lunes, 8 de octubre de 2012

Guevara un fraude en evolución

Guevara un fraude en evolución
[08-10-2012]
Pedro Corzo

(www.miscelaneasdecuba.net).- El fraude generado en torno a la figura de
Ernesto Guevara continúa vigente a pesar de los 45 años transcurridos de
su muerte, porque junto a los intereses de los grupos políticos e
intelectuales que defienden un legado que no existe, han cohabitado a
través de los tiempos, un número importante de personas que requieren
de un símbolo para usarlo en ocasiones como lanza, para las agresiones,
y otras de escudo, en la que resguardan debilidades, contradicciones y
remordimientos.

El mito de Guevara ha evolucionado. En el presente un ignorante incapaz
de ofender al prójimo le compra a su hija una maleta escolar con el
rostro del verdugo de La Cabaña, otro usa camiseta o carga pancartas con
su esfinge para reclamar respeto al medio ambiente, porque ignora que
fue el "Che", como le dicen sus partidarios, quien dirigió el desmonte
de los bosque cubanos a fuerza del uso indiscriminado de explosivos, y
un tercero puede apoyar un proyecto político contrario a las ideas que
Guevara promovió hasta el día de su muerte, porque ignora que su ídolo
vivía el dilema de si admirar a Mao Tse Tung o a José Stalin.

El Guevara de los 60, el real, tiene muy poca relación con el
revolucionario vegetariano, tolerante y flexible que algunos pretenden
presentar. El "Che" era un hombre violento. Creía en la lucha armada,
defendía el tableteo de ametralladoras y aseguraba que el odio era una
eficiente arma para matar.

El Guevara que murió en Bolivia, que fue capturado vivo y que clamó por
el respeto de su vida, defendía la censura, estaba a favor de la
ejecución de sus enemigos, y fue capaz de responderle a Gamal Abdel
Nasser, el líder egipcio, cuando éste comentó que su revolución había
generado pocos exiliados, "Eso significa que en su revolución no ha
ocurrido gran cosa, yo mido la profundidad de una transformación social
por el número de gente afectada por ella y que piensa que no tienen
cabida en la nueva sociedad".

El Guevara real, el que planteó que había que llevar la guerra a todos
los rincones y escribió sobre la necesidad de conflictos como el de Viet
Nam, expresó en más de una ocasión "El camino pacífico está eliminado y
la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de
correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación,
aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas".

Ese Guevara, de quien tal vez un fervoroso creyente colgó un afiche en
su habitación, le escribió a su madre desde México "No soy Cristo ni un
filántropo, soy todo lo contrario de un Cristo. Lucho por las cosas en
las que creo con todas las armas de que dispongo y trato de dejar muerto
al otro para que no me claven en ninguna cruz o en ninguna otra cosa".

Como si esta misiva no fuera suficiente para mostrar su verdadera
naturaleza, escribió a su primera esposa, Hilda Gadea, desde la Sierra
Maestra, "Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de
sangre, escribo estas ardientes líneas inspiradas en Martí. Como un
soldado de verdad, al menos estoy sucio y harapiento, escribo esta carta
sobre un plato de hojalata, con un arma a mi lado y algo nuevo, un
cigarro en la boca".

Aquellos que impulsan una plena tolerancia y respeto a las tendencia
sexuales no deberían usar a Guevara como un ícono de esas demandas. El
"Che" era un hómofobo extremista. Fue pionero en perseguir a
homosexuales y lesbianas, desterrando a muchos en el otoño de 1960 a la
península de Guanahacabibes, posteriormente envió al mismo lugar, sin
que mediara tampoco un proceso judicial, a prostitutas y proxenetas.

Este individuo expresó en una ocasión "solamente enviamos a
Guanahacabibes aquellos casos dudosos de los que no estamos seguros que
deban ser encarcelados..., a la gente que no debería ir a la cárcel,
gente que ha cometido crímenes contra la moral revolucionaria, en mayor
o menor grado."

Ernesto Guevara no respetaba a los que no pensaban como él. Creó su
propia escala de valores en la que los derechos de los otros no tenían
cabida. Trató de imponer sus convicciones sangre y fuego, por eso es
incomprensible que instituciones, partidos políticos, intelectuales y
personalidades que sí conocen a Guevara, no se esfuercen porque sus
partidarios y afines rompan con el mito, o es que también les gusta la
fantasía de la boina que se llenó de sangre.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37335

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