jueves, 16 de agosto de 2012

Tumbas sin paz

Tumbas sin paz
Jueves, Agosto 16, 2012 | Por Camilo Ernesto Olivera Peidro

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Todavía están frescas en la
memoria el centenar y medio de detenciones extrajudiciales efectuadas en
Cuba antes y durante la visita del Papa Benedicto XVI, en marzo último.
En la mayoría de los casos, los opositores fueron literalmente
secuestrados y desaparecidos temporalmente, provocando el terror y la
angustia entre familiares y amigos.

El método empleado por la Seguridad del Estado consistió en raptar a
estas personas y ubicarlas en calabozos dentro de Estaciones de Policía,
alejadas de sus zonas de residencia.

Es alarmante la impunidad con la cual los represores actuaron contra las
leyes y el derecho internacional. No se sabe hasta qué punto esta ola de
detenciones pudiera sentar un nefasto precedente que conlleve a otros
actos de mayor gravedad, si las autoridades cubanas sintieran amenazada
la gobernabilidad del país.

Sin embargo, este fenómeno no es nuevo y mucho menos excepcional. Desde
los comienzos del castrismo, el asesinato y la anulación de la memoria
colectiva han sido aplicados como formas expeditas de desaparición.
Muchos yacen bajo el escarnio del silencio, sus nombres han sido
borrados al punto que hoy sólo existen en la memoria aterrada de sus
familiares.

Otros fueron fusilados por oficiales del ejército, en los juicios
sumarios realizados en la Sierra del Escambray, durante la guerra civil
de los años sesenta, en el pasado siglo. Sus cuerpos no han podido ser
rescatados por sus allegados, ya que éstos sufrieron el triste destino
de la deportación, a miles de kilómetros de distancia, exactamente a la
zona más occidental de Pinar del Rio.

Durante décadas, las autoridades cubanas han practicado el método de los
crímenes selectivos, empleando las más disimiles herramientas. Se
incluye entre ellas la presión psicológica, dentro y fuera de las
prisiones, y la muerte civil y profesional como mecanismos de coerción y
desestabilización emocional, conminando al suicidio.

En buena medida, muchos de los que hoy conforman los núcleos de
oposición a la dictadura castrista, son casi desconocidos para la
mayoría de sus compatriotas. Este es uno de los resultados de otra
modalidad de desaparición, la anulación mediante la insidia, la cual es
practicada con total impunidad por las autoridades.

En tal sentido, bien vale la pena acotar un ejemplo: Durante los días
posteriores a la muerte de Oswaldo Paya Sardiñas, quien esto escribe
pudo corroborar el desconocimiento que existía entre la población cubana
respecto a quien era realmente este opositor pacifico. Solamente gracias
al tremendo impacto internacional de la noticia y las turbias
circunstancias en que ocurrió el accidente, las autoridades cubanas se
vieron obligadas a ofrecer mayores detalles.

Igual suerte pueden correr otros opositores. La "STASI Tropical" pudiera
adoptar diversos métodos: envenenamiento gradual, supuesto asalto a
manos de un "delincuente", que incluiría el homicidio; implantación de
micro elementos con el uso de la nanotecnología para matar lenta o
instantáneamente…

El tristemente célebre Estrecho de la Florida ha sido y es la fosa común
de varias generaciones de cubanos. Todavía yacen en tumbas sin paz las
víctimas civiles del ametrallamiento, en 1980, de la embarcación
denominada "XX Aniversario", en la desembocadura del Rio Canímar,
Matanzas. A pocas millas de la entrada de la bahía de La Habana,
continúan desaparecidas las víctimas del criminal hundimiento, en 1994,
del remolcador "13 de Marzo".

Por otra parte, el tortuoso camino hacia Estados Unidos, a través de
Centroamérica, se ha convertido en la tumba anónima y sin paz de muchos
compatriotas. Varios han perdido su nombre desde que desertaron de las
tropas, durante las aventuras militares castristas en África. Otros han
buscado ex profeso la invisibilidad de su paradero.

La incertidumbre y el sufrimiento son la única compañía de los
familiares de un desaparecido en cualquiera de estas circunstancias.

En Cuba no existe ningún mecanismo institucional o registros oficiales
sobre personas desaparecidas, que puedan ser consultados por los
familiares o ciudadanos en general. El último intento, en ese sentido,
lo llevaron a cabo la Iglesia Católica y algunas iglesias protestantes
durante la denominada "crisis de los balseros", en agosto de 1994.

El rescate de nuestra memoria histórica es el mejor conjuro contra la
muerte del espíritu de la nación. Esta tarea no puede quedar solamente
en las manos o la iniciativa de grupos como la Asociación de Familiares
de Cubanos Desaparecidos, recientemente creada en La Habana, por
iniciativa de José Alberto Álvarez Bravo. Es necesaria la voz de todos.
Nuestro silencio es el más grande cómplice de los crímenes del
desgobierno que padecemos.

En un futuro democrático será imprescindible ofrecerle una ofrenda de
justicia a tantos y tantos desaparecidos, y un nombre en la memoria
colectiva a quienes yacen en las tumbas sin paz.

http://www.cubanet.org/articulos/tumbas-sin-paz/

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