miércoles, 12 de agosto de 2009

La 'crisis de los balseros', otro capítulo del éxodo

Publicado el martes, 08.11.09
La 'crisis de los balseros', otro capítulo del éxodo
Por ISABEL SANCHEZ / AFP
CABAÑAS, Cuba

Quince años después de que unos 37,000 cubanos se lanzaron al mar en
precarias balsas, miles como ''Amigó'', que sobrevivió siete horas
aferrado a una boya, persisten en arriesgar sus vidas para ir a Estados
Unidos.

Sentado en el portal de su humilde casa en Cabañas, un pueblo pesquero a
55 kilómetros de La Habana, Alexander "Amigó'' recuerda que tenía 15
años cuando convenció a sus padres de no seguir ''el tropelaje'' de
botecitos que desafiaban las aguas infestadas de tiburones, en medio de
la peor crisis económica que sufrió Cuba tras la caída del bloque soviético.

Doce años después, el 23 de diciembre del 2006, tras atravesar nueve
kilómetros de manglar, se embarcó en la oscuridad de la noche con su
esposa Yunié, otros diez hombres y la esperanza de dejar atrás una vida
de carencias.

"Tenía 27 años y oía hablar mucho de aquello [Estados Unidos]. No tenía
trabajo y quería probar suerte'', explica mientras espanta los mosquitos.

A 10 kilómetros de la costa la pequeña barca zozobró. Sólo Yunié llevaba
salvavidas. "Quedé en calzoncillos. En el agua me pesaba todo. Vomité
mucho y me deshidraté. Creí que iba a morir, pero nos decíamos: ¡Vamos a
aguantar, caballero!'', narra compungido.

Se salvaron aferrados a unas boyas, pero sólo volvieron diez. Dos nunca
aparecieron. "Nos rescataron de mañana. Me acuerdo cada día del horror
de esa noche como si la viviera hoy'', dice ''Amigó'', como lo llaman en
su pueblo.

Ubicada cerca del puerto de Mariel, por donde salieron unos 125,000
cubanos en 1980, Cabañas fue uno de los principales puntos de salida en
la "crisis de los balseros'', que estalló tras la protesta del 5 de
agosto de 1994 en el Malecón de La Habana, la mayor desde 1959 cuando
triunfó la revolución.

El apacible Cabañas, rememora Antonia Falcón, se volvió "un hervidero''
luego de que Fidel Castro ordenó el 12 de agosto a los guardacostas
permitir las salidas ilegales, tras acusar a Washington de promoverlas.

"Era una locura, gente de aquí para allá buscando irse. Se vendía agua,
comida, sogas, brújulas. Era una 'danza de los millones': cambiaban
motos, carros y casas por una lancha'', dice esta jubilada de 66 años.

Barriles, neumáticos de tractor, redes, láminas de poliuretano, todo
cuanto sirviera para cruzar los 150 kilómetros que separan a la isla de
Estados Unidos. "Algunos botes eran como cascaritas de nuez'', describe
la mujer.

Su esposo Pedro, de 70 años, se queja de "que esos aventureros se
olvidaron de lo que la revolución les dio, muchos llegaron al otro lado,
pero muchos están en el fondo del mar''.

Tras permanecer en la base naval de Guantánamo, donde Washington confinó
a miles de balseros, muchos fueron llevados a Estados Unidos y otros
devueltos a Cuba.

"Si pudiera virar el tiempo no me tiro al mar. Estaba en la cárcel, hui,
llegué a Cabañas, subí a la lanchita de remos y me lancé. Pero el mal
clima no me dejó navegar y los americanos me interceptaron'', cuenta uno
que estuvo ocho meses en Guantánamo.

De allí escapó atravesando el campo minado que separa a la base del
territorio de jurisdicción cubana. "Como no pude llegar, entonces quería
regresar. ¿Cruzar las minas? No se piensa, se hace. ¡Al que tocó le
tocó, hay que echar pa'lante!'', dice impávido el hombre, de 42 años.

Para resolver la crisis, Washington y La Habana firmaron en septiembre
de 1994 un acuerdo para ordenar la migración, según el cual Estados
Unidos entrega 20,000 visas al año.

Pero el éxodo sigue y unos 21,000 cubanos fueron interceptados desde
1995. Cuba acusa a Estados Unidos de animarlo al dar residencia a los
cubanos que tocan su territorio. Washington dice que emigran buscando
mejor vida y libertad.

"El Moro'' trató de irse en el 2006, el 2007 y el 2008. "Quiero irme a
Miami a trabajar. Aquí el salario es de $15, $20 [al mes] y todo
carísimo. Me siento preso y deseo una vida normal. Hay que huir. Con
Fidel o Raúl Castro nada va a cambiar'', expresa este habanero de 33 años.

Desde febrero construye una balsa para hacer el intento una cuarta vez.
"Amigó'' dice que trabaja tranquilo de cantinero. "No me fui por
política. Pero me queda la duda de si en verdad mi vida hubiera
cambiado. No sé, tal vez volvería...", se detiene pensativo.

La 'crisis de los balseros', otro capítulo del éxodo - Cuba - El Nuevo
Herald (11 August 2009)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/cuba/story/517182.html

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