jueves, 20 de agosto de 2009

LA TEORÍA DEL BISTEC

LA TEORÍA DEL BISTEC
2009-08-20.
Sinué Escolarte, Periodista Independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- Se cuenta que en un apartado y hermoso
lugar, vivía una singular familia compuesta por un hombre de avanzada
edad y sus tres hijos, dos hembras y un varón. Un día en que el
cansancio llamó a la reflexión, papá, que durante años había trabajado
intensamente, se detuvo a pensar en lo poco que había disfrutado del
resultado de su batallar y con cierto pesar se dijo; "Se me ha escapado
la existencia sumido en el trabajo para garantizar el futuro y la
tranquilidad de mis crios y olvidé por completo que tengo necesidades,
derechos, gustos, ilusiones, sueños y satisfacciones.

¿De que sirve haber ahorrado una pequeña fortuna? se llevan bien, se
quieren, se cuidan, pero... ¿que ocurrirá cuando me toque partir, cuando
el cielo abra sus puertas para recibirme y deje lo que he podido reunir
a su decisión? ¿Le darán una utilización más productiva que la mía?
¿Sabrán aprovechar la oportunidad de recoger lo que no sembraron y
hacerlo crecer? ¿Seguirán amándose por sobre lo material?.

Con esas interrogantes, decidió reunirlos para formular algunas
preguntas que lo ayudaran a descifrar aquel enigma del que nunca se
había percatado, escogiendo al azar.

Hija, para nosotros la carne es imprescindible. Si te diera del resto de
los alimentos una cantidad sin limites, pero solo un bistec de cordero
para toda la vida, ¿de que forma lo devorarías suponiendo que partimos
tu existencia en tres etapas, joven, adulto y anciana?

La muchacha quedó sorprendida por aquella rara pregunta, pero se
recuperó para contestar.

Padre, la primera etapa, la adolescencia, es preciosa. Los colores se
ven con sus verdaderos matices, los olores se respiran profundo, no se
olvidan. El amor se disfruta entre sueños y bellas ilusiones con
diversas y mágicas sensaciones. El apetito es voraz, !Lo como entero en
la primera¡

La del medio, que se encontraba a su lado, sin dar tiempo replicó.
Y que dejas para la segunda en que siendo adulta has alcanzado
suficiente experiencia, con mayor seguridad en todo. ¿No es en este
tiempo, donde sin prisa, con profundas ideas y alta convicción, podrás
saborear mejor cualquier manjar? Tu apreciación me parece superficial.
Lo ingiero en esta.

El mayor que había permanecido callado, intervino. No pongo en dudas el
criterio de mis hermanas, pero no les parece un tanto egoísta, no han
analizado que en la tercera edad, en la que se encuentra usted padre
está próximo el final, muchas diversiones han pasado al olvido y otras
no resultan atractivas. Los gustos, de tanto usarlos se han reducido y
las ilusiones se han apagado. Es en este tiempo donde ingerir un sabroso
plato de carne de cordero, junto al placer de dormir la siesta se hace
de verdad complementario. ¿Sí o no?

El padre que observaba atentamente, sin hablar, sacó su primera conclusión.

"Mis hijos no están preparados para ponerse de acuerdo en la mejor
manera de distribuir su bistec. ¿Que pasará si lo pongo sobre la mesa y
me retiro, que harán cuando de la espalda? Pensé que coincidirían y
ahora veo que aunque fueron educados por la misma persona, en el mismo
lugar y sin aparentes diferencias, en cuanto a lo que deben recibir,
opinan con tirantez, ¿como será cuando tengan que dar?"

La primera, adelantándose, tratando de ser quien encontrara la solución,
comentó. Lo cortaré en tres trozos iguales padre y comeré uno en cada
etapa, a lo que la segunda, reflexiva nuevamente, refutó. No parece
práctico. Cada tiempo tiene sensaciones, intenciones y necesidades
diferentes y pudiera darse el caso que comas la porción correspondiente,
en el momento de menor provecho.

El tercero, asintió, pero con la inseguridad creciéndole en la duda,
utilizando frases entre cortadas, evidentemente confundido, dirigiéndose
al padre para buscar consenso, expresó.

¿Que debemos hacer? Diga usted.

En ese momento, papá saco la segunda conclusión.

"Si no se me hubiese ocurrido provocar este intercambio, habrían llegado
con mi edad al mismo destino, con poco disfrute, aturdidos, inseguros,
metidos en el trabajo, sin saber que hacer al final con lo que poseen ni
como repartirlo a sus descendencias sin privilegios. No tengo la
respuesta, nunca me preocupé por tratar que se entendieran de verdad,
que aprendieran a conocerse, situándose uno en el lugar del otro,
poniéndose de acuerdo con suficiente desinterés y transparencia.
Cualquier proposición les parecerá injusta teniendo en cuenta sus puntos
de vista. No les ofrecí la suficiente armonía social para comprender
cuanto deben dar y cuanto recibir".

Entonces, visiblemente consternado, respondió.

"Hijos, yo tampoco tengo la salida, deben perdonarme, pregunten a la vida".

La vida, que se había mantenido cerca analizando el desarrollo de
aquella atípica reunión, contestó; Disculpen a papá, que en su afán de
garantizarles el sustento y el techo, olvidó la importancia de orientar
y orientarse a si mismo, explicándoles las diferencias entre los
deberes, gustos, obligaciones, entre el agradecimiento y la reciprocidad.

El agradecimiento es un pago, la reciprocidad una devolución. El pago es
un gesto obligado, no incluye el sentimiento que hace surgir el afecto,
pudiendo aparecer el disgusto, la inconformidad. La devolución, es una
espontaneidad, surge en el interior como un compromiso por eso no se
equipara, hoy puede ser un concejo, mañana un castigo, siempre la
comprensión que encierra el deseo perenne de dar y unir.

Las etapas que les oferto tienen sus encantos. Son diferentes y en cada
una se presentan situaciones mejores y peores, claramente apreciadas, si
han vivido haciendo lo que se debe hasta un limite y, lo que se desea
sin exageraciones, conociendo el instante justo para aceptar la
gratificación, sin renunciar a lo espontáneo devolviendo con
reciprocidad a sus semejantes lo prometido, dejando el agradecimiento
obligado, para mi.

Si saben controlar el egoísmo, la mentira, la envidia, el orgullo, la
ira y el amor, el mejor método para dividir el bistec, está dentro de
las tres edades y en su momento elegirán con precisión como tomarlo.
Cada cual conocerá con exactitud, en la medida que sean capaces de
maniobrar su personalidad, carácter, su ética, sus experiencias y el
mejor conocimiento de si mismo, cuando y en que proporción compartirlo.
Eso se llama, justo comportamiento y muchos, dejándose llevar por la
ambición, sofocados por la ignorancia, la subvaloran, creando una deuda
que luego tendrán que pagarme.

Obrando correctamente, disfrutarán el producto de su esfuerzo y el
bistec que su padre les va a dejar, no importa del tamaño que este sea,
el provecho está en sus manos si están listos para hacerlo crecer.

Papá, después de escuchar a la vida, sacó su tercera conclusión:

"No estaré triste. La cantidad material que les daré será de la magnitud
de lo que merezcan, no a partes iguales, con lo que pareceré bueno sin
serlo. Mi entrega moral debió ser equitativa pero no lo fue. No se debe
carecer teniendo, ni malgastar careciendo. No hay que dar más de lo
necesario, ni recibir lo que no merecemos y siempre, hay que buscar un
espacio para dedicárselo a la vida".

LA TEORÍA DEL BISTEC - Misceláneas de Cuba (20 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22377

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