lunes, 10 de agosto de 2009

El suplicio de Sísifo

Política
El suplicio de Sísifo

La cancelación indefinida del congreso del Partido Comunista evade
nuevamente el tan esperado debate.

Luis Felipe Rojas, Holguín | 10/08/2009

Los mecanismos de control y atornillamiento del mando partidista no
fueron suficientes esta vez para persuadir, acarrear un par de consejos
y echar cuesta abajo con lo que sucediera. La cautela y el temor siguen
siendo las guías conductoras del partido único. Una vez más, la noticia
de la cancelación indefinida del congreso del PCC ha puesto a descansar
ese período de debate al que tanto le han huido en el Comité Central.

El periódico Granma, las escuelas de instrucción del Partido, los
comités creados en la base, las garitas de control en cada barrio o
centro de trabajo, con instructores y militantes a la cabeza, y los años
de propaganda desenfrenada para intentar detener el derrumbe que
sobrevendrá, han sido los mejores testimonios del andamio en que se ha
convertido el socialismo tropical cubano.

Escuelas de hacer promesas

Constituidas como centros para el adoctrinamiento colectivo, las
escuelas del Partido, en cada provincia, con su regenta nacional en la
Ñico López de La Habana, se han encargado durante más de cuarenta años
de indicar cómo rebatir el argumento contra la catástrofe gubernamental,
qué decir y para qué decirlo.

Cuando la propaganda ideológica se desgastó despotricando del
"socialismo real", por llevar la vida a través de manuales de marxismo,
promovía por otra parte, mediante sus miles de alumnos ocasionales, las
más disímiles recetas pro comunistas.

En declaraciones a CUBAENCUENTRO.com, Pablo, quien pasó varios cursos
intensivos en la Escuela Provincial del PCC en Holguín, comenta que la
realidad del cubano casi nunca se correspondía con los sueños de hacer
el "hombre nuevo", ni defender una obra que no se veía a las claras.

"Ha sido casi imposible conciliar las orientaciones partidistas con lo
que deben hacer los trabajadores, los directivos del gobierno y lo que
recibe el pueblo. Yo nunca entendí mucho", señala.

Entre las herramientas para sostener los andamiajes del Partido, están
el bombardeo continuo contra el modelo capitalista, el adoctrinamiento
en un modo de vida frugal que nunca se ha visto practicar a los máximos
dirigentes en cualquier nivel del entramado social y la prohibición
expresa de todo contacto con el exterior, ya sea mediante literatura,
comunicación directa o por medio de familiares. Aunque esta última se
reblandeció en los noventa, fue la causa principal de la expulsión de
Pablo del PCC.

"En medio de una movilización militar, se me ocurrió sentarme, a la
vista pública, en una fiesta de familia, con mi hermano que había venido
de Estados Unidos. Eso bastó para echar por tierra casi veinte años de
militancia y mi reputación de exigente y cumplidor en la fábrica en que
trabajaba. Fue el final feliz que me otorgaron", agrega.

El cuento de la buena pipa

Sin tener a mano la socorrida bola de cristal para adivinar el futuro,
por las propias palabras de Raúl Castro de hace pocos días se sabe de
qué van las discusiones en torno al retardado Congreso y qué le pedirán
una vez más al pueblo.

La prensa oficial ha experimentado de mil maneras cómo canalizar las
quejas contra la ineficacia estatalizada. Secciones fijas como un muro
de las lamentaciones al vacío, programas radiales para las discusiones
epidérmicas sobre la realidad social, la oreja en el barrio y el ojo en
el centro de trabajo como garantes de una verdad que por serlo no puede
ser dicha a voces, son los síntomas de todo lo que la masa partidista
puede contra sí misma.

Un vistazo a la sección "Cartas a la dirección", del diario Granma, deja
ver los términos conciencia, resultados, doble moral, despilfarro,
pobreza de espíritu. Lejos de ser un sitio dado al debate abierto y
limpio, se ha convertido en la cara de una sociedad ahogada por el
control excesivo. Cuando hace un tiempo se abrió este "espacio de
opinión", la suspicacia criolla jugueteó con la manera de firmar las
cartas: una letra inicial y un apellido, como nunca había sucedido en
estos casos, lo que levantó sospechas de misivas autoenviadas a la
redacción.

Como la sombra (entre más cerca, más lejos), las oportunidades para el
posible debate recibieron su golpe mortal cuando el gobierno engavetó
las opiniones vertidas en 2007, luego del discurso de Raúl Castro, y
recibieron el tiro de gracia con el descabezamiento de los supuestos
reformistas (Lage, Pérez Roque, Otto Rivero…) y la cancelación
definitiva del Congreso del PCC.

Los mandos de poder juegan al ratón y el gato, a ver quién se cansa
primero, advirtiendo que la manada mayor ya está pasando a peor vida.

Habrá que esperar por los últimos rugidos de la fiera herida. Será el
suplicio de Sísifo: mil veces para volver a llevar la piedra cuesta
arriba. Ya lo dice la consigna: "El Partido es inmortal", y parece que
no hay mucha prisa para estos funerales.

© cubaencuentro.com

El suplicio de Sísifo - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (10 August
2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/el-suplicio-de-sisifo-200050

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