martes, 4 de agosto de 2009

Crímenes sin castigo

Sociedad
Crímenes sin castigo

El gobierno dice haber solucionado los casos de los sacerdotes
asesinados, pero la impunidad campea por su respeto en la Isla.

Alberto Méndez Castelló, Las Tunas | 04/08/2009

Un hombre murió degollado dentro de un cañaveral en la otrora granja
Coloma No. 4, municipio de Puerto Padre, allá por la segunda mitad de la
década del sesenta. Otro, apareció muerto en el patio de una escuela en
la finca Macagua No. 10, próxima a la carretera central, entre Guáimaro
y Las Tunas.

Un tercero, al que abrieron el cráneo con un hacha, fue encontrado
incinerado entre los rescoldos de su bohío, en una zona apartada del
municipio de Jobabo (Las Tunas). Y un cuarto, oficialmente registrado
como asesinato, apareció en un potrero con la cabeza rota, falleció poco
después en el hospital provincial de Camagüey. Sospechosamente, la casa
del occiso también fue consumida por las llamas. Todas esas muertes
ocurrieron antes de 1990 y todavía hoy están sin esclarecer.

Al final de la década de los ochenta, la cifra de asesinatos impunes en
Cuba se encontraba a la vista del entonces ministro del Interior, José
Abrahantes. El también finado general elevó el perfil investigativo de
esos casos, al disponer que los planes de trabajo sobre esos crímenes
sólo debían ser aprobados por el general de división Pascual Martínez
Gil, a la sazón viceministro primero del Interior.

No pocos de esos asesinatos, ocurridos casi 20 años atrás, debían
investigarse aceleradamente, o nunca los criminales llegarían a sentarse
en el banquillo de los acusados, dada su prescripción legal.

Pero la defenestración ocurrida en el Ministerio del Interior, a raíz de
los sucesos de la Causa 1 del 89, que no sólo acabó con la dirección
nacional de esa institución, sino también con los mandos de las catorce
provincias del país, contribuiría con la fecha roja: hoy no se investiga
un asesinato del mismo modo en que se hace contrainteligencia militar o
se persigue a los opositores políticos.

Sólo por 'Radio Bemba'

Hoy se habla mucho de los dos curas españoles asesinados en La Habana,
pero nada del joven al que le aplastaron la cabeza en un callejón de
Puerto Padre, el 18 de febrero de 2008, precisamente un año antes de que
mataran al padre Eduardo de la Fuente.

Tampoco se dice nada de la mujer que fue asesinada mientras dormía en su
casa del barrio La Morena, del mismo Puerto Padre, hará la friolera de
tres lustros. Cuántos crímenes como estos han ocurrido en la Isla y
permanecen impunes… Es poco probable que la Dirección Técnica de
Investigaciones (DTI) ofrezca el dato.

En La Habana, la criminalidad aumenta. Los medios de comunicación no
informan sobre este tipo de hechos, pero "Radio Bemba" hace lo suyo.

"Hay un número alto de crímenes pendientes de resolver. Lo primero es
que nadie informa nada. Hay poco conocimiento y eso también dificulta su
esclarecimiento", afirma Elizardo Sánchez Santacruz, presidente de la
Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN).

A unos cien metros de donde reside Sánchez, asesinaron a un hombre, a
puñaladas, dentro de su vivienda. Entraron a matarlo.

"Había huellas y restos, pero todavía no han cogido a nadie. Es un
ejemplo entre 500, pero es lo que suele pasar", añade.

Según el activista de derechos humanos, "el aparato represivo está
demasiado ocupado en ver cómo piensa la gente y no atiende la seguridad
pública, que es muy precaria".

Unos sin recursos, otros sobre ruedas

"¿Qué hace a la población particularmente vulnerable y a los
delincuentes impenetrables?", preguntamos a un coronel que fuera jefe de
la Policía en La Habana.

"La población no es más vulnerable a la delincuencia que otras del
mundo. Incluso lo es menos que la de Nueva York, Cali o Madrid. Tampoco
puede hablarse de delincuentes impenetrables, porque científicamente
ningún ser humano lo es. Otra cosa son los métodos y los medios con que
cuenta un policía para identificar a un criminal", dijo el jefe de
policía, hoy en retiro.

Otro primer oficial que ocupara un importante cargo en la policía
nacional, afirma: "Siempre no tuve un automóvil nuevo, yo sé lo que es
investigar a pie".

Aunque en Cuba la policía política todo el tiempo va sobre ruedas, en
gran medida las investigaciones policiales "ordinarias" se realizan en
transporte público, valga decir, a pie.

"Si usted no conseguía esclarecer rápidamente un asesinato o un robo
grande durante las primeras horas (cuando se cuenta con el apoyo de la
guardia operativa y de los jefes que llegaban por curiosidad o para
echar una mano), ya tenía que prepararse para dormir con la pesadilla de
ese muerto mientras estuviera en el cargo", recordó alguien que, antes
de desempeñarse en el DTI, fue carcelero del comandante Huber Matos en
la Isla de Pinos.

Matos lo recuerda en sus memorias como el gendarme que se hacía ver "bueno".

"Si usted no conseguía esclarecer el crimen en las primeras
investigaciones, después tenía que arreglárselas con sus medios, y sus
medios eran los pies", apunta.

Desde el otrora departamento técnico al actual DTI, han transcurrido
décadas; pero el panorama de la policía nacional que se dedica a
esclarecer delitos, no ha mejorado. Cientos de investigadores no cuentan
ni con un caballo malo para ofrecer su oficio, y sus carencias
repercuten en la ciudadanía.

"Me alegra que agarren a los asesinos de los curas españoles, pero eso
no mejora la idea que yo tengo de la policía", dijo a CUBAENCUENTRO.com
Alberto Reyes, un campesino al que hace cuatro años le robaron su
sistema de regadío, 44 ruidosos tubos de aluminio de seis metros de
largo, que aún la policía no ha podido encontrar.

Otro tanto piensan miles de ciudadanos que han sido víctimas de
ladrones, a los que la policía nunca ha podido capturar.

De acuerdo con Elizardo Sánchez, "da miedo caminar por algunos barrios a
partir de cierta hora, aunque los asaltos se producen lo mismo de noche
que de día".

"Eso antes no pasaba", admite.

El Instituto Superior del Ministerio del Interior acaba de graduar poco
más de 2.000 oficiales, 800 en la zona occidental y 1.400 en la región
oriental del país. Muchos de ellos serán dedicados a perseguir
opositores políticos. Para reprimirlos, contarán con todos los medios;
pero, a los destinados a luchar contra la delincuencia, de poco le
valdrán los conocimientos teóricos si no ponen en sus manos los medios
para ejercitarlos.

Lástima que sean los ciudadanos quienes paguen las insuficiencias de la
policía. Todos los problemas se resuelven en la televisión, pero la
calle es otro mundo.

© cubaencuentro.com

Crímenes sin castigo - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (4 August 2009)
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