lunes, 15 de octubre de 2012

Mientras Ubieta pida botella

Mientras Ubieta pida botella
Lunes, 15 de Octubre de 2012 02:42
Escrito por Luis Cino Álvarez

Cuba actualidad, Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) En su libro "Cuba:
¿revolución o reforma?" (Editorial Abril, 2012) el periodista y
ensayista Enrique Ubieta Gómez aventura la curiosa tesis de que mientras
un cubano sea capaz de dar botella en su carro, habrá socialismo en Cuba.

A juzgar por la cantidad de boteros que solo entienden de billetes de
diez o veinte pesos, asaltadores de choferes, mujeres violadas en las
carreteras y conductores egoístas que no le paran ni a su madre, es como
para pensar que al socialismo le quedan solo minutos. O que el
socialismo subsistirá solo para choferes de carros estatales y mujeres
hermosas que dominen el arte de pedir botella.

Ubieta es un tipo afortunado. Y no lo digo porque esté en la proa de la
nave de guerra cultural del castrismo que le permite no solo embestir
contra sus adversarios ideológicos, sino también poseer un auto –aun en
estado deplorable, como afirma que está el suyo- y dar viajecitos al
exterior, donde confraterniza con intelectuales de izquierda y constata
lo absurdo e insostenible de las sociedades de consumo. Nada de eso. Me
refiero a sus muchos ángeles guardianes del socialismo, los que le dan
botella aunque se tengan que desviar decenas de kilómetros de su recorrido.

Refiere Ubieta que da botella en su carro y la pide cuando está roto. Y
hasta por gusto, porque entiende que es su deber ciudadano contribuir a
salvar el aventón. "Es solo una manifestación superficial de la
solidaridad ciudadana a la que aspiramos, pero que esa tradición se
mantenga en Cuba, pese al alto precio del combustible, es un buen
síntoma de salud", explica.

De acuerdo a esa forma de pensar tan solidaria, también habrá socialismo
en Cuba – del más miserable y mendicante- mientras el vecino venga a tu
puerta a implorar que le prestes una libra de arroz, un jarrito de
azúcar, una coladita de café o una cucharada de aceite, hasta que compre
los mandados del mes. Precisamente lo habrá -y de qué manera- si ese
mismo vecino se presta luego a chivatearte a ti o a tus hijos, que
jugaron desde niños con los suyos, asistieron a las mismas escuelas
donde juraban ser como el Che y se prestaban ropas para ir a las fiestas
los fines de semana.

En lo personal, aunque no pido botella, no tengo nada en contra de la
solidaridad ciudadana. Los que sí parecen tenerlo son los funcionarios
que viajan a bordo de sus raudos carros como si llevaran a Dios y
también a Carlos Marx y a Fidel Castro cogidos por las barbas. Ni hablar
de dar botella. Como vuelan por las avenidas, así mismo viven. Rodeados
de privilegios celestiales. Y a ellos no hay quien vaya a pedirles algo.
Primero que todo porque sus mansiones están rodeadas de altos muros o
rejas y protegidas por perros grandes y tan feroces como sus dueños.
Pero no sé cómo los catalogaría Ubieta, que divide a los cubanos en
revolucionarios y contrarrevolucionarios. Tal vez sus importantes cargos
o el carné rojo que llevan en el bolsillo exime a los mayimbes de dar
botella y de todo lo demás que se le exige al resto de los cubanos para
que haya socialismo en Cuba y Ubieta y su tropa de ángeles guardianes
puedan creer – ¿de verdad se lo creerán?- que ejercen el oficio de
samaritanos de la solidaridad.

Para Cuba actualidad: luicino2012@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/121-sociedad/5451-mientras-ubieta-pida-botella.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario