad los acontecimientos que antecedieron el derribo del Muro de
Berlín (aquella famosa conferencia de prensa en que se anunciaba
``errónea, o tal vez ambiguamente que el gobierno ponía fin a las
restricciones de viaje a los ciudadanos de Alemania Oriental'') y
prepara al lector para lo que viene a continuación. La segunda --quizás
la más importante-- titulada El totalitarismo y la naturaleza humana:
cómo y por qué fracasó el comunismo, analiza uno de los elementos menos
tomado en cuenta por los historiadores que han escrito sobre el tema:
que el comunismo es un sistema contrario a la naturaleza humana. Y lo
demuestra enumerando un decálogo de razones que van desde el
colectivismo y la represión del ego hasta la falta de libertad. Entre
una y otra, un intercalado rosario de causas adicionales: el altruismo
universal contra el altruismo selectivo; la desaparición de los
estímulos materiales como recompensa a los esfuerzos; la falsa
solidaridad colectiva y el debilitamiento del ``bien común''; la ruptura
de los lazos familiares; las instituciones estabularias; del ciudadano
indefenso al ciudadano parásito; el miedo como elemento de coacción y la
mentira como su consecuencia; y la desaparición de la tensión competitiva.

La tercera sección la componen cincuenta artículos periodísticos
``escritos al calor de aquellos sucesos que estremecieron al mundo'',
pero actualizados con nuevos comentarios a manera de coda. En su cuarta
y última sección, el libro concluye con un capítulo sobre Cuba, titulado
Cincuenta años de revolución cubana, en la que Montaner ``intenta'' (es
su modesta expresión) responder a las preguntas que todos nos hacemos:
``¿Cómo Fidel Castro y un puñado de seguidores fanáticos pudieron llevar
a los cubanos a una dictadura marxista-leninista?''. ¿Por qué el
comunismo cubano no desapareció tras el colapso de la URSS?''. ``¿Cómo
los hermanos Castro han logrado mantener el control pese al persistente
desastre económico que han provocado, y qué sucederá cuando ellos
desaparezcan de la escena?''.

La última batalla de la guerra fría --cómo y por qué se hundió el
comunismo, es un libro escrito, no sólo con lucidez, sino con
imparcialidad. Y es que Carlos Alberto Montaner ha procurado que hasta
los pasajes que lo tocan de cerca como exiliado cubano no amenacen su
integridad como ensayista. Y lo ha logrado. Es un libro impecable desde
un punto de vista académico. Lo que no ha logrado es ocultar su dolor de
siempre ante la inmensidad de la tragedia cubana. Ni su compromiso con
la libertad de Cuba. •

manuelcdiaz@comcast.net

`La última batalla de la guerra fría' reflexión y paralelo con la
situación cubana - Artes y Letras - El Nuevo Herald (16 August 2009)
http://www.elnuevoherald.com/galeria/artes/story/519502.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario